Muchas veces a lo largo del día, nos encontramos con picos de hambre repentina. Pero ¿sabías que no todo el hambre tiene el mismo origen? Desde SILUETE te ayudamos a diferenciar los tipos de hambre, apoyando un estilo de vida saludable

¿Qué es el hambre emocional?
El hambre emocional es todo aquel que surge como consecuencia de cambios o alteraciones en nuestro estado de ánimo, normalmente con connotaciones negativas: aburrimiento, tristeza, estrés…
Este hambre provoca una “ansiedad” por comer, más conocida como “gusanillo”, con el que tratamos de sentirnos mejor recurriendo a la comida.
Esto normalmente conlleva a la ingesta de calorías vacías y snacks sin contenido nutricional de valor para nuestra salud.
¿Qué es el hambre real?
El hambre real, o hambre fisiológica, es la respuesta de nuestro cuerpo ante la necesidad de ingerir alimentos, y suele darse de manera periódica en las horas en las que solemos comer, y en las que nuestro cuerpo necesita recargar energía.
Se sacia ingiriendo de manera consciente un menú equilibrado compuesto por ingredientes de alto valor nutricional que nos aportan todo lo que nuestro organismo necesita para mantenerse saludable y asegurar su buen funcionamiento.
¿Por qué nuestro doctor recomienda SILUETE para diferenciarlo?
El Dr. Miguel Fernández Tapia-Ruano es el Director médico del área de salud de ARQUIMEA, el grupo tecnológico multisectorial que en su área de salud aplica la ciencia y la tecnología para contribuir a la prevención de enfermedades y mejorar el bienestar de las personas.
Nuestro Doctor refrenda la investigación y desarrollo de Siluete para ayudar a todas las personas que quieren aprender a diferenciar el hambre emocional del hambre real para apoyar su estilo de vida saludable.
“Siluete no es un inhibidor del apetito ni un sustitutivo de una alimentación variada y equilibrada. Se trata de un producto estimulante de aplicación tópica, inocuo y dosificable a voluntad para apoyar la decisión consciente de comer mejor”, comenta el Doctor.
¿Cómo actúa Siluete?
Produce un efecto de distracción sensorial gracias a una estimulación de los sentidos del gusto-olfato-tacto, con un intenso aroma a mentol y una sensación de hormigueo y picor en los labios.
La combinación de estas dos sensaciones ayuda a controlar el hambre no fisiológica, reforzando nuestra capacidad de resistir impulsos y evitando las ganas de consumir snacks no saludables.
Esta experiencia se procesa en el córtex prefrontal, una parte del cerebro que influye en nuestra conducta. Además, la piel de los labios es una zona de gran concentración de receptores sensoriales y una zona fundamental para la alimentación.

