El proyecto ‘Barcelona, ciudad cardioprotegida’, que tiene el objetivo de instalar desfibriladores en las oficinas de farmacia para usarlos en caso de episodios cardíacos sobrevenidos y que ya cuenta con un centenar de farmacias participantes en Barcelona (www.lafarmaciaelcor.cat), se ha extendido a otros puntos del territorio, con la incorporación al mismo de 6 farmacias de Reus (Tarragona), las 3 de Cervera (Lérida) y la de Balsareny (Barcelona).
El programa fue puesto en marcha por la Asociación Barcelona Salud, la Fundación Brugada y la Asociación de Farmacias de Barcelona, con el apoyo del Departamento de Salud de Cataluña, el Ayuntamiento de Barcelona, el Servicio de Emergencias Médicas, la colaboración del Colegio de Farmacéuticos de Barcelona y el patrocinio de Ferrer y AXA Seguros.
El Auditorio Municipal de Cervera ha acogido hoy el acto de presentación del proyecto en esta localidad, que ha contado con la presencia de Ramon Royes, alcalde de Cervera; el doctor Josep Brugada, presidente de Barcelona Salud; Josep Aiguabella, presidente del Colegio de Farmacéuticos de Lleida; Antonio Torres, presidente de la Federación de Asociaciones de Farmacias de Catalunya; e Inmaculada Manso, subdelegada del Gobierno en Lérida.
Por lo que respecta a la instalación de desfibriladores en las farmacias de Reus y de Balsareny, ha sido posible gracias a la distribuidora farmacéutica Alliance Healthcare, que ha sufragado la instalación y mantenimiento de los dispositivos. El propósito es extender la iniciativa al resto de Cataluña y, más allá, existe una voluntad por parte de los impulsores y administraciones de llevarla a otras ciudades de España. Para ello, cuenta con el apoyo del Ministerio de Sanidad.
La proximidad, accesibilidad y capilaridad del sistema farmacéutico son factores clave que justifican la ubicación de estos aparatos en las farmacias. Con el lema ‘la farmacia, el corazón del barrio’, el objetivo es evitar fallecimientos por muerte súbita, que puede afectar a cualquier persona de forma inesperada y que el año pasado provocó más de 3.000 defunciones en Cataluña.
La primera hora desde la aparición de los síntomas viene precedida por la pérdida brusca de conciencia. Se disponen de un máximo de 10 minutos para actuar e intentar salvar la vida de la persona, y de ahí la importancia de que el desfibrilador se encuentre tan accesible como sea posible. Este dispositivo sólo actúa en caso de fibrilación ventricular y puede ser utilizado por cualquier persona aunque no tenga los elementales conocimientos sanitarios.
La actuación ante un caso de muerte súbita debe comenzar con la confirmación de la pérdida de conciencia del sujeto. Seguidamente, hay que llamar al teléfono de emergencias médicas 112 (SEM), tras lo cual hay que aplicar el desfibrilador, siguiendo las instrucciones automáticas. Finalmente, se debe esperar a que venga la ambulancia.