El SIBO puede provocar múltiples síntomas digestivos y extradigestivos muy molestos para la persona que los padece
Según la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) y la Asociación Española de Neurogastroenterología y Motilidad (ASENEM), hasta un 20% de personas sanas que no tienen ningún síntoma digestivo, pueden dar positivo en una prueba para SIBO. Un fenómeno que explica el hecho de que este síndrome digestivo sea aún tan difícil de diagnosticar.
Según explica el Dr Javier Santos, gastroenterólogo del Hospital Vall d’Hebron, Barcelona, y coordinador del grupo de investigación de enfermedades digestivas del VHIR y del CIBERehd y colaborador de PiLeJe, “el SIBO (Small Intestinal Bacterial Overgrowth), o sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado, es un síndrome cada vez más visible en el que hay un excesivo número de bacterias en el intestino delgado provocando múltiples síntomas: puede observarse hinchazón abdominal, gases (flatulencias y eructos), molestias y dolor abdominal, en asociación con diarrea o estreñimiento. También puede producirse otros síntomas digestivos y extradigestivos que pueden alterar la vida cotidiana de los pacientes, como la dispepsia y el reflujo, las deficiencias por malabsorción de nutrientes, fatiga, dolor de cabeza o nauseas”.
Sus causas son múltiples. Según el Dr Santos, “el SIBO clásico a menudo se considera secundario a otra patología digestiva más grave, como alteraciones del movimiento del intestino, cirugía gastrointestinal previa o enfermedades como la diabetes, el parkinson o la esclerosis sistémica; en cambio, hoy en día estamos viendo pacientes con molestias similares a las del SIBO clásico pero que pueden ser el resultado de cambios previos de la microbiota, como la disbiosis intestinal no tratada, que aparece en enfermedades comunes como el síndrome del intestino irritable (SII), la enfermedad de Crohn, la colitis ulcerosa o la pancreatitis crónica, etc”. Otras causas asociadas comunes con el origen del SIBO son el uso continuado de medicamentos como el omeprazol, opiáceos que reducen el tránsito intestinal y antibióticos, entre otros.
Diferenciar el SIBO del SII
Es muy habitual confundir los síntomas del SIBO con los del SII, ya que son muy similares y puede ser difícil hacer un diagnóstico correcto.
Aunque los dos síndromes son similares, en el caso de los pacientes con SIBO, se deben tomar algunas precauciones en cuanto al uso de probióticos. Tomar probióticos durante el tratamiento, aunque sería coherente y existe evidencia de su beneficio, no tiene el mismo efecto en todos los pacientes con este síndrome. Una vez finalizado el tratamiento, sería aconsejable volver al equilibrio de la microbiota con el aporte de cepas probióticas específicas para cada situación.
La importancia de la alimentación en el tratamiento del SIBO
La alimentación juega un papel crucial en el tratamiento del SIBO. Según Noemi Cuenca, nutricionista, profesora del Grado de Nutrición FCS Blanquerna y del Centro de Atención Primaria CAPi Baixa-a-Mar y colaboradora de PiLeJe, “adoptar una dieta específica puede ayudar a reducir los síntomas, promover el equilibrio bacteriano en el tracto digestivo y la recuperación de la barrera intestinal. Una dieta adaptada a la persona, según su alimentación previa, con la disminución de ciertos alimentos que alimentan el crecimiento bacteriano e incorporando opciones que favorezcan la salud intestinal, los pacientes pueden experimentar una mejora significativa en su calidad de vida y bienestar general”.
Según Noemi Cuenca, una de las dietas más utilizadas, aunque no la única, para tratar el SIBO es una dieta baja en FODMAPS, carbohidratos fermentables que pueden desencadenar síntomas digestivos en personas con sensibilidad intestinal. “Al limitar la ingesta de alimentos ricos en FODMAPs, como ciertas frutas, verduras, legumbres y lácteos, se reduce la fermentación bacteriana en el intestino delgado, lo que puede ayudar a aliviar los síntomas asociados con el SIBO, como hinchazón, dolor abdominal y alteraciones en la evacuación intestinal”, explica Cuenca. Esta dieta se recomienda seguir alrededor de 4-6 semanas, pautada por un Dietista-Nutricionista, y a continuación volver a incorporar los alimentos restringidos.
Desde PiLeJe recomendamos combinar esta estrategia dietética con otros enfoques terapéuticos para ofrecer una solución integral y efectiva para el manejo del SIBO, mejorando así la calidad de vida de los pacientes afectados. Además, también aconsejamos, con el objetivo de equilibrar el ecosistema intestinal y lograr resultados persistentes, no únicamente realizar cambios en la alimentación sino también acompañarlos con actividad física, una correcta gestión del estrés, el respeto de los ritmos circadianos y un sueño de calidad. El tratamiento también se puede complementar con algunos aceites esenciales, extractos de plantas como la melisa, y vitaminas como la B2 y B12.
Digebiane sBO: solución innovadora
PiLeje, laboratorio francés especializado en microbiota, micronutrición y fitoterapia, ha lanzado una nueva solución innovadora para el acompañamiento del SIBO. Se trata de Digebiane sBO, una solución con la que el laboratorio amplía su gama de productos destinados a acompañar las molestias digestivas.
Digebiane sBO es un complemento alimenticio elaborado a base de aceites esenciales de jengibre, alcaravea y romero quimiotipo verbenona, además de extractos de melisa y vitaminas B2 y B12. Concretamente la vitamina B2 contribuye al mantenimiento de las mucosas en condiciones normales, como es la mucosa digestiva.