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La revista del canal farmacia

Tomás Muret, Vocal de Dermofarmacia del CGCOF: “Los farmacéuticos estamos centrados en un enfoque de cuidado integral de la piel”

El cuidado de la piel es una necesidad cada vez más presente en la vida de las personas, y la dermofarmacia juega un papel clave en este ámbito. Desde la farmacia comunitaria, el farmacéutico puede ofrecer un consejo experto, riguroso y cercano, adaptado a cada tipo de piel y necesidad. Tomás Muret Ramón, vocal nacional de Dermofarmacia del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, analiza en esta entrevista cómo está evolucionando esta área y cuál es el papel que debe asumir el profesional farmacéutico en su desarrollo.

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La dermofarmacia vive un momento clave en su evolución dentro del ámbito sanitario. Ya no se trata únicamente de ofrecer productos cosméticos, sino de contribuir de forma activa a la prevención, el cuidado y el abordaje de patologías cutáneas desde la farmacia comunitaria.

En este contexto, el papel del farmacéutico como agente de salud se refuerza, y su labor va mucho más allá del consejo puntual: se encamina hacia un servicio dermofarmacéutico integral, riguroso y personalizado. Tomás Muret Ramón es Vocal Nacional de Dermofarmacia del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos desde hace siete años. Es farmacéutico comunitario en Palma de Mallorca (Baleares) y heredó el negocio de su padre, así que se puede decir que lleva toda la vida en el sector. Es una persona cercana, con gran capacidad de comunicación, que combina su experiencia en el mostrador con una intensa actividad como vocal del Consejo.

Además, Tomás también destaca por su faceta divulgativa. Está muy presente en las redes sociales y se le puede ver en los videos del canal de dermofarmacia del Consejo, donde ofrece contenidos útiles, rigurosos y accesibles tanto para profesionales como para el público general. Su compromiso con la educación sanitaria y la promoción de la salud cutánea lo convierten en una voz autorizada y muy valorada dentro del sector.

Recientemente participó en el Congreso +Dermo y en esta entrevista nos resume las principales claves del presente y el futuro de la dermofarmacia que se pudieron constatar en el mismo: desde la creciente demanda de productos con base científica y sostenible hasta las nuevas tendencias como el “skinimalism” o el estudio del microbioma cutáneo. También repasa los retos de la profesión y las iniciativas que se están impulsando para reforzar la formación y posicionar al farmacéutico como experto de referencia en el cuidado de la piel.

¿Qué papel juega actualmente la dermofarmacia en el cuidado integral de la salud de la piel?

La dermofarmacia se ha consolidado como una herramienta esencial en el abordaje integral de la salud de la piel. Ya no se trata únicamente de mejorar el aspecto estético, sino de prevenir, identificar y apoyar el tratamiento de múltiples afecciones dermatológicas. Por su accesibilidad la farmacia comunitaria actúa como primer punto de consulta, lo que nos posiciona estratégicamente para detectar problemas cutáneos, derivar al especialista cuando corresponde y ofrecer consejos y productos con evidencia científica que mejoren la calidad de
vida del paciente.

¿Cómo ha evolucionado la demanda de productos dermofarmacéuticos en los últimos años? ¿Qué datos recientes reflejan su crecimiento o impacto en el sector?

En la última década hemos asistido a un crecimiento sostenido de la categoría dermo, tanto en volumen de ventas como en el interés de la población. El consumidor actual está mucho más informado, exige productos eficaces, con buena cosmeticidad y, cada vez más, sostenibles.

Según los datos del sector presentados por Stanpa, el canal farmacia crece anualmente por encima del ritmo del mercado. Aunque los productos cosméticos están disponibles en múltiples canales, la población sigue confiando en el consejo y la recomendación farmacéutica.

¿Cuáles son las principales afecciones cutáneas que los farmacéuticos atienden con mayor frecuencia en la oficina de farmacia?

Las más habituales son dermatitis —en especial atópica y de contacto—, acné, rosácea, xerosis y quemaduras solares. En muchos casos se trata de afecciones leves o moderadas que pueden abordarse eficazmente desde la farmacia con productos adecuados y un seguimiento dermofarmacéutico protocolizado. En otras situaciones, la población debe entender que la mejor actuación es la derivación al especialista.

¿Qué papel tienen los farmacéuticos en la educación y prevención de enfermedades cutáneas más habituales, como la dermatitis, el acné o la rosácea?

Un papel fundamental. La prevención empieza con una buena educación sanitaria, y es ahí donde el farmacéutico marca la diferencia. Nuestra cercanía y accesibilidad nos permiten resolver dudas, corregir hábitos inadecuados y fomentar el uso correcto de productos dermocosméticos. Contamos con protocolos de actuación farmacéutica que incluyen criterios de derivación, algoritmos, y recomendaciones específicas para cada patología. Esta intervención temprana mejora la adherencia a los tratamientos y reduce complicaciones.

En los últimos años, hemos visto un auge de términos como “microbioma”, “skinimalism” o “cosmética personalizada”. ¿Qué tendencias están marcando el presente y el futuro de la dermofarmacia?

La dermofarmacia avanza hacia una mayor personalización y sostenibilidad. El estudio del microbioma cutáneo está revolucionando nuestra forma de entender la salud de la piel, permitiendo desarrollar fórmulas que respetan y refuerzan su equilibrio natural. Las tendencias actuales apuntan a tratamientos personalizados, rutinas más sencillas (skinimalism), productos con evidencia científica y un fuerte compromiso con la sostenibilidad.

La farmacia comunitaria, a través del servicio dermofarmacéutico, es el canal adecuado para dar respuesta a estas demandas, personalizando rutinas, recomendando la mejor opción en función de cada tipo de piel y necesidad, y ofreciendo productos sostenibles y cuya eficacia está basada en estudios científicos.

¿Qué diferencia a un producto dermofarmacéutico de uno meramente cosmético? ¿Cómo pueden los ciudadanos identificar estas diferencias?

No existe una diferencia legal, ya que los llamados productos dermofarmacéuticos no dejan de ser cosméticos. Tradicionalmente se ha considerado dermofarmacéutico aquel producto que se distribuye en el canal farmacia y cuyas reivindicaciones están respaldadas por estudios de eficacia sobre el producto final. Pero lo más importante no es el producto en sí, sino el asesoramiento. Un buen cosmético puede dar malos resultados si no está bien indicado. Por eso es fundamental que la población se asesore con profesionales sanitarios expertos en la piel. Farmacéuticos y dermatólogos son los más adecuados para recomendar una rutina cosmética personalizada.

¿Está la dermofarmacia suficientemente valorada por el sistema sanitario y por la ciudadanía? ¿Qué falta para que se le reconozca su verdadero potencial?

Estamos en el camino, pero aún falta mucho por hacer. El sistema sanitario empieza a reconocer el valor del consejo farmacéutico en salud dermatológica, especialmente en prevención y seguimiento, aunque es necesario que esto se traduzca en políticas de colaboración más integradas. La ciudadanía, en cambio, desde la gran ayuda que brindaron las farmacias comunitarias durante la pandemia frente a las afecciones cutáneas, ya reconoce, agradece y reclama nuestra labor. Para alcanzar todo nuestro potencial, debemos pasar del consejo puntual al servicio dermofarmacéutico, que nos permite ayudar de forma integral en la prevención y el cuidado de la piel.

La piel es el órgano más grande del cuerpo. Desde la perspectiva del farmacéutico, ¿qué hábitos básicos recomendaría para mantenerla sana a lo largo del año?

Higiene adecuada, hidratación adaptada y fotoprotección diaria. Son los tres pilares fundamentales, y pueden lograrse con rutinas sencillas: no necesitamos doce productos ni adoptar rutinas complejas importadas de otros países. Se requieren cuidados personalizados, ajustados al tipo de piel, la actividad y el estilo de vida de cada persona. Por eso es clave contar con el asesoramiento de un profesional sanitario experto en el cuidado de la piel.

¿Hacia dónde evoluciona la Dermofarmacia?

Hacia una dermofarmacia más profesionalizada y más sostenible. Los farmacéuticos estamos centrados en un enfoque de cuidado integral de la piel, con protocolos claros, formación continua y colaboración activa con otros profesionales sanitarios. Estamos viendo avances muy relevantes en la formulación: activos con mayor efectividad y vehículos con mayor penetración y protección de los activos, lo que permite obtener mejores resultados. La innovación también pasa por la sostenibilidad, la personalización de rutinas y el respaldo científico de cada producto cosmético.

¿Qué iniciativas está impulsando el Consejo General para reforzar la formación de los farmacéuticos en dermofarmacia y acercar estos servicios especializados al paciente?

Desde la Vocalía Nacional de Dermofarmacia trabajamos intensamente en la formación continuada con cursos, webinars y jornadas, así como en la elaboración de protocolos de actuación farmacéutica que sirvan como guía práctica para los farmacéuticos. También hemos impulsado iniciativas divulgativas como los video-consejos del canal #TuFarmacéuticoInforma, que ya han superado los dos millones de visualizaciones, además de podcast o campañas como “Cuidados del Verano”. Nuestro objetivo es dotar al farmacéutico de herramientas útiles, actualizadas y prácticas que le permitan ejercer su labor con rigor, confianza y cercanía.