El abordaje de la pandemia que están llevando a cabo los distintos países a nivel mundial tiene consecuencias sanitarias y económicas diferentes.
España ha adoptado un estrategia de contención rigurosa y, aun así, se encuentra entre los países que encabezan el ranking de fallecidos. En los extremos se encuentran países en que no se han adoptado estrategias de contención, más allá de recomendaciones, y otros que se han volcado en la identificación y prevención individual, aislando solo a pacientes infectados, con resultados muy superiores. Señala el Observatorio del Medicamento correspondiente al mes de febrero.
La diferencia fundamental es que la pandemia nos ha cogido desprotegidos y en franca situación de desventaja, en medios imprescindibles de diagnóstico (test masivos de identificación) y han faltado desde el primer momento mascarillas, soluciones alcohólicas y equipos de protección individual (EPIs), lo que ha llevado al colapso a las unidades de vigilancia intensiva por falta de respiradores mecánicos. En esta situación las farmacias han tenido que buscar sus propios medios de protección, pagando un alto precio en contagios, cierre de farmacias y fallecimientos.
Desde el punto de vista económico, en el mes de febrero las cifras de ventas han sido superiores, aunque las previsiones de todas las consultoras son negativas para el sector farmacéutico, que se verá afectado, como todos, por la disminución del consumo y el aumento del paro, estimándose que el 2020 caigan las ventas entre el -5 y el -10%.
Por otra parte, el editor del Observatorio, el Dr. Granda señala en su carta que “Una cuestión que ha quedado clara desde el primer momento es que las farmacias no han renunciado a su papel de agentes de salud pública, aún sin un reconocimiento expreso de las autoridades sanitarias, y en esa tarea se han implicado de tal forma, que a esta fecha, 9 farmacéuticos han muerto por coronavirus, 276 se encuentran ingresados o en cuarentena, y hay 65 farmacias cerradas.
La actividad de las farmacias continúa, a pesar de que no se ha previsto un abastecimiento de equipos de protección individual (EPIs), y la mayor parte de las farmacias han tenido que implementar sus propias medidas de protección, sin ayuda alguna de las Administraciones. No puede olvidarse tampoco que los farmacéuticos han recibido la misma formación que cualquier médico de atención primaria en la disciplina de Salud Pública, en la mayor parte de las universidades, impartida por el Departamento de Higiene y Salud Pública de las facultades de medicina. Esta formación, y otra muy superior en farmacología, están a disposición de los más de dos millones de personas que pasan por las farmacias cada día, algo que sí agradece y valora la población.
Tras superar esta crisis sanitaria será momento de plantearse dos cuestiones: la relación con las Administraciones Públicas y la estrategia de comunicación sobre la labor de los farmacéuticos. Mientras tanto, el papel de las asociaciones patronales, encabezadas por FEFE, está siendo clave durante esta crisis, para interpretar las atropelladas medidas que va dictando el Gobierno en materia laboral y económica mientras dura el Estado de Alarma”.