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La mayoría de muertes por shock en España son evitables

Hospital surgery corridorActualización del manejo del paciente en shock.

Cada año se producen 215.000 fallecimientos al año por shock, más que el total de muertes por cáncer de mama o pulmón. La mortalidad por shock supera el 20%,  y en el  shock séptico en particular es de 50 a 60%, destaca la doctora Ana Navío, coordinadora del grupo de Shock y del libro. Sin embargo, “si se diagnostica en un estadio precoz la mortalidad puede bajar hasta un 3%”, advierte, “ya que aplicar el tratamiento adecuado al tipo de shock puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte”.

El shock es un síndrome que se caracteriza por la incapacidad del corazón o de la circulación periférica de mantener la perfusión adecuada de órganos vitales y puede ser debida a gran diversidad de causas, desde cardiovasculares a infecciosos. La falta de oxígeno a los tejidos tiene consecuenciencias inicialmente reversibles, que sin tratamiento adecuado evolucionan hacia la disfunción celular, daño orgánico, fallo multiorgánica y la muerte. “La resucitación precoz puede revertir este proceso”, sentencia la doctora Navío. El diagnóstico médico se realiza a través de la integración de datos surgidos del interrogatorio, enfermedad actual, grupo de riesgo y  datos cuantitativos como signos vitales, laboratorio y biomarcadores de sufrimiento orgánico e hipoperfusión.

Como recoge el libro, el equipo asistencial debe incorporar conocimientos fisiopatológicos relacionados a condiciones críticas para poder comprender y asistir a los pacientes con shock aprovechando las nuevas tecnologías.

No se detecta a tiempo

Para es el doctor Alonso Mateo, coordinador del SUMMA, “el shock no se está tratado bien. Hay estudios que demuestran que no se detecta a tiempo. En cualquier tipo de shock el tiempo es primordial. Ahora es cuando se empieza a incluir como patología tiempo-dependiente. Las primeras medidas se llevan a cabo en el primer contacto médico realizado por el servicio de emergencias o de urgencias”.

El problema, asegura, es “la falta de conocimiento científico sobre las bases del shock y el mejor tratamiento a administrar en cada momento”, por lo que “es necesario un protocolo de actuación”.

De la misma opinión es el doctor César Carballo, vicepresidente de SEMES Madrid, uno de los principales problemas en la asistencia del shock es  “la falta de formación y conocimiento sobre los protocolos”, además de “unas urgencias masificadas que retrasan el trabajo de los médicos”. En el caso de la Comunidad de Madrid, el 3%  de la población que entra en urgencias sufre algún tipo de shock. Sin embargo, denuncia, las herramientas de triaje en la Comunidad “no incluyen la obligatoriedad de recoger las constantes”. Si se hiciera desde el principio, añade, “agilizaría mucho el diagnóstico y tratamiento”.

Según un estudio del Grupo de Shock, en España no se han publicado registros hospitalarios sobre la atención del paciente en shock en Urgencias, por lo que no se dispone de información sobre la asistencia de  los pacientes en shock, a pesar de que los médicos de urgencias son los responsables de la primera asistencia, de establecer la orientación diagnóstica y de iniciar el tratamiento. Este grupo impulsa Registro Español de Shock (RESH), que “pretende cubrir esta laguna y aportar información hasta ahora desconocida sobre la asistencia de estos pacientes en los Servicios de Urgencias”. Como refleja el estudio, “tendremos alta sospecha que un paciente desarrolle un shock si se presenta en Urgencias con un cuadro de disconfort, mareo, disminución de nivel de conciencia, el cual, previamente podía velar por sus propios intereses, con hipotensión arterial, taquipnea, relleno capilar alargado, y temperatura corporal baja.