Frente al consumo de medicación, los expertos recomiendan echar mano de remedios naturales para tratar los catarros tan típicos del invierno, especialmente si el afectado es un niño.
Las fechas en las que nos encontramos siempre son testigo directo de nuestros peores catarros, puntuales como relojes suizos y acentuados si compartes hogar y/o tiempo con niños. La historia ya nos la sabemos: el invierno es el período en el que más virus se incuban. ¿Por qué? Nuestras defensas se encuentran más bajas en esta época del año, coincidiendo con el preciso momento en el que los gérmenes son más fuertes y atacan con mayor virulencia; la calefacción y la mala ventilación de algunos hogares y lugares públicos empeoran las condiciones ambientales, y, por si esto fuera poco, pasamos mucho más tiempo en lugares cerrados con potenciales portadores de virus, es decir, con otras personas.
Acatarrarse es, por tanto, lógico y normal en estas circunstancias. La Asociación Española de Pediatría (AEP) nos recuerda que los adultos sufren una media de uno o dos catarros cada año, pero los niños pueden padecer hasta seis catarros en doce meses dependiendo de la edad: cuanto más pequeños son, su sistema inmunológico es más débil y, en consecuencia, resultan más propensos a sufrir cualquiera de las 200 variedades de virus existentes.
El virus más común es el rinovirus; éste y otros asociados al catarro común provocan inflamaciones de la mucosa respiratoria, bronquitis, faringitis, rinitis o laringitis, entre otros efectos adversos. Sin embargo, no debemos olvidar que existen remedios para prevenir los catarros o, incluso, curarlos de forma eficaz una vez contraídos.
Veamos qué ocurre en el caso más frecuente, el de los niños. Cuando un menor de catorce años contrae un catarro, las consecuencias derivan en fiebre de tres días, síntomas nasales durante una semana, y tos y mocos a lo largo de dos o tres semanas. Además, estos mocos varían en función del tiempo: primero son pura agüilla, después se emblanquecen, y finalmente adquieren un tono amarillento o verdoso. Este cambio de tonalidad no implica necesariamente que el niño requiera de un antibiótico para tratar la afección.
Ahora bien, para prevenir o curar un catarro es vital aliviar los síntomas, dado que no podemos atacar el origen. Con este fin, la AEP ofrece las siguientes recomendaciones:
• Lavado nasal con suero fisiológico para eliminar la mucosidad. En el caso de los bebés, puede usarse una pera nasal, sobre todo antes de las tomas de lactancia o antes de acostarles. • No usar analgésicos o antitérmicos como paracetamol o ibuprofeno, salvo en caso de fiebre.
• Hidratar bien al niño con agua, caldos o zumos de fruta naturales (aportan vitaminas y fibra).
• En ambientes secos, utilizar un humidificador a menos que el niño padezca de bronquitis o asma.
• Evitar, en lo posible, la presencia de personas acatarradas junto al niño. • Cuidar la higiene en el lavado de manos (las del niño y las nuestras) para no propagar el virus.
• No cubrir demasiado al niño si éste tiene fiebre.
• La AEP y entidades como la Agencia del Medicamento de Estados Unidos (FDA) no recomiendan el uso de medicamentos catarrales (jarabes, por ejemplo) en menores de 2 años; de hecho, aconsejan evitarlos en lo posible hasta los 4 años de edad.
Si atendemos a la casuística de los adultos, conviene explicar que la fiebre no suele aparecer como uno de los síntomas del catarro coSalud Evitar ambientes cargados, protegerse del frío y lavarse bien las manos ayudan a evitar catarros mún. Por el contrario, es habitual la inflamación de las vías respiratorias superiores; fundamentalmente nariz, garganta y oído. Recordamos de nuevo que el origen de los catarros no puede ser atacado de forma directa, por lo que la Clínica Universitaria de Navarra nos sugiere las siguientes pautas de prevención:
• Evitar los ambientes cargados.
• Evitar el consumo y/o el humo de tabaco.
• Lavarse bien las manos.
• Utilizar pañuelos de papel desechables.
• Protegerse bien del frío.
• Poner la mano en la boca al toser o estornudar para evitar la propagación del virus.
• Beber grandes cantidades de líquidos; de esta forma la secreción nasal será más fluida.
• Humidificar ambientes secos o realizar inhalaciones de vapor.
• Usar ibuprofeno o paracetamol únicamente en el caso de dolores de cabeza, malestar general o fiebre.
• Pueden emplearse descongestionantes nasales, tópicos o sistémicos si es necesario