En una entrevista con farmanatur, Rodrigo Moral Ortiz analiza los retos de la farmacia rural y destaca la importancia de la cercanía con los pacientes y de convertir la oficina de farmacia en un espacio activo de educación sanitaria.

Rodrigo Moral Ortiz asumió la presidencia del Colegio Oficial de Farmacéuticos (COF) de Burgos en mayo de 2024, momento hasta el que era vicepresidente del equipo de Miguel López de Abechuco. Desde entonces, su prioridad ha sido “la formación continuada, la atención de los pacientes y el seguimiento de la deontología profesional”.
En una entrevista con farmanatur, Rodrigo Moral habla sobre ello, analiza los retos de la farmacia burgalesa, con especial atención a la situación rural, la despoblación y la falta de relevo profesional, y nos muestra su visión sobre el presente y el futuro de la profesión.
P. Empecemos con una pregunta un poco personal: ¿Qué le motivó a asumir la presidencia del COF de Burgos y cuáles son sus prioridades?
R. Asumir proyectos y poder dirigirlos de primera mano, además de un tutelaje en la renovación de la junta de gobierno para hacer más participativo al Colegio.
Mi conocimiento de las diferentes modalidades de ejercicio profesional me ha dado siempre una idea de la profesión muy global, sin encasillarme en la oficina de farmacia. La asunción de proyectos nuevos y antiguos que no han podido fructificar me impulsan, junto a un equipo con ilusión y audaz, hacia lo que creo que es de lo que más carece la profesión farmacéutica: el reconocimiento profesional. La formación continuada, la atención de los pacientes y el seguimiento de la deontología profesional es nuestra prioridad.
Por otra parte, dentro de nuestra provincia, lo que más nos preocupa es la viabilidad de la salud rural. La despoblación y la falta de servicios en nuestros pueblos suponen un grave problema para mantener abiertas las oficinas de farmacia rurales. Cualquier ayuda o incentivo es, por tanto, muy valorado por nosotros. Los principales problemas derivados de la despoblación son la falta de servicios y, en nuestro caso, la falta de relevo profesional, que, junto con la escasez de profesionales, es nuestro principal problema en el entorno rural.
Otro problema que nos acucia es el deterioro de la asistencia sanitaria, que podría paliarse con otro modelo de asistencia sanitaria en el que se integren las oficinas de farmacia como agentes sanitarios cercanos y accesibles. Además, la educación sanitaria que ofrecemos para formar equipos multidisciplinares de manera activa puede mejorar de forma considerable la atención y la eficiencia de nuestro sistema sanitario.
¿Cómo describiría la situación actual de la farmacia rural en la provincia de Burgos?
En la provincia de Burgos tenemos 198 farmacias: 83 en Burgos, 14 en Miranda de Ebro, 12 en Aranda de Duero, 4 en Medina de Pomar, 3 en Briviesca y 82 en pueblos; de ellas, 22 están en poblaciones mayores de 1.000 habitantes. Pero 60 farmacias se encuentran en poblaciones de menos de 1.000 habitantes, 12 son VEC (Viabilidad Económica Comprometida) y existen además 32 botiquines.
La farmacia no es más que el reflejo de la sanidad de Castilla y León y, por ende, del momento demográfico al que está sujeta, condicionado por los movimientos poblacionales, que básicamente se desplazan con los servicios: del pueblecito al pueblo, del pueblo a la cabeza de comarca y de ahí a la capital, etc. En este entorno, el farmacéutico tiene menos pacientes que atender y, por lo tanto, si no hay un incentivo de cualquier tipo, como es natural, en la mayoría de los casos, en cuanto se jubilan, la permanencia de la oficina de farmacia rural tiende a desaparecer.
La Administración tiene que ponerse en marcha para ordenar lo que viene, y hay que organizar mejor la profesión para que el trabajo en el medio rural sea más atractivo. No se puede estar más de una década sin modificar una orden de botiquines ni sin flexibilizar los horarios o las guardias rurales, porque esto va en detrimento de la continuidad de la atención farmacéutica rural.
¿Cómo valora la colaboración de la Diputación y otras instituciones para garantizar la continuidad de las farmacias en municipios pequeños?
Es muy importante la colaboración de las instituciones y, en concreto, la Diputación lleva dos años favoreciendo la farmacia rural con ayudas directas. Lo más relevante es el reconocimiento profesional; saber que las instituciones te respaldan es importantísimo.
Aparte de la Diputación, la Junta reconoce a estos establecimientos como farmacias de viabilidad económica comprometida (VEC) y les concede unas ayudas anuales. Sería muy interesante que todos los ayuntamientos fueran también conocedores del problema. Es importante que el Estado articule un plan para atajar la despoblación y las desigualdades territoriales.
Junto a la Diputación se ha preparado la exposición ‘APOTECARIUS 300 años de Farmacia La Botica Ximeno en Peñaranda de Duero’, por el 300º aniversario de la farmacia más antigua de España en ejercicio ininterrumpido. ¿Qué avances le parecen más determinantes en estos tres siglos?
Creo que las vacunas han sido determinantes y lo seguirán siendo. El surgimiento de los antibióticos fue muy relevante, así como la profilaxis preoperatoria. Ahora se abre un campo muy esperanzador en los análogos de la GLP-1. En la exposición se relata desde la corteza del árbol de la quina, que investigó el burgalés Hipólito Ruiz en su expedición a Chile y Perú a finales del siglo XVIII para tratar la malaria, hasta la vacuna de la COVID, que se ha usado hace escasos años.
La exposición se trasladará a otros lugares e incluso podría tener sede permanente en Peñaranda de Duero para que llegue a muchas personas. ¿Qué valores o enseñanzas busca transmitir a los visitantes?
La exposición relata, en primera persona y utilizando como actores a los ocho farmacéuticos que ejercieron y ejercen actualmente en Peñaranda de Duero, sus vidas. Su relato nos explica cómo no solo se tuvieron que encargar de enfermedades y epidemias, sino también de crisis sanitarias como la del aceite de colza desnaturalizado, la gripe de 1918 o el COVID-19.
Estas historias reflejan el compromiso de la farmacia comunitaria con la salud pública. ¿Qué medidas considera urgentes para reforzar su papel en la atención primaria?
Es importante que la Administración quiera contar con los farmacéuticos, ya que siempre que nos solicitan colaboración, la damos. En estos tiempos en que la atención sanitaria se realiza con cita previa, las farmacias tienen las puertas abiertas a los pacientes, con más horas de atención que nunca. Son muchas las comunidades autónomas que están apostando por la farmacia para realizar cribados de cáncer de colon, cáncer de piel, cáncer de cérvix, VIH, etc.
¿Qué papel cree que debe desempeñar la oficina de farmacia en un sistema sanitario en transformación?
Creo que la oficina de farmacia tiene que ser un espacio de educación sanitaria y un centro de salud que tiene que apoyar, sin complejos, el ministerio para mejorar la calidad sanitaria.
¿Cómo se está abordando desde el Colegio la incorporación de nuevas áreas como la farmacogenética o la nutrigenómica?
El Colegio muestra una honda preocupación por la atención continuada a los colegiados y su actualización en las novedades terapéuticas que desarrollan los laboratorios. Con este fin, ya estamos programando conferencias e informaciones sobre estos temas.
Respecto a la dermofarmacia, ¿es una categoría clave dentro de las farmacias?
La dermofarmacia es una sección que se está abriendo camino cada vez más en todas las oficinas de farmacia, pero, aunque está íntimamente ligada a la farmacia y hay que seguir desarrollando la cosmetovigilancia, no hay que olvidar que es solo una sección.
¿Cómo se prepara a los colegiados para afrontar ámbitos como la digitalización o la medicina personalizada?
Los colegios llevamos años adelantándonos a los tiempos, introduciendo herramientas digitales. No olvidemos que la receta electrónica o, más recientemente, el libro de estupefacientes digital, son un ejemplo de ello.
Mirando hacia el futuro, ¿cómo imagina la farmacia burgalesa dentro de 25 o 50 años?
La farmacia burgalesa debe seguir siendo próxima, cercana y abierta a toda la población, ofreciendo más servicios sanitarios que permitan ahorrar recursos al sistema de salud, pero manteniendo una mayor conexión y compenetración con él.
Para terminar, ¿qué debe permanecer intacto en la farmacia, pese a todos los cambios y avances en la profesión?
Nuestra cercanía con los pacientes es algo que no podemos descuidar; es nuestra principal particularidad. No podemos olvidar nuestro origen como formuladores y expertos en medicamentos. La atención farmacéutica y todas sus ramas, como la adherencia a los tratamientos, el seguimiento farmacológico o la indicación farmacéutica, deben permanecer siempre en manos farmacéuticas.

