Farmanatur hace una radiografía de los productos de alimentación infantil en el canal farmacia desde dos puntos de vista: las perspectivas de negocio en un entorno de baja natalidad, y las últimas innovaciones científicas
La alimentación infantil se ha convertido en todo un reto para las empresas fabricantes del sector en España, ya que la reducción de nacimientos de los últimos años está condicionando el crecimiento del mercado potencial, sobre todo en el apartado de las leches de fórmula sustitutivas de la lactancia materna, que es lo más vendido en el canal farmacia.
Los últimos datos del INE (Instituto Nacional de Estadística) a julio de 2017 recogen un crecimiento poblacional del 0,21% en el primer semestre del año, fruto principalmente de la inmigración, ya que el número de nacimientos sigue siendo mucho menor que el de las defunciones. Así, esta recuperación, todavía frágil, de la población general no se traslada a la franja infantil, que de hecho no ha parado de reducirse desde 2011, cuando el número de niños y bebés entre los 0 y 4 años alcanzó un máximo de casi 2.500.000, frente a los actuales 2.118.000.
Según la consultora de mercado hmR, durante 2017 (datos recogidos entre noviembre 2016 y noviembre 2017) las ventas de alimentación infantil y pediátrica en el canal farmacia (categoría H14) descendieron un 13,3% en unidades y un 7,1% en valor, lo que va en línea con la tendencia a la baja de los últimos años.
Se trata por otra parte de un mercado y canal fuertemente concentrados: el pasado año 5 marcas acapararon el 58,4% del total de ventas: Nutribén, Blemil, Almirón, Nan y Blevit, en ese orden. En cuanto a los productos, de los 10 más vendidos, 7 son leches de fórmula, tanto leches de inicio como de continuación, que es también lo que más se vende en relación con los últimos lanzamientos de producto.
Retroceden los hogares con bebés, se reduce el gasto en las categorías infantiles de alimentación y ¿se paraliza la innovación?
Investigar para innovar
Hemos charlado con Montserrat Rivero i Urgell, Doctora en Farmacia y reconocida especialista en nutrición infantil, sobre las más recientes innovaciones en este campo. Rivero fue durante más de 30 años Directora Científica en Laboratorios Ordesa, donde ahora es asesora científica, y preside la comisión mixta de la cátedra Ordesa de la Universidad de Granada, la única cátedra de nutrición infantil que hay en este momento en España.
“Cada vez se sabe más sobre la importancia de una correcta nutrición a lo largo de todo el embarazo. Según sea la salud y la alimentación de la madre en este período, será también la salud del niño, incluso en la etapa adulta. Con conceptos como la programación metabólica se está descubriendo que muchos trastornos ‘de mayores’ como la diabetes, la obesidad, los problemas cardiovasculares, el cáncer, etc. tienen su origen en este momento prenatal”, asegura Rivero.
Y es que cuanto antes comencemos con una alimentación nutricionalmente adecuada, mejor podremos prevenir muchas enfermedades del adulto. Los beneficios se recogen a lo largo de toda la vida, incluso se pueden medir en términos económicos. “Como investigadora me gusta destacar que la investigación científica está siendo el pilar de la mejora e innovación en la alimentación infantil. Y para ello las empresas tienen que dotarse de equipos preparados”. Habla con conocimiento de causa, pues Laboratorios Ordesa, que este año cumple 75 años de existencia, tiene un centro de investigación especializado en microbiología en el parque científico de la universidad de Barcelona. Un equipo científico multidisciplinar que trabaja en probióticos y biología molecular, y que participa en muchos proyectos de investigación de alcance europeo y de gran nivel. Nuestra invitada lo tiene claro: “tiene que haber investigación, copiar las cosas no sirve”.
No en vano, las investigaciones han puesto de manifiesto el papel clave del intestino en la salud del adulto y del niño. Podría decirse que el intestino es nuestro ‘segundo cerebro’; se sabe que produce muchísimos compuestos, de tipo neuroquímico también, que influyen en la memoria, el aprendizaje, el comportamiento, la sensación de hambre, el sistema inmunológico y hasta en los huesos. Entre las sustancias que segrega está la serotonina, la denominada ‘hormona de la felicidad’ por sus efectos contra la depresión y la ansiedad.
Contamos además con 100 billones de bacterias en nuestro cuerpo (todas juntas supondrían 1,5 kg de peso), lo que supone una cantidad que es 10 veces el número de células humanas. Se ha avanzado mucho en el conocimiento de las llamadas bacterias ‘buenas’, las probióticas. Son bacterias intestinales que, al adherirse a la mucosa, evitan que otras que son dañinas se implanten. Por esto, desde la medicina se están desarrollando remedios con probióticos para luchar contra las enfermedades también a nivel intestinal.
Rivero nos recuerda también otros factores que inciden en el tipo de bacterias presentes en el organismo: “el exceso de higiene en los niños, que no favorece el desarrollo del sistema inmunitario; el uso inadecuado de los antibióticos, que sólo deberían recetarse a los niños cuando no quede más remedio; y el exceso de azúcares”. Además, la dieta debería incluir alimentos que favorezcan las bacterias ‘buenas’, como los alimentos con fibra o los lácteos con bífidos, para que colonicen el intestino. En caso de tratamiento con antibióticos, se recomienda ayudar a la recuperación del organismo del niño con productos de alimentación que lleven probióticos y simbióticos.
Nuevos componentes
Ahora se conoce bien la importancia de las grasas en las funciones cerebrales, en la formación y el correcto funcionamiento de las neuronas. El 50% del peso del cerebro es grasa. Los fosfolípidos, los gangliósidos y la esfi ngomielina son algunos de los lípidos que se han estudiado y por su importancia se han incorporado a las leches de fórmula. Por supuesto, también hay que mencionar a los célebres Omega-3, en concreto el DHA (ácido docosahexaenoico), ya que el 35% de la grasa del cerebro se compone de este Omega- 3, por lo que es muy importante incorporarlo a la dieta, tanto de la madre como de los niños. Hay que recordar que durante los dos primeros años de vida es cuando el cerebro teje todas las sinapsis nerviosas. Y todas estas grasas que se han mencionado favorecen la función cognitiva y la visual. Se están realizando estudios clínicos tanto nacionales como internacionales que demuestran esta relación y las diferencias que se dan según la ingesta de este tipo de Omega-3.
Siguiendo con los ya mencionados probióticos, las empresas están trabajando con probióticos propios que incorporan a sus formulaciones para acercarse a las propiedades de la leche materna y mejorar el crecimiento y la resistencia de los niños, así como para evitar el estreñimiento. Otro componente nuevo en las leches de fórmula es el Beta-palmitato, que está muy presente en la leche materna. Todo esto aumenta la inmunoglobulina y, por tanto, potencia el sistema inmunitario. Para los bebés alérgicos a la proteína de la leche de vaca, además de las leches ya existentes a base de soja, han surgido nuevas que tienen como base al arroz. Son formulaciones muy bien toleradas por los niños, que además están respaldadas por muchos estudios clínicos.
Alimentación del lactante
Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), la correcta alimentación del lactante y del niño pequeño es un factor fundamental para mejorar la supervivencia infantil y fomentar un crecimiento y desarrollo saludables. Los dos primeros años de vida son especialmente importantes: una nutrición óptima durante este periodo reduce la morbilidad y la mortalidad, así como el riesgo de enfermedades crónicas, y favorece el desarrollo integral del niño. La elección del tipo de lactancia (materna o de fórmula), la correcta introducción de la alimentación complementaria y el establecimiento de hábitos nutricionales saludables son los hitos principales de esta etapa.
La ESPGHAN, Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica ha publicado recientemente nuevas recomendaciones para la alimentación de los niños de 0 a 3 años. En este documento, la ESPGHAN refuerza sus recomendaciones sobre el momento de la introducción de la alimentación complementaria y propone iniciar la alimentación complementaria (sólidos y líquidos diferentes a la leche materna o fórmula infantil) a partir de los 4 meses. En general su introducción no debería retrasarse más allá de los 6 meses de edad, por supuesto sin dejar la lactancia materna y de modo paulatino. En cuanto al gluten y otros alimentos potencialmente alergénicos, la ESPGHAN recomienda introducir el gluten entre los 4 y 12 meses, ya que se ha demostrado que una incorporación tardía a la dieta favorece la aparición de intolerancias.
También hace hincapié en la importancia de añadir alimentos ricos en hierro en la alimentación complementaria, ya que los profesionales están detectando casos de anemia en niños de 2 años que comienzan su etapa escolar. Es un mineral muy sensible en estas etapas iniciales del crecimiento. Respecto a las dietas veganas para bebés y niños pequeños, la ESPGHAN recuerda que deben usarse bajo una supervisión médica o dietética adecuada, ya que en caso contrario suponen un grave riesgo, pudiendo dar lugar a desnutrición.
Este mismo organismo también recuerda a padres y educadores que se debe evitar la leche de vaca antes del año de edad (lo ideal sería a partir de los 2 años). Al ser más económica que la leche de fórmula, se ha detectado que con la crisis hay personas que la están introduciendo demasiado pronto a los niños. No se debe tampoco añadir sal y azúcar a los alimentos antes de los 12 meses de edad.