La doctora Rosa Molina Ruiz es especialista en psiquiatría en el Hospital Universitario Clínico San Carlos de la Comunidad de Madrid y doctora en Neurociencias. Cuenta con una gran experiencia en el campo de la Psicogeriatría y la Neuropsiquiatría y también se dedica a la divulgación a través de su canal de Instagram, su podcast y en los medios de comunicación
Recientemente, la doctora Rosa Molina ha publicado un libro titulado Una mente con mucho cuerpo en el que cuenta cómo las experiencias, las emociones y los sentimientos se padecen antes que nada en el cuerpo y que el sufrimiento psíquico, en muchas ocasiones, sólo se libera a través del dolor físico produciendo distintas patologías mentales.
¿Qué es la depresión?
Seguro que casi todo el mundo ha utilizado alguna vez la expresión “estoy depre”, cuando, en realidad, se quiere decir “estoy triste o de bajón”. La tristeza es una emoción que aparece cuando nos disgustamos por algo en concreto (por ejemplo, una mala nota), es pasajera y va cambiando según la causa. Estar triste no te incapacita para realizar tus tareas diarias y la mejoría se da en compañía y con el paso de los días.
La depresión es un cuadro más complejo en cuyo desarrollo influyen diversos factores. Cursa, al menos, con una serie de 5 síntomas depresivos que se mantienen durante un mínimo de 2 semanas (“la mayor parte de los días, la mayor parte del tiempo”). El sujeto no puede mantener su ritmo de vida habitual, es decir, hay un impacto importante en su funcionalidad: puede aislarse, se abandona el autocuidado y, a veces, se pierde el trabajo. Generalmente, se requiere tratamiento psicoeducativo, psicoterapéutico, farmacológico y de hábitos de vida saludable.
¿Han aumentado los trastornos depresivos con la pandemia?
Efectivamente, la pandemia ha venido a incrementar los cuadros ansioso-depresivos en relación con situaciones socio-familiares y económicas diversas. Se nota un predominio de lo que conocemos como ‘trastornos adaptativos’ o aquellos donde hay una situación estresante que supera las capacidades adaptativas de la persona.
¿La depresión afecta por igual a hombres y mujeres o hay diferencias biológicas que determinan su incidencia?
Las mujeres sufren mucho más la depresión que los hombres, en proporción de 4 a 1. Las diferencias entre el hombre y la mujer van más allá de las simples diferenciaciones biológicas. Se han estudiado diversos factores que parecen influir en estas diferencias. Uno de ellos es que las mujeres son más propensas a pedir ayuda y a verbalizar su malestar, porque esto está bien aceptado socio-culturalmente. En los hombres, tradicionalmente manifestar malestar se ha asociado con la falta de virilidad y masculinidad que son las características que se perciben para conseguir el éxito, tener el control y no dejarse llevar por las emociones. Otro factor es el hormonal, ya que hay determinados periodos en el ciclo de la mujer que son intrínsecos a su género y suponen etapas de riesgo: depresión en el periodo de menopausia o depresión postparto. Son parte de los cuadros que generan este disbalance en las estadísticas. Por último, está el factor de la presión social y de los estresores vitales. Generalmente, la mujer ejerce más como cuidadora que como ‘receptora de cuidados’, asume una mayor carga de trabajo y de estrés sociofamiliar. Quiero destacar también, que en los hombres pueden aparecer depresiones encubiertas que se manifiesten a través de una mayor impulsividad y mayor consumo de tóxicos (equivalentes depresivos).
¿Se pueden curar definitivamente las depresiones? ¿Hay avances en torno a los tratamientos? ¿Cuáles son?
Los trastornos depresivos constituyen un grupo enormemente heterogéneo de cuadros clínicos, desde cuadros más leves, hasta cuadros severos con gran afectación funcional y riesgo vital. Su diagnóstico aún continúa planteando múltiples desafíos, tanto conceptuales como clínicos, y todavía es tratada de manera insuficiente. Para mí, sin duda, el gran avance es la concienciación de la población en torno a los trastornos mentales. Nunca antes se había hablado tanto de salud mental y esto está ayudando a desestigmatizar. El estigma ha supuesto y supone un factor muy limitante en la recuperación de nuestros pacientes. El impacto del estigma en la persona es tal, que la mejoría debida a su ausencia, podría ser considerada como equivalente al efecto de un antidepresivo. A nivel de fármacos, se acaba de comercializar el spravato (eskemtamina inhalada) que tiene un efecto más rápido del que teníamos hasta la fecha pero su dispensación es hospitalaria y sólo para casos de depresión resistente.
Y en cuanto a los trastornos de ansiedad… ¿Se ha avanzado también en su diagnóstico y tratamiento?
Hay diversos cuadros de ansiedad y el diagnóstico, a día de hoy, sigue siendo clínico, es decir, no hay un test que nos diga que una persona tenga ansiedad o no. Todo se sigue basando en una completa historia clínica del paciente. Sin duda, siempre hay que empezar por adquirir hábitos de vida saludable: el descanso, cuidar la dieta, minimizar las fuentes de estrés, hacer ejercicio físico y buscar apoyo social. Yo suelo decir que el ejercicio físico es el ansiolítico más efectivo a largo plazo y los abrazos son el ansiolítico más rápido, ya que ni siquiera tienen que pasar por la absorción del fármaco. En aquellos casos en los que hay que intervenir, se suele recomendar psicoterapia más psicofarmacología. Desde la psicofarmacología, el tratamiento a largo plazo de la ansiedad, se hace con fármacos que pertenecen al grupo de los antidepresivos (mal llamados así, ya que tienen muchas otras muchas funciones). Otros medicamentos, como las benzodiacepinas, las usamos de apoyo para momentos de crisis, por ejemplo, cuando se sufre una crisis de ansiedad o bien en periodos muy breves de tiempo.
¿Se da la comorbilidad entre ansiedad y depresión?
Es muy frecuente que estas patologías convivan, aproximadamente, en el 60-80% de los pacientes. Lo depresivo puede llevarte a la ansiedad y viceversa. Por ejemplo, experimentar ansiedad, verte limitado o no poder llevar una vida normalizada, tiene como consecuencia una ansiedad elevada que termina impactando en la esfera anímica y produciendo síntomas depresivos.
El estrés juega un papel clave en todos los problemas de salud mental y, en general, también en cualquier patología médica. Está muy presente y en los tiempos que corren, está más presente que nunca.
¿Considera que el papel del farmacéutico es relevante en el tratamiento de estos trastornos mentales?
Son clave en el proceso terapéutico. Los pacientes, además, confían mucho en sus farmacéuticos porque, con frecuencia, los perciben como los profesionales más cercanos y accesibles. Cumplen una importante labor psicoeducativa: de apoyo, de aclaración de dudas, de disminución del estigma, de recomendación de hábitos saludables…