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SEFAC da las claves para disfrutar de unas vacaciones saludables

SEFAC recuerda que no debe faltar nunca un botiquín que contenga sólo los artículos para las necesidades previsibles, según el destino y necesidades individuales

SEFAC-vacacionesSaludablesEn materia de salud nunca conviene bajar la guardia, ni siquiera cuando llega la esperada hora de las vacaciones. Por este motivo la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (SEFAC) ha emitido una serie de recomendaciones con el objetivo de disfrutar de una estancia vacacional saludable, mediante la adopción de precauciones antes, durante y después del viaje.

En función de los posibles riesgos en materia de salud del destino, y del tipo de viaje, se debe acudir a los servicios de sanidad exterior, donde se proporcionará información personalizada sobre la medicación y vacunas adecuadas. Asimismo, es recomendable averiguar si se tiene garantizada la asistencia sanitaria en el extranjero y solicitar información sobre posibles convenios recíprocos en materia de asistencia sanitaria entre el país de residencia y el de destino. Si se viaja por Europa es también interesante adquirir previamente la Tarjeta Sanitaria Europea (TSE), un documento que nos garantiza la asistencia sanitaria en caso de necesitarla. Si bien es cierto que esta tarjeta no sustituye al seguro de viaje o de salud, es útil en el caso de necesitar atención médica urgente ocasional o por enfermedad crónica.

En el caso de que se padezca una enfermedad crónica, es recomendable solicitar un informe al médico (preferiblemente en inglés si se viaja fuera del país), en el que se explique el diagnóstico y la medicación actual del paciente, así como la necesidad de utilizar jeringas o agujas. Si el viajero es una persona de edad avanzada debería pedir consejo a su médico o farmacéutico antes de planificar un viaje de larga distancia.

¿Qué debe contener nuestro botiquín de viaje?

En el equipaje no debe faltar nunca un botiquín, que contenga sólo los artículos para las necesidades previsibles según el destino y necesidades individuales. Entre los medicamentos que debemos guardar no hay que olvidar alcohol, agua oxigenada, solución antiséptica para heridas y crema para quemaduras leves, suero fisiológico, analgésicos y antitérmicos (aspirina, ibuprofeno, paracetamol), preparados para rehidratación oral, antiácidos, antialérgicos, antitusígenos, mucolíticos y expectorantes y antisépticos bucofaríngeos. Todos los medicamentos, especialmente los de venta con receta, deberán conservarse dentro de sus envases originales con las etiquetas visibles. Por lo que respecta al material sanitario recomendado, el botiquín debería contener gasas, algodón, vendas, esparadrapo, puntos de aproximación, tijeras de punta redonda, pinzas y termómetros. Una vez llegados al punto de destino, una de las primeras acciones será conservar el botiquín en un sitio fresco, seco, limpio y reservado de la luz. Nunca se ha de almacenar en la cocina y el baño ni al alcance de los niños.

Antes de efectuar un viaje largo en avión, conviene descansar lo máximo posible antes del vuelo y durante el mismo, con el objeto de minimizar los molestos efectos del jet-lag, así como beber mucha agua y evitar la cafeína, el alcohol y las comidas copiosas.

Especialmente durante los primeros días hay que tomar precauciones para no sufrir la conocida como ‘diarrea del viajero’, que en principio suele ser leve y autolimitada, pero que se puede evitar extremando las medidas higiénicas con los alimentos y el agua. Es recomendable evitar alimentos crudos (mariscos, ensaladas, verduras, frutas sin pelar) y alimentos vendidos en puestos callejeros, optando solo por alimentos cocinados y bebidas correctamente embotelladas. No se ha de cepillar los dientes con agua de grifo si se carece de garantías sobre sus condiciones higiénicas.

Cómo protegerse de la radicación solar

Una de las medidas preventivas fundamentales de salud durante las vacaciones pasa por protegerse de la radiación solar. Para evitar los efectos perniciosos del exceso de exposición solar se recomienda tomar el sol de forma progresiva y en movimiento, siempre evitando las horas centrales del día (de 12 a 16 horas), así como usar protectores solares –que debe recomendar el farmacéutico-, aplicarlos 30 minutos antes de la exposición al sol y renovar su aplicación cada cierto tiempo, así como usar protección física (camiseta, gorras, gafas, etc.).

En verano no hay que olvidar hidratarse frecuentemente para evitar los golpes de calor. Se recomienda beber antes de tener sensación de sed e ingerir una cantidad aproximada de 2,5 litros de líquido al día (nunca sustituyendo el agua por bebidas que contengan cafeína o alcohol). Es saludable empezar y terminar el día bebiendo agua, dado que el cuerpo humano pierde líquidos mientras duerme. Los bebés y los niños pequeños son más sensibles a los cambios bruscos de temperatura, radiaciones solares, cambios de altitud y viajes en avión, y más propensos a las diarreas, por lo que es recomendable tener siempre a mano sueros de rehidratación oral.

Ojo con las picaduras de insectos

Las picaduras de insectos son más frecuentes en verano y para evitarlas se recomienda un buen repelente.  Es muy útil portar ropa de algodón, que cubra la mayor parte del cuerpo y que no sea de colores estridentes. Además, hay que evitar la aplicación de perfumes o cosméticos, al tratarse de sustancias que atraen a los insectos. Si se ha sufrido una picadura de insecto, el primer paso para evitar infecciones es no rascarse y tratar las picaduras con una solución de calamina, una solución cutánea con amoniaco o una crema antiinflamatoria con corticoides, si bien el uso de estos remedios debe ser evaluado caso a caso, además de evitarse en niños menores de dos años. Hay que acudir a urgencias cuando una picadura desencadene una reacción alérgica con síntomas como enrojecimiento de la piel, malestar generalizado, palpitaciones, sensación de ahogo e hinchazón en zonas alejadas de la picadura inicial.

Si al regresar a casa el viajero presenta síntomas como fiebre, diarrea persistente,  vómitos, ictericia, trastornos urinarios, enfermedades de la piel o infecciones genitales, debe acudir sin dudarlo acudir a su médico de cabecera. Si advierte que una peca o lunar ha cambiado de forma, tamaño o color recientemente, ha de consultar al dermatólogo.