El temor de los españoles al dentista puede verse como una oportunidad para el canal farmacia, donde el profesional farmacéutico tiene herramientas que le permiten asesorar al paciente y encauzarlo hacia la consulta de un especialista
España es el país del sur de Europa con mayor incidencia de problemas de salud bucodental. Alrededor del 85% de los españoles podría verse afectado por, al menos, un problema de este tipo, según un estudio internacional llevado a cabo por GSK en cinco países de la cuenca mediterránea (Francia, España, Italia, Portugal y Grecia).
A pesar de ello, son de sobra conocidas las reticencias que los españoles mostramos a acudir al dentista. La pereza, el precio e, incluso, el olvido son algunos de los motivos de esa falta de asistencia al especialista, y alrededor de un tercio de los ciudadanos confiesa haber sufrido problemas bucales como consecuencia de su dejadez, aunque en general todos reconocemos la necesidad de incrementar la frecuencia de las visitas al profesional odontólogo. Gracias a un estudio realizado por la plataforma digital Top Doctors, hemos conocido recientemente que la mitad de los españoles ha cambiado entre tres y cuatro veces de dentista a lo largo de su vida (normalmente por inseguridades o falta de confianza).
Sea como fuere, y aunque la necesidad de atajar esta cuestión en edades tempranas hace que las ortodoncias sean más frecuentes en niños, la creciente relevancia que la estética adquiere en nuestras vidas está haciendo que el corrector dental lo demanden cada vez más personas adultas. En concreto, el 45% de los encuestados con edades comprendidas entre los 26 y los 45 años aseguran que se pondrían ortodoncia si fuera necesario. Ahora bien, los datos confirman que la mayoría de los españoles acudimos al dentista sobre todo por cuestiones estéticas, en las que la limpieza bucal (58%) y el blanqueamiento dental (39%) se llevan la palma.
El temor que siente el paciente hacia todo lo relacionado con el dentista puede suponer, paradójicamente, una oportunidad para el canal farmacia. No en vano, el dolor dental es una de las causas más comunes de consulta al farmacéutico. Así, según advierte el CGCOF, el primer objetivo del profesional de la Oficina de Farmacia es combatir ese retraimiento y encauzar debidamente a estos pacientes hacia la consulta odontológica, explicándoles claramente los riesgos que podrían evitarse con ello. Desde la farmacia se pueden también facilitar algunas medidas para paliar el dolor y, especialmente, realizar un mantenimiento permanente de la higiene dental mediante un cepillado correcto.
Canal Farmacia
¿Se corresponde esta demanda con la evolución del mercado de productos de higiene bucodental en el canal farmacia? Dado que el cuidado y la higiene bucal forman parte de la salud integral de la persona, deberían suponer una parte importante de las ventas de este tipo de establecimientos. El mercado presenta crecimientos positivos en los últimos años, pero no lo hace al mismo ritmo que otros segmentos de la categoría de personal care. Según datos de IMS sell-out, el mercado de los productos dedicados al cuidado bucodental supuso 290 millones de euros a finales de 2015, lo que supone un 19% del mercado total de productos de cuidado personal en farmacia.
¿Qué encontramos dentro de este mercado? Dentífricos, colutorios, desodorantes bucales, productos para dentaduras postizas, cepillos de dientes, interdentales y accesorios, seda dental, y otros productos para la higiene bucal. En este sentido, la categoría de productos para dentaduras postizas es la que lidera la facturación alcanzando los 75,5 millones de euros, seguida de dentífricos y colutorios; en relación a los mayores crecimientos, los cepillos dentales con 42 millones de euros adquieren un papel protagonista debido, sobre todo, al crecimiento en ventas de los cepillos dentales eléctricos e irrigadores dentales.
Dientes dañados
Como también sabemos, existen alimentos y bebidas que perjudican seriamente nuestra salud bucodental. Desde la Clínica Curull de Tarragona, su fundadora Conchita Curull asegura que “los alimentos que comemos son responsables tanto del estado de nuestra boca como del aspecto de nuestros dientes”. Evitar los ‘enemigos’ de la salud bucodental implicará, pues, una mejora ostensible de la misma. ¿Qué alimentos y bebidas conviene dejar a un lado?
Dulces y caramelos con azúcar: favorecen la proliferación de las bacterias causantes de las caries. Debemos tomar sustitutivos, o bien fortalecer el esmalte mediante la aplicación de flúor.
Hidratos de carbono refinados con almidón: las patatas fritas de bolsa, el pan, las pastas y las galletas saladas contienen almidón, una sustancia que se convierte en alimento para las bacterias que provocan la caries.
Bebidas isotónicas y refrescos carbonatados: bajan el pH de la boca debido a su acidez, lo que favorece la destrucción del esmalte. Además, contienen gran cantidad de azúcar, y esto aumenta también el riesgo de caries. Por ello, la doctora Curull recomienda “no lavarse los dientes inmediatamente, sino dejar que la saliva neutralice la acidez, y pasada media hora, lavarse los dientes, usar hilo dental y un colutorio con flúor para eliminar las partículas de comida.”.
Hielo: morder hielo es muy perjudicial porque daña el esmalte, provoca caries e hipersensibilidad dental. Moderlos puede conllevar además la fractura de piezas dentales o empastes.
Frutas cítricas: hablamos de naranjas, limones, limas o pomelos. Un alto consumo merma el esmalte por su acidez, lo que provoca un aumento de la sensibilidad dental y un mayor riesgo de caries.
Temperaturas extremas: los alimentos y las bebidas muy frías o muy calientes aumentan la sensibilidad dental porque afectan al nervio del diente o pulpa dental. Por tanto, conviene evitar las temperaturas extremas ingiriendo sopas, caldos o infusiones templadas, y sustituir las bebidas frías por bebidas del tiempo.
Sustancias que tiñen el esmalte: el café, el té negro, el ketchup, la salsa de soja, el vinagre balsámico, el vino tinto o los frutos rojos provocan la tinción de los dientes; debe evitarse su efecto colorante, sobre todo durante y después de un tratamiento de blanqueamiento dental.
Alcohol: perjudica e irrita la mucosa oral y, sobre todo, es un factor de riesgo del cáncer oral (junto con el tabaco).