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Aprende a alimentarte y a cocinar para prevenir el cáncer

Foto Fombellida-Aduriz (2) (c) Oscar OlivaEl nuevo libro publicado por Fernando Fombellida Y Andoni Luis Aduriz es una gran guía básica para lograrlo, gracias a evidencias científicas y anulando falsos mitos sobre alimentación

Un encargo por parte del Colegio de Dentistas de Gipuzkoa al doctor Fernando Fombellida dio como resultado final el libro ‘Cocinar para vivir’ (Ed. Destino, 2015), que ha escrito el prestigioso estomatólogo, junto a reconocido chef Andoni Luis Aduriz, del restaurante vasco Mugaritz, con tres estrellas Michelín.

El famoso encargo consistía en un monográfico sobre cáncer oral y dieta, “pero la idea fue cogiendo cuerpo y ha terminado siendo un libro sobre alimentación, nutrición y cáncer en general”, explica el doctor Fombellida.

“Está demostrado que el 30% de los cánceres que se conocen hoy en día tienen que ver con la alimentación”, aseguraba el cocinero, por lo que es normal que el doctor se haya querido centrar en este aspecto, que puede afectar a cualquier persona: la alimentación sana para evitar contraer diferentes tipos de cáncer.

“Él se dio cuenta de que necesitaba un cocinero para que, sin perder ni un ápice de rigor, pudiera traducir toda esa información científica en información que todo el mundo pudiera entender”, añadía Andoni Luis.

Así es como surge, finalmente, la idea de realizar este libro, para el que han pasado cinco años investigando, codo con codo, por supuesto, cada uno de ellos en su ámbito profesional, para dar como resultado el “libro más completo y actual de los que existen hoy en día en el mercado, porque incluso se habla de estudios publicados en enero de 2015”, apostilla Aduriz.

Eliminando mitos sobre alimentación

El objetivo del mismo es “volver a definir lo que entiendes por una buena alimentación y diseñar tu propio patrón alimentario. Será tu estilo personal de 2000px_Cocinar para viviralimentarte en el día a día”, explican los autores del libro. “Todo son evidencias científicas, ya que hay mucha mitología con respecto a la alimentación y el cáncer y nosotros hemos querido basarnos en las primeras para hablar sólo de lo que es evidente. Hay evidencia de que hay alimentos que tienen propiedades anticancerígenas, pero esto no es suficiente: hay que saberlos emplear, conocer sus propiedades y saber combinarlas. Y todo eso debe englobarse dentro de un estilo de vida. Hay que tenerlo muy presente e ir cambiándolo poco a poco”, explica Aduriz.

Un cambio que, tal y como añade Fombellida, “no es complicado, aunque sí que requiere un esfuerzo. “Al principio, planificar y cambiar nuestros hábitos es posible que nos lleve un tiempo y un esfuerzo extra, pero una vez adquirido el hábito, volvemos a recuperarlo. En cualquier caso, lo ideal es que la compra y la cocina no supongan un esfuerzo, sino un disfrute. Hay que intentar disfrutar, no sólo del sabor de los alimentos, sino de todo lo que rodea a la alimentación, de tal manera que no suponga una carga”.

Alimentación y cáncer

No todos los cánceres están relacionados con la alimentación, pero sí muchos de ellos, “principalmente, los del aparato digestivo, es decir, boca, faringe, nasofaringe, laringe, esófago, estómago, colon y recto. Sin embargo, hay también otro tipo de tumores que pueden tener relación. Entre otros, los de mama, pulmón, próstata, endometrio, vejiga… En otros tumores, como los cerebrales, no ha sido posible demostrar su relación con la alimentación”, atestigua Fombellida.

Lo que está claro es que alimentarse de forma correcta es algo que todos deberíamos de tener muy en cuenta, especialmente sabiendo que el número de personas que padecen algún tipo de cáncer ha aumentado “considerablemente en los últimos diez años. A medida que envejecemos, nuestras células pierden recursos y cometen errores al dividirse. En otras palabras, los genes pueden mutar de manera espontánea y producirse lo que se denominan mutaciones al azar. Es por este motivo que, a medida que la persona envejece, tiene mayor probabilidad de padecer un cáncer. Incluso algunos científicos llegan a afirmar que si el ser humano viviera 120 años, prácticamente la totalidad de la población acabaría padeciendo cáncer. Podríamos concluir que hay más cáncer porque la gente vive más años”.

En el libro ‘Cocinar para vivir’ se explican, por tanto, pautas básicas y científicamente comprobadas para que puedas llevar a cabo una alimentación sana y anticancerígena, como por ejemplo “que la dieta ideal debería llevar más verduras que proteínas; mezclar verduras crudas con las cocinadas, pero no de cualquier manera, sino respetando las temperaturas para que no pierdan sus propiedades; comprar verduras frescas, es decir, que lleven muy poco tiempo recolectadas. La gente, muchas veces, no sabe cómo comprar o conservar los alimentos. Hemos pretendido dar pistas de este tipo para que la gente cambie su modo de alimentación y ojalá lo hagan”, añade Aduriz

Como curiosidad, uno de esos factores que hay que tener en cuenta a la hora de alimentarse de forma correcta y que lo destacan en el libro, es “hacer la compra sin hambre. No hay que comer demasiado y vivimos en una sociedad en la que el índice de masa corporal ha ido aumentando. Por eso, no hay que ir con hambre a hacer la compra. Todo está diseñado para que compremos lo que no debemos. Si vas con hambre compras lo peor. Lo ideal es llevar una lista, no sólo para la dieta, sino también para ahorrar”.

Alimentación y niños

Los menores de la casa también tienen un apartado dedicado en el libro. “Desde el punto de vista nutricional, le leche materna es el mejor alimento para el bebé. Las leches de fórmula se elaboran intentando asemejarse a la leche materna, pero no se ha logrado que sean idénticas. La leche materna, además de nutrientes, aporta factores de crecimiento y hormonas y presenta una actividad muy importante sobre el sistema inmunitario. Lo ideal es practicar 6 meses de lactancia materna exclusiva y a partir de ese momento, combinarla con otros alimentos pero prolongando la lactancia todo el tiempo que sea posible, hasta alcanzar los dos años. De este modo es como se consiguen los máximos beneficios, tanto para la madre como para el bebé”.

Entre los beneficios que recibe la madre, destacan “el disfrute de su hijo y el vínculo emocional que se establece entre ambos. Además, durante la lactancia, la madre gasta calorías y grasa, lo que facilita la recuperación de su peso original. Cuando se practica la lactancia durante dos años ininterrumpidos o bien se acumulan 36 meses de lactancia entre los diferentes hijos, la mujer reduce el riesgo de desarrollar cáncer de mama y ovario. En relación a los niños, aquéllos que han sido alimentados de manera exclusiva con leche materna durante los primeros 6 meses y a partir de ese momento han prologando la lactancia combinándola con otros alimentos, se ha comprobado que padecen menos infecciones, menos diabetes, menor intolerancia alimentaria y menos procesos de asma. Asimismo, esta práctica minimiza el riesgo de desarrollar sobrepeso u obesidad”, concluye Fombellida.