La sequedad ocular se ha convertido en una de las molestias más comunes en las grandes ciudades, donde estamos expuestos de manera constante a contaminación.

La contaminación ambiental no solo afecta los pulmones y la piel, sino que también tiene un impacto directo en la salud ocular. La exposición constante a partículas en el aire, polvo, humo y polen puede provocar sequedad, irritación y fatiga visual. Con el objetivo de concienciar a la población sobre la importancia de cuidar la salud ocular y prevenir patologías, la Organización Mundial de la Salud conmemora el Día Internacional de la Visión cada segundo jueves de octubre.
En este contexto, Laboratorios Boiron, expertos en bienestar ocular, se suma a esta jornada global reforzando su compromiso con el cuidado de la visión y ofreciendo soluciones para quienes sufren sequedad e irritación ocular.
La sequedad ocular se ha convertido en una de las molestias más comunes en las grandes ciudades, donde estamos expuestos de manera constante a contaminantes atmosféricos. El polvo, el humo de los vehículos, los gases industriales e incluso el polen forman un cóctel de partículas en suspensión que afecta directamente a la superficie del ojo. Estas micropartículas alteran la estabilidad de la película lagrimal, esa fina capa que protege y lubrica el ojo, provocando que se evapore con mayor rapidez y dejando expuesta la conjuntiva y la córnea.
Como resultado, aparece la sensación de arenilla o de “tener algo dentro del ojo”, acompañada de enrojecimiento, fatiga visual y molestias que se intensifican al final del día. En muchos casos, la respuesta natural del ojo es generar lágrimas de manera excesiva, pero se trata de un lagrimeo reflejo que no consigue hidratar de forma adecuada, dejando la incomodidad intacta.
“La sequedad ocular no se trata de un problema menor, ya que, cuando se mantienen en el tiempo puede llegar a afectar a la calidad de vida, dificultando la lectura, el uso de pantallas, la conducción nocturna e incluso la concentración en tareas cotidianas”, afirma Sylvaine Balmy, farmacéutica responsable científica de Laboratorios Boiron.” Prevención y la adopción de unos hábitos adecuados es fundamental para mantener los ojos saludables”.
Sequedad ocular y contaminación: cómo proteger tus ojos cada día
- Protege tus ojos al salir a la calle.- El aire cargado de partículas en suspensión —como polvo, humo o polen— puede irritar y resecar la superficie ocular. El uso de gafas de sol envolventes actúa como una barrera física frente a la contaminación, reduciendo la exposición directa y protegiendo la película lagrimal.
- Ventila los espacios cerrados.- La contaminación también se acumula en interiores, especialmente en hogares y oficinas cercanas a zonas de tráfico. Ventilar durante unos minutos al día ayuda a renovar el aire y disminuir la concentración de agentes irritantes que pueden afectar a los ojos.
- Mantén una correcta hidratación ocular.- La exposición constante a contaminantes altera la estabilidad de la lágrima, favoreciendo la evaporación y generando sequedad. Beber agua con frecuencia y utilizar soluciones oculares diseñadas para hidratar los ojos son medidas esenciales para contrarrestar los efectos de la polución. Soluciones como Euphralia de Laboratorios Boiron, solución oftálmica utilizada como limpiador ocular, para la sequedad ocular leve por contaminación, entre otros factores, y en casos de fatiga visual.
- Cuida el aire de tu entorno.- El aire acondicionado, la calefacción o incluso el humo del tabaco agravan los efectos de la contaminación ambiental sobre los ojos. Apostar por purificadores o humidificadores, así como evitar ambientes cargados, ayuda a mantener la humedad ocular y a prevenir la irritación.
- Adopta hábitos preventivos diarios.- Pequeños gestos, como lavarse la cara y los párpados al llegar a casa, reducen el contacto de las partículas contaminantes con la superficie ocular. Evitar frotarse los ojos con las manos también es clave para no empeorar la sequedad ni favorecer posibles infecciones. Además, dormir las horas necesarias también favorece la regeneración de la película lagrimal.