El presidente del COFB anima a los farmacéuticos a invertir en formación para ser mejores en el futuro, al tiempo que denuncia la “injusticia” que suponen los impagos a las farmacias catalanas. Hacer frente a la asfixia económica que suponen los impagos a las farmacias catalanas está marcando la última legislatura de Jordi de Dalmases al frente del Col.legi de Farmacèutics de Barcelona. “No veo luz al final del túnel”, afirma al tiempo que desea que “esto termine” pronto. Su obsesión sigue siendo mejorar la farmacia en Catañuña. ¿Su receta para conseguirlo? “Mucha formación, no dar pasos en falso, y tener una mejor coordinación con el resto de profesionales que están en Primaria”, explica convencido del potencial de las farmacias comunitarias.
Usted es un firme defensor de la formación como herramienta para mejorar el servicio de la farmacia comunitaria. ¿A qué se debe esta convicción?
La naturaleza de nuestra profesión no nos permite vivir de rentas. Tenemos que estar continuamente formándonos porque en nuestro campo, afortunadamente, las novedades son continuas. Por lo tanto, la formación continuada es insustituible y necesaria. Además, la Farmacia es una profesión que está avanzando y dando pasos adelante y tenemos que intentar que ninguno de estos pasos sea en vano.
El 11 de febrero se puso en marcha el Máster de Gestión del COFB. ¿Cuáles son los objetivos principales de la iniciativa?
Nuestra formación en Farmacia es científica y está muy centrada en lo que son las capacidades profesionales. Cuando tenemos que ejercer en el entorno de la farmacia comunitaria, o en un servicio farmacéutico hospitalario también, o en muchos ámbitos de nuestra profesión, andamos cojos en formación, nos falta saber cosas tan básicas y tan importantes como llevar una contabilidad, conocer lo que es un p2 o los temas relacionados con la Seguridad Social. En definitiva, todo ese mundo económico que va ligado a cualquier actividad profesional. Así, intentamos complementar nuestra formación con este Máster.
¿Tan importante es tener conocimientos de marketing para garantizar el buen rendimiento de la farmacia comunitaria?
La sostenibilidad de nuestras oficinas de farmacia está en el concepto de ser un espacio de salud. Es un establecimiento sanitario donde no solamente dispensamos fármacos, sino que damos consejos sobre salud. Por lo tanto, en todo este entorno relacionado con la salud, los conocimientos de marketing también son muy importantes.
Recientemente han ofrecido, a través de Ágora Sanitaria, formación para ayudar a reducir el abandono precoz de la lactancia materna a causa del dolor y la mastitis.
Agora Sanitaria es nuestra apuesta de futuro. Los Masters presenciales son importantes para nosotros, pero el mundo está cambiando, a los farmacéuticos cada vez les es más difícil asistir. Ése que comentas es un tema importante, pero sólo uno más de los muchísimos que tocamos a través de Ágora Sanitaria para complementar la formación.
Otro de los numerosos cursos que ofrecen está relacionado con el uso de fitoterapia para el estrés, el insomnio y la ansiedad… Y otros muchos, claro.
De hecho, intentamos abarcar la totalidad de aspectos relacionados con nuestra profesión que pueden requerir formación, y que son de interés para nuestros colegiados. De todas formas, lo que hacemos en Ágora, bien entendido, requiere tiempo y muchos recursos para hacer cursos atractivos a través del ordenador. Eso lo tenemos muy claro, muy presente. No pueden ser apuntes colgados en la página web y eso hace que vayamos avanzando a la velocidad que podemos. Nuestra oferta va creciendo, sin cesar, pero de manera lenta.
El mundo está cambiando a una velocidad de vértigo y la farmacia también. ¿Hacia dónde camina la farmacia comunitaria? ¿Qué futuro le depara a medio y largo plazo? ¿Cuáles van a ser los grandes retos del futuro?
Ésta es una profesión que está centrada en el medicamento, en el producto, y poco a poco vamos evolucionando para centrarnos en el paciente y en los efectos que estos medicamentos tienen en el paciente. Nuestro reto es no quedar fuera de grandes situaciones que vamos a vivir en el mundo sanitario, como la cronicidad que va a alcanzar la sanidad a nivel ambulatorio y donde la farmacia tiene que hacerse un sitio e intentar complementar toda su actividad en la dispensación con un compromiso con la salud del paciente, con un aportar soluciones a la querencia, repaso de botiquines, etcétera.
Por tanto, ¿qué diría que necesita la farmacia comunitaria para afrontar con éxito el futuro?
Lo que decía antes: mucha formación, no dar pasos en falso, y tener una mejor coordinación con el resto de profesionales que están en Primaria, lo cual es necesario y no lo tenemos, e ir demostrando paso a paso cuál es el valor de nuestra profesión y de nuestra capacidad de aportar a la sanidad. Pongo algunos ejemplos de algunas áreas en las que lo hemos conseguido. En Cataluña, en la participación del cribado del cáncer de colon, con un porcentaje de participación de público objetivo muy importante, superior al que se consigue en los centros de Atención Primaria. Eso muestra que la proximidad y accesibilidad del farmacéutico es muy importante para estos proyectos. Ésos son los pasos que debemos seguir dando.
No puedo dejar de preguntarle por los impagos a las farmacias catalanas de los últimos cinco años. ¿Qué valoración hace de la situación actual? ¿Se ve luz al final del túnel?
Yo no veo la luz al final del túnel. Veo buena voluntad para salir, pero no veo la luz. La situación ha variado exclusivamente porque nos hemos dotado de herramientas financieras para poder soportar esto con una mínima normalidad. Pero no vemos la luz al final del túnel. Para poder terminar con este tema, necesitamos que en un año se nos paguen cerca de 14 facturas en lugar de doce. Y eso, en estos momentos, lo veo difícil. Nosotros seguiremos luchando y seguiremos denunciando la situación en la que estamos. Y a partir de ahí, esperemos que la salida de la crisis permita que esto termine.
Ésta es una losa muy grande para los farmacéuticos catalanes. ¿Cuál es su sentir?
El sentir es de indignación y de no saber ya ni dónde estamos. Llega un momento en el que ya no sabemos qué facturas se nos deben y cuáles no. La situación es de injusticia. Esa es la sensación que tienen los farmacéuticos catalanes.
¿Con qué proyecto llegó a la presidencia del COFB y en qué punto del camino diría que se encuentra? ¿Está satisfecho de su aportación?
Mi proyecto tenía que ver con el crecimiento profesional en todos los ámbitos del ejercicio de la profesión, y sobre todo, en el mundo de la oficina de farmacia. Por el camino hemos podido conseguir ciertas metas, pero, sin duda, la crisis y la lucha por los impagos han condicionado muchísimo mi última legislatura. En todo caso, no nos hemos cansado de trabajar y esperemos que con el proyecto estrella que tenemos entre manos, el Programa de Crónicos en la Atención Farmacéutica, que es un programa piloto que realizamos junto con el CatSalut, podamos tener un éxito que creo que todo el equipo de la corporación farmacéutica en Cataluña se merece.
¿Querría añadir algo más?
Simplemente, me gustaría lanzar el mensaje de que, en los tiempos en que vivimos, nada es para siempre. Los farmacéuticos tenemos muchísimo que aportar y tenemos que demostrarlo. En eso estamos.
