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Reconoce las diferencias entre gripe y resfriado

Con la llegada del frío llegan también las gripes y los resfriados, dos infecciones víricas con síntomas similares. Te contamos cómo diferenciar las infecciones, cómo prevenirlas y tratarlas en caso de contraerlas

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la gripe es una infección vírica aguda que puede dividirse en cuatro tipos: A, B, C y D. Los virus de gripe C causan infecciones leves y apenas se detectan. Por su parte, los virus de tipo D no causan actualmente enfermedades en los humanos, sino que lo hacen en el ganado.

Así, son las gripes A y B las dos a las que hay que prestar atención porque son las que causan las epidemias anuales. La primera de ellas es la gripe aviar, que ha causado algunas epidemias y pandemias con bastantes fallecidos, como la de 2009. En esa ocasión se estima que provocó hasta 284.400 muertes a nivel mundial. Además, recientemente se han notificado casos en otros grupos de mamíferos. Entre ellos, 28 gatos en Polonia en verano de 2023, que según las últimas informaciones no traspasaron la enfermedad a sus dueños.

Por su lado, la gripe B es la más común entre los humanos, que pueden pasarla de manera leve, grave o muy grave. Es estacional y aparece con la llegada del otoño y las bajas temperaturas. Después, entre abril y mayo, suele desaparecer.

Síntomas de la gripe y cómo diferenciarla de un resfriado

Señalan desde la OMS que la gripe comienza con una aparición repentina de fiebre, tos habitualmente seca, dolores musculares, dolor de cabeza, secreción nasal y malestar. Así, los síntomas son algo más severos que los del resfriado, que según Txell Avilés, responsable de canal Herbo de Herbalgem, son congestión nasal, nariz tapada, rinorrea (mucosidad líquida en la nariz), estornudos y dolor de garganta.

A menudo, la gripe y los resfriados causados por rinovirus o adenovirus se confunden. Según la OMS, la única forma de conocer con exactitud el virus que causa la enfermedad es obtener una muestra respiratoria y llevarla a analizar a un laboratorio. Pero a veces, apunta Txell Avilés, es suficiente con valorar los síntomas.

“Gripe y resfriado pueden tener síntomas comunes como la tos, el dolor de garganta o la mucosidad, pero será el conjunto de ellos lo que nos indique si se trata de una infección u otra”, indica Txell Avilés. “El resfriado común no suele presentar complicaciones y suele remitir en una semana, sin embargo, la gripe puede durar entre 7 y 15 días y es una enfermedad a la que hay que prestar más atención, sobre todo si el paciente pertenece a un grupo de riesgo”.

Así, hay que tener especial cuidado con las personas mayores, los niños menores de 5 años, las mujeres embarazadas y las personas inmunodeprimidas. Estos son los cuatro colectivos que presentan un mayor riesgo de desarrollar una enfermedad grave.

De hecho, según el Sistema de Vigilancia de la Gripe en España, en la temporada 2019/20 hubo 619.000 casos de gripe confirmados en Atención Primaria. Por otro lado, tuvieron que ingresar en los hospitales 27.700 personas diagnosticadas con este virus y alrededor de 1.800 terminaron en la UCI.

A nivel mundial, la OMS calcula que las epidemias anuales de gripe causan entre 3 y 5 millones de casos graves y de 290.000 a 650.000 muertes. No ocurre lo mismo con los resfriados, que cursan con sintomatología leve y desaparecen al cabo de unos pocos días.

Contagio y prevención

Tanto la gripe como el resfriado son altamente contagiosos y se transmiten con facilidad en espacios cerrados. Cuando una persona habla, tose o estornuda, puede emitir partículas infecciosas que quedan en suspensión en el aire. Dichas partículas pueden ser respiradas por personas que se encuentren a menos de un metro de distancia, momento en el que se produce la nueva infección.

Según la OMS es muy importante lavarse las manos por si se han tocado objetos contaminados. Pero más que eso, señalan que los enfermos deberían autoaislarse inmediatamente después de desarrollar los síntomas para no seguir propagando la enfermedad. En caso de que esto no sea posible, recuerdan que los infectados deben cubrirse la nariz y la boca cuando tosen o estornudan. De esta manera evitarán que las gotas infecciosas se dispersen por el ambiente y lleguen a otras personas. Por otro lado, el uso de mascarillas puede ayudar a evitar los indeseados contagios.

Desde Herbalgem explican que “también es importante ayudar a nuestro sistema inmunológico a estar preparado para evitar los contagios o que la infección sea fuerte y se prolongue en el tiempo”. Para ello, afirman, es ideal el propóleo, una mezcla similar a la resina obtenida por las abejas a partir de las yemas de diferentes árboles. Se puede encontrar en jarabes o gotas y es apto para reforzar las defensas de adultos y niños; sobre todo el propóleo enriquecido con otras sustancias, “como la equinácea, yemas y aceites esenciales”.

Además, existe otro modo de prevenir la gripe en sus formas más graves: la vacunación. Esta se repite cada año cuando llega el otoño y está recomendada para las personas de riesgo previamente mencionadas. También para el profesional sanitario, que al estar en contacto con los pacientes tienen más riesgo de contraer la infección.

Cómo se tratan la gripe y el resfriado

Tanto la gripe como el resfriado normalmente se curan solas con el paso de los días, tal y como señalan los expertos. Txell Avilés recuerda que “en ninguno de los dos casos se recomienda el uso de antibióticos, ya que no son útiles al tratarse de infecciones de origen vírico”. Lo que se necesita durante los procesos gripales es “aliviar los síntomas para ayudar a mejorar el estado general del paciente”.

Según sus palabras, “los productos más demandados en farmacia son aquellos que aliviarán la tos y el dolor de garganta”. Existen medicamentos para ello, pero también complementos alimenticios y otros productos naturales como “jarabes tradicionales a base de plantas y yemas frescas y ecológicas que ayudan a aliviar los síntomas, enfocándose en la tos”. Además, los sprays o caramelos hechos a base de propóleo son “ideales en casos de molestias de garganta, pues contribuyen a frenar el desarrollo de gérmenes y actúan como escudo natural contra las agresiones externas”, explica.

Sin embargo, se ha de tener en cuenta que todo esto es útil para las personas de bajo riesgo de complicaciones. Desde la OMS apuntan que las personas de riesgo deben tomar antivirales en los primeros días de infección, para tratar de evitar el desarrollo de problemas más graves como neumonías.