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“No podemos hablar de envejecimiento cutáneo sin mencionar la oxidación, inflamación y glicación”, Andrea Combalia, dermatóloga

El estrés oxidativo, la inflamación crónica y la glicación son tres de los procesos que más intervienen en el envejecimiento de la piel. Tradicionalmente, siempre se han utilizado tratamientos médicos para atajar sus efectos, pero los productos cosméticos han demostrado ser grandes aliados preventivos

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Entrevista Andrea Combalia, dermatólogaYa no hablamos de tratamiento anti-aging, porque el pro-aging ha llegado a nuestras vidas. Entrevistamos a Andrea Combalia, médico especialista en Dermatología y Tricología en el Hospital Clínic de Barcelona, quien explica que “este nuevo concepto nos invita a acompañar el paso de los años de la mejor manera posible”.

En el contexto de la III Jornada de DermoCOFM -celebrada el pasado 14 de diciembre en la Plaza de Toros de las Ventas de Madrid por el Colegio de Farmacéuticos de Madrid (COFM)-, Combalia explicó en la ponencia “Tratamiento pro-aging en piel con tendencia a rosácea” que, cuando hablamos del paso del tiempo, debemos tener en cuenta tres aspectos importantes. “No podemos hablar de envejecimiento cutáneo, sin antes mencionar la oxidación, inflamación y glicación que sufre nuestra piel habitualmente”, señaló.

En vez de combatirlo, como se ha hecho tradicionalmente, la experta asegura que “debemos minimizar los efectos de los factores externos sobre nuestra piel e incorporar ingredientes activos en nuestras rutinas cosméticas”. A pesar de que siempre se ha asociado con los años y el paso del tiempo, “actualmente sabemos con mayor seguridad que los factores externos y nuestro estilo de vida influyen sobre el estado de nuestras células”, relata Combalia.

3 procesos principales que afectan nuestra piel

El envejecimiento cutáneo es el proceso continuo en el que progresivamente se producen cambios morfológicos y funcionales en la piel. Combalia señala que el estrés oxidativo, la inflamación y la glicación son tres de los principales procesos implicados en la depreciación de los tejidos.

La radiación solar, el estrés, la polución, el humo del tabaco o el descanso inadecuado son algunos de los efectos que favorecen el estrés oxidativo de la piel. La experta explica que cada vez existen más fórmulas que ayudan a revertir o mejorar el envejecimiento de la piel, “pero se necesitan más estudios científicos que lo demuestren”.

Otro mecanismo de envejecimiento prematuro es la inflamación crónica. Aunque antes no se le daba tanta importancia, lo cierto es que se ha descubierto que la inflamación sistemática también tiene efectos sobre nuestra piel “degradando las fibras de colágeno y elastina y de matriz extracelular, dañando la estructura de la epidermis, favoreciendo la aparición de arrugas y provocando envejecimiento”, concreta la experta.

Asimismo, recientemente ha nacido el término “inflammaging”, que hace referencia al “proceso inflamatorio crónico y silencioso mediado por citoquinas (proteínas cruciales para controlar el envejecimiento y actividad de las células del sistema inmunitario) y miRNA (pequeños ARNs que regulan la expresión de los genes diana) que contribuyen al envejecimiento de la piel y afecta en mayor medida a la piel sensible o con patologías como la rosácea”, concluye Combalia.

A pesar de que habitualmente se utilizan tratamientos médicos para bajar la inflamación cutánea, la experta recuerda que la dermocosmética también es un gran aliado para atajar este problema, sobre todo cuando la piel es rosácea, sensible o tiene alguna pequeña lesión.

Por su parte, la glicación “es un proceso que favorece el envejecimiento de la piel a través de la degradación tisular”, es decir, hablamos de una reacción espontánea de la glucosa sanguínea que da lugar a la formación de los conocidos como productos finales de glicación avanzada (AGEs) que promueven el envejecimiento de la piel, relata la médico.

Cómo tratar las pieles sensibles

Cuando hablamos de piel sensible, o intolerante, nos referimos a aquella con condición de hiperreactividad cutánea que predispone una tolerancia al contacto con varias sustancias cosméticas, irritantes y con susceptibilidad a factores ambientales, por lo que la piel resulta ser especialmente delicada a los efectos del daño oxidativo.

Cada vez existen más personas con la piel sensible. Combalia señala que esta cifra asciende al 50% de la población, aproximadamente, y el problema es que cuenta con un diagnóstico complejo, ya que en muchas ocasiones los síntomas que presentan son subjetivos. Por lo general, las señales que manifiestan los pacientes son tirantez, picor, enrojecimiento o escozor, entre otros.

Los cuadros sensibles, además, también pueden empeorar debido a agentes externos como el frío, el calor, el sol o el viento, por lo que es imprescindible que el cuidado de estas pieles se haga de manera habitual y con productos adecuados al tipo de piel. Algunos alimentos como el picante también pueden desencadenar reacciones cutáneas en el cutis y se aconseja hidratar frecuentemente la piel y utilizar protección solar durante todo el año, señala la experta.

Debido a la exageración con la que reacciona la piel, es importante recuperar el equilibrio cutáneo perdido, tratar las patologías asociadas y utilizar productos para minimizar la inflamación o evitar las situaciones que la provoquen. Para ello, se deben usar dermocosméticos con ingredientes activos y oxidativos como el retinol para favorecer dicha recuperación.

Algunos componentes como la vitamina C, los fotoprotectores, los despigmentantes, la niacinamida o los alfahidroxiácidos tampoco deberían faltar, ya que “son claves en las rutinas cosméticas y ayudan a proteger la piel del efecto de la radiación ultravioleta y la luz visible en el envejecimiento celular y la aparición de manchas”, asegura Combalia. La experta enumera 4 rutinas diarias esenciales para el cuidado de nuestra piel: higiene, hidratación, fotoprotección y uso de antioxidantes.

Por tanto, en el caso de las pieles sensibles “es fundamental restaurar la función barrera, minimizar la pérdida de agua transepidérmica y, de este modo, disminuir la sensación de sequedad y tirantez asociada a este tipo de epidermis. Asimismo, incorporar ingredientes calmantes y antiinflamatorios contribuirá a mejorar el estado de la piel”, concluye la médico.

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