La pérdida involuntaria de orina afecta al 35% de las mujeres mayores de 18 años. La misma se divide en tres tipologías: de urgencia, de esfuerzo y mixta y aumenta de forma exponencial en mujeres de entre 40 y 50 años, así como a partir de los 80 años
¿Qué es la IU femenina?
La definición de incontenencia urinaria aceptada actualmente es la propuesta por la International Continence Society (ICS) desde el 2002: ‘La incontinencia urinaria es cualquier pérdida involuntaria de orina’. Es la misma definición para la mujer y el varón y engloba todas los niveles de severidad, desde las formas más leves a las más pronunciadas.
Es de interés destacar que la incontinencia urinaria engloba diferentes entidades. Se clasifican como:
- Incontinencia urinaria de esfuerzo: Pérdida involuntaria de orina que coincide con el aumento de la presión abdominal, como puede ser un esfuerzo físico, golpe de tos, estornudo…
- Incontinencia urinaria de urgencia: Pérdida involuntaria de orina asociada con un fuerte deseo de orinar (urgencia). Clínicamente suele acompañarse de aumento de la frecuencia diurna y nocturna (nocturia).
- Incontinencia urinaria mixta: asociación de las dos entidades anteriores al mismo tiempo.
¿A qué mujeres afecta más y a partir de qué edad?
Prevalencia estimada en mujeres mayores de 18años: el 35% padecía I.U.
Existen dos incrementos de la prevalencia:
- Mujeres 40-50 años: Predomina la incontinencia asociada a los esfuerzos.
- Mujeres ancianas (alrededor de los 80 años): predomina la incontinencia de urgencia.
Son factores de riesgo para la incontinencia urinaria: el sobrepeso, el tabaquismo, el estreñimiento crónico, el número de embarazos y el número de partos vaginales, entre otros.
¿Qué medidas diarias podemos tomar para prevenirlas?
Sería recomendable:
- evitar el sobrepeso o la obesidad para evitar la sobrecarga de presión del periné.
- Combatir el estreñimiento.
- Evitar el hábito tabáquico que empeora la calidad de los tejidos del organismo y sobretodo, produce procesos respiratorios que implican tos crónica.
- Practicar los ejercicios de Kegel, incluso antes de los embarazos.
- Reducir el consumo de sustancias que estimulan la vejiga en exceso como la cafeína, el alcohol, y ciertos medicamentos como los diuréticos.
- Disminuir la ingesta de bebidas a partir de la media tarde.
¿Qué métodos existen una vez padecemos esta incontinencia?
Lo primero a realizar es tomar buenos hábitos de vida y reforzar el suelo pélvico. En la mujer de edad media hay que vigilar la salud vaginal para evitar o revertir los procesos de artofia urogenital.
Si estamos ante una incontinencia urinaria de esfuerzo, el defecto tiene un origen anatómico. Requerirá entrenamiento de la musculatura del periné, sobretodo en la mujer más joven, y si persiste la incontinencia requerirá tratamiento quirúrgico. Existen varias opciones terapéuticas como el láser médico, la inyección periuretral o los pesarios anatómicos, pero en la actualmente el tratamiento con mejores resultados es la malla suburetral. Se coloca bajo anestesia local o regional, a través de una pequeña incisión suburetral. Apróximadamente 9 de cada 10 señoras mejoran la sintomatología o permanecen sin incontinencia de esfuerzo.
En la incontinencia urinaria de urgencia, el defecto procede de la vejiga que se encuentra funcionalmente alterada. Es importante descartar otras enfermedades asociadas, cómo infección de orina entre otros procesos urológicos, así como también averiguar si se están realizando tratamientos diuréticos, ingesta excesiva de líquidos o excitantes (cafeína, teína, etc…) que pueden afectar a la frecuencia y cantidad de la orino o a la sensación de urgencia. Existen fármacos que impiden las contracciones involuntarias de la vejiga que producen el deseo miccinal. Ese efecto de “relajación” de la contracción de la vejiga también se puede conseguir mediante la inyección de toxina botulínica realizando una cirugía de mínima invasión.