Hay unas 300.000 aplicaciones de salud pero la mayoría no cumple estándares de seguridad o privacidad ni cuenta con la suficiente validez científica
La mayoría de las aplicaciones de salud suspenden en validez científica y seguridad, según una revisión de estudios realizada por la Asociación de Investigadores en eSalud (AIES) con motivo del II Hackathon Nacional de Salud, que se celebró el pasado viernes y sábado en la escuela universitaria ESNE.
Se trata del mayor maratón de programación de aplicaciones de salud en español y está organizado por AIES y la agencia de comunicación COM Salud en colaboración con ESNE, partner académico, y compañías como Boehringer Ingelheim, patrocinador principal.
Durante día y medio, profesionales sanitarios y pacientes desarrollaron soluciones de salud digital con la ayuda de programadores, diseñadores y expertos en ciberseguridad. El hackathon se inició con el simposio sobre salud digital Hackeando la Sanidad, que inauguró el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, el doctor Jesús Sánchez Martos, y en él participaron representantes de asociaciones de pacientes, sociedades científicas, la Administración, los colegios de profesionales sanitarios y técnicos, los directivos de la sanidad, la patronal farmacéutica, y de redes de investigación y emprendimiento en esalud.
En este simposio se presentó un análisis que revela que hay unas 300.000 aplicaciones de salud pero la mayoría no cumple estándares de seguridad o privacidad ni cuenta con la suficiente validez científica. “Las destinadas al ejercicio y la alimentación son las más descargadas pero también las que salen peor paradas en rigor científico”, explica Carlos Mateos, vicepresidente de AIES y coordinador del Hackathon de Salud. Así, un estudio publicado el pasado mes de enero en la revista Journal of Sport Sciences entre tres de las aplicaciones de ejercicio físico más populares, advertía que ninguna era capaz de contar los pasos con precisión. Otra investigación publicada en diciembre en Journal of Physical Activity and Health demostraba que este tipo de apps fallaban en todos los parámetros que decían medir: pasos, distancia, velocidad y gasto energético, y no hacían bien los ajustes de peso. Parecidos resultados se hallaron en un estudio con wearables publicado el pasado marzo. La mayoría no eran precisos en la medición del sueño, la duración del ejercicio y el gasto energético.
No mejora el rigor en adelgazamiento. Un informe australiano concluía que “las aplicaciones comerciales más populares para el control de peso son de calidad subóptima, dada la inadecuada cobertura científica e imprecisión de la información relacionada con el peso, y la relativa ausencia de técnicas de cambio de comportamiento”. Lo mismo sucede en embarazo. El 57% de embarazadas o madres recientes ha descargado una app de embarazo, según un estudio en el que ha participado la Universidad de Zaragoza. Sin embargo, otra investigación internacional con la Universidad de Murcia desvela que ninguna de las 33 apps de embarazo analizadas cumplía con criterios de calidad científica.
La seguridad es otro de los fallos frecuentes. El 90% de las aplicaciones de salud son vulnerables, según un análisis de la empresa Arxan realizado en 2016. A similar conclusión también llegaron investigadores de las universidades de Valladolid y Deusto en un trabajo publicado el pasado año, sobre todo al recopilar y tratar la información.