La sensación de ansiedad o miedo a no poder dormir y el sedentarismo, muchas veces provocado por no haber descansado bien, incrementan directamente los síntomas del insomnio generando un círculo vicioso en el que la somnolencia invade el día y por la noche estamos despiertos
Sientes mucho cansancio, llevas todo el día pensando en el momento de meterte en la cama y cerrar los ojos. Pero cuando llega la hora, no puedes dormir. Un montón de pensamientos y preocupaciones que durante el día no se te habían pasado por la cabeza, no te dejan relajar. Por la mañana, cuando suena el despertador, sientes que no has descansado nada y que necesitarías 8 horas más de sueño. ¿Por qué nos sucede esto, cómo nos afecta a nuestro día a día y cómo podemos mejorarlo antes de llegar a la medicación?
Nuestro cerebro es capaz de ser realista y racional, pero también de magnificar las peores posibilidades. Según Anna Coderch, psicóloga y colaboradora de PiLeJe, el laboratorio francés especializado en microbiota, micronutrición y fitoterapia, “si hemos tenido un sueño reparador, podemos acceder a áreas cerebrales que nos conectan con la capacidad de encontrar soluciones a nuestros problemas o con la capacidad de aprendizaje. En cambio, cuando no existe este sueño reparador todo nos parece más complejo, más oscuro. Entonces es cuando aparecen los problemas que quedaron pendientes o las situaciones que nos preocupan”, explica.
Nuestro día es la fábrica de nuestra noche
Hay que tener en cuenta que, en el momento de ir a dormir, es importante estar ya en un estado de descanso. Según el Dr. Javier Albares, especialista en sueño y colaborador de PiLeJe, “a veces nos ponemos a dormir en un estado de hiperactividad cerebral que choca directamente con la necesidad de que nuestro cerebro se relaje y así poder dormirnos. Cuesta entender que, para dormir bien, hay que meterse en la cama descansado, y muchas veces no sirve solo con relajarse media hora antes, sino que es algo que hay que trabajar durante todo el día para encontrar el equilibrio”.
Igual que el día es la fábrica de nuestra noche, depende de cómo sea nuestro sueño afrontaremos el día de una forma u otra. Para que el sueño realice su función de reparar y prepararnos para el siguiente día, son importantes no solo las horas que durmamos si no el cómo lo hagamos y la continuidad de estas. Si el sueño es superficial, la sensación al día siguiente es la de fatiga y somnolencia, alterando seguramente nuestro estado de ánimo, provocando que seamos menos eficientes y que cometamos más errores. “Las personas que duermen 6 horas o menos tienen un 33% más de accidentes de tráfico que las que duermen 7 horas o más”, comenta el Dr. Albares.
En muchas ocasiones, las personas que padecen dificultades para conciliar el sueño o que tienen un sueño poco profundo o reparador, entran en una fase de “miedo al insomnio” que agrava aún más la situación. Este estado de ansiedad y miedo a no poderse dormir perjudica mucho la calidad de vida de las personas que lo sufren, ya que incrementa mucho los síntomas del insomnio.
“Tener un sueño no reparador afecta a nuestro estado diurno, provocando que estemos mucho más cansados y que afrontemos peor el día. Eso nos puede llevar, por ejemplo, a dejar de hacer ejercicio porque sentimos que no tenemos energía, y por lo tanto entramos en unas dinámicas de sedentarismo que también incrementan los síntomas de insomnio”, explica el Dr. Albares.
El sueño y el descanso son necesidades de subsistencia y, por lo tanto, es prioritario que les prestemos la atención que merecen e intentemos encontrar una solución para mantener una buena salud física y mental. “Mi recomendación para las personas que han entrado en ese círculo vicioso es ir a la cama sin pretender dormir”, explica la psicóloga Anna Coderch.
Simplemente, ve a la cama para notar el descanso físico, siguiendo el movimiento natural de la respiración, centrándote en la expansión natural de la inhalación y en la exhalación mientras se siente el cuerpo sostenido por la cama”.
El abordaje del insomnio desde la farmacia
Todos los profesionales farmacéuticos, desde sus diversos ámbitos de actuación y competencias, pueden contribuir al adecuado asesoramiento y asistencia sanitaria a los pacientes con trastornos del sueño.
Teniendo en cuenta que en muchas ocasiones los trastornos del sueño son tratados ambulatoriamente, y que en numeroso casos precisan de un tratamiento prolongado o crónico, el farmacéutico comunitario cobra especial interés, pues todos los medicamentos hipnóticos disponibles en España con indicación para el insomnio son de dispensación en farmacia comunitaria. Además, de las presentaciones autorizadas, muchas de ellas corresponden a medicamentos no sujetos a prescripción médica, o de dispensación libre por el farmacéutico, como pueden ser muchos medicamentos a base de plantas.
Al mismo tiempo, el farmacéutico, junto a su potencial divulgador, ejerce un papel fundamental a la hora de derivar al médico a personas con problemas relevantes de salud. La red de más de 22.000 farmacias constituye un recurso accesible y clave para suministrar una información rigurosa y veraz, visibilizar los trastornos del sueño en la sociedad, y ofrecer un servicio sanitario de máximas garantías y con la debida confidencialidad. Contribuye, también, a la detección precoz de un posible agravamiento del insomnio, a la promoción de un uso racional de los medicamentos hipnóticos, y a facilitar su disponibilidad, tal y como afirman desde el Consejo General de Colegios Farmacéuticos.