En España, la alergia al polen es la enfermedad alérgica más frecuente, y afecta a ocho millones de personas. Según datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), este año la primavera será intensa en el sur de la Península y entre leve y moderada en el resto, si bien los habituales y molestos síntomas seguirán acompañando a los alérgicos durante varios meses, como forma de resistencia del cuerpo ante el contacto con el polen de las plantas, los árboles y el césped.
Y es que, como explica la doctora Aurora Garre, asesora médica de Laboratorios Cinfa, “la alergia es una reacción fisiológica desmesurada frente a sustancias que en la mayoría de las personas resultan inofensivas, pero que el organismo de los alérgicos considera un agente invasor. Para defenderse, el organismo libera sustancias como la histamina, que producen los síntomas propios de esta dolencia: estornudos, secreción nasal acuosa, picor de nariz, lagrimeo o enrojecimiento de los ojos”.
Además del polen, las plantas y árboles que más problemas alérgicos producen son las gramíneas, el olivo, el ciprés, la salsola, el plátano de sombra y la parietaria, y también pueden causar alergia los ácaros, el pelo y la caspa de los animales, algunos alimentos (la leche de vaca, el huevo, los mariscos, los frutos secos…), fármacos como la penicilina, el contacto con el níquel o el látex y el veneno de insectos como la abeja o la avispa, entre otras sustancias.
El número de alérgicos continúa aumentando
La prevalencia de las enfermedades alérgicas ha aumentado de una manera significativa en los últimos cuarenta años. “De hecho, la alergia ha pasado de ser considerada una enfermedad poco diagnosticada o rara en los años 20 a una patología muy común en la actualidad”, asegura la experta del laboratorio más presente en los hogares.” Además, se da la circunstancia de que, pese a que el polen abunda en las zonas rurales, es en las ciudades donde más se ha incrementado el número personas alérgicas, por la mezcla de pólenes y polución”.
La contaminación de las ciudades es uno de los principales elementos que ha provocado este aumento, y también influyen los antecedentes genéticos, ya que “un niño con padres alérgicos probablemente desarrolle algún tipo de sensibilización, aunque no tiene por qué ser al mismo alérgeno que afecta a sus progenitores. Sin embargo, también hay que saber que la persona que no nace alérgica puede llegar a hacerse alérgica en función de distintos factores”, aclara. Entre ellos, destacan la exposición continuada o repetida a determinados alérgenos, los alimentos procesados o cambios en la dieta, las infecciones durante los primeros años de vida, e incluso el estrés o el tabaquismo.
Aunque la alergia no tiene cura, los síntomas pueden controlarse con la ayuda de un tratamiento médico basado en antihistamínicos o corticoides tópicos, que debe ser pautado por un especialista. “No obstante, la primera medida, y más eficaz, es evitar el contacto con el alérgeno –recuerda la doctora Garre-. Los procesos crónicos propios de la alergia pueden llegar a mermar la calidad de vida de los pacientes, tanto a nivel físico como psíquico, por lo que quienes sufren esta dolencia deben acostumbrase a adoptar una serie de sencillos hábitos como llevar las gafas de sol o mantener las ventanillas del coche cerradas, sobre todo en primavera”.
Decálogo de consejos para luchar contra la alergia al polen:
1. Mejor, dentro de casa. En los días de mayor concentración de polen y, sobre todo, durante los días de fuerte viento, permanecer el máximo tiempo posible dentro de casa te ayudará a sobrellevar mejor la alergia.
2. Horario prohibido. Los intervalos entre las cinco y las diez de la mañana y las siete y diez de la noche son los que acumulan una mayor concentración de polen. Intenta reducir las actividades al aire libre durante esas horas y mantén las ventanas de casa cerradas.
3. En el coche, también con protección. Durante los desplazamientos en coche, mejor que las ventanillas estén cerradas.
4. Los filtros para el aire ayudan. Puedes colocar filtros antipolen en los aparatos de aire acondicionado, tanto en casa como en el coche, y recuerda cambiarlos con frecuencia.
5. Sal “con vista”. Cuando salgas a la calle, lleva gafas de sol para que el polen no entre en contacto con tus ojos.
6. La ropa, un imán para el polen. Los granos de polen pueden quedarse adheridos a las prendas, por lo que una buena medida es ducharte y cambiarte de ropa al llegar a casa. Así mismo, evita tender la ropa en el exterior.
7. No remuevas el polen. No realices actividades que puedan remover partículas de polen como cortar el césped o barrer la terraza. En caso de que padezcas alergia al polen de gramíneas, tampoco es recomendable que te tumbes sobre el césped.
8. Cuidado en el jardín. Si tienes jardín, evita cultivar plantas que polinicen por el aire.
9. No bajes la guardia durante la noche. Si vas a pasar la noche al aire libre, es recomendable que no duermas cerca de fuentes de pólenes alergénicos, como árboles o plantas.
10. Consulta a tu farmacéutico. Si tomas medicamentos específicos para las alergias como antihistamínicos, es importante ingerir siempre los recetados por el médico, de forma regular y en la dosis recomendada por el especialista. Estos medicamentos nunca deben mezclarse con alcohol. Si tienes cualquier duda, pregunta a tu farmacéutico.