La historia de Boiron es la historia de la homeopatía, el relato de dos hermanos (Jean y Henri) que lucharon contra los prejuicios del siglo pasado y crearon uno de los laboratorios más prestigiosos del mundo. Hoy su herencia la recogen y miman profesionales como Miguel Barelli.
Desde la selección de cepas hasta la elaboración del producto final, el proceso de fabricación de un medicamento homeopático es sin duda menos conocido que su vertiente comercial. Explíquenos brevemente en qué consiste dicho proceso…
El proceso de fabricación es, como en cualquier otro medicamento, muy riguroso de acuerdo con la normativa vigente. Comienza en plena naturaleza con la recogida de la materia prima con la que se fabricará el medicamento homeopático. Esta materia prima o cepa puede ser de origen vegetal, animal, mineral o químico. Una vez recogidas las cepas (generalmente vegetales y también algunas de origen animal), se llevan al laboratorio para elaborar la tintura madre. El siguiente paso es la fabricación de las diluciones homeopáticas, que consiste en un proceso de desconcentraciones sucesivas de la tintura seguidas de una agitación mecánica llamada “dinamización”.
En un artículo publicado en la Revista Médica de Homeopatía se afirma que la mayoría de los pacientes que acceden a la Homeopatía lo hacen a través de amigos, conocidos y familiares (53%). Sólo un 7% lo hace mediante recomendación directa del farmacéutico…
En efecto, el artículo afirma que cerca de 15 millones de personas han utilizado alguna vez medicamentos homeopáticos en España. Y la recomendación es fruto de la satisfacción que muestra la población cuando emplea la homeopatía: cada día más personas confían en ella basándose en su experiencia; prueba de ello es que ocho de cada diez usuarios se muestran satisfechos o muy satisfechos tras su uso, alcanzando el 99% de satisfacción en los pacientes que la toma de manera más regular. Parece evidente que hay una demanda creciente por parte de la sociedad de tratamientos más naturales, que presenten menos efectos secundarios.
Los medicamentos homeopáticos deben suplir la carencia de tratamientos convencionales para algunas afecciones. ¿Está de acuerdo con esta afirmación?
La homeopatía es una terapéutica que forma parte de la Medicina y que suma valor para los profesionales sanitarios y los pacientes. Medicina sólo hay una, y los medicamentos homeopáticos están a disposición de los profesionales para abordar las dolencias en aquellos casos que lo consideren oportuno. En este sentido, los medicamentos homeopáticos ofrecen una buena respuesta ante patologías donde todavía hay lagunas terapéuticas y donde los tratamientos convencionales no ofrecen un resultado óptimo.
¿El carácter natural de esta medicación es garantía suficiente para decir que los homeopáticos no tienen efectos adversos?
Que sean considerados naturales no implica que tengan menos reacciones adversas, aunque es lo que la población suele pensar. Decimos que los medicamentos homeopáticos son más seguros y mejor tolerados porque es lo que la experiencia refleja y lo que se desprende de los estudios realizados. La explicación más lógica radica en que éstos actúan acompañando o modulando las reacciones de reparación del organismo.
¿En qué situaciones conviene prescribir medicación homeopática de forma prioritaria antes de iniciar un tratamiento convencional complementario?
Ante cualquier tratamiento, un profesional debe tener en cuenta el balance entre riesgos y beneficios por un lado, y las preferencias del paciente por otro. Como los riesgos que conllevan los medicamentos homeopáticos son menores, sería aconsejable empezar por usar éstos siempre que existiera la posibilidad. Por ejemplo, cuando el paciente rechace el tratamiento convencional o no lo tolere, así como en enfermos crónicos con múltiples patologías asociadas, garantizando un abordaje holístico e integral del paciente.
¿Los medicamentos homeopáticos son igual de eficaces tanto para una sintomatología aguda como para patologías crónicas?
Son eficaces de manera diferente. En una patología aguda el objetivo es eliminar los síntomas lo más rápidamente posible, y en efecto se usan para tratar crisis de migraña, gastroenteritis o gripes. En patologías crónicas se persigue disminuir la medicación convencional que conlleve otros riesgos y espaciar las crisis limitando su intensidad. Con un tratamiento acertado, el efecto suele ser notable en semanas, aunque puede requerir meses conseguir los objetivos deseados y estabilizarlos.