El sedentarismo, una mala alimentación o pasar mucho tiempo sentado o de pie en el trabajo son factores que agravan los síntomas habituales de la insuficiencia venosa crónica (IVC)
En otoño, la actividad diaria se vuelve más intensa y resulta común caer en hábitos que repercuten en nuestra salud general y, también, en el estado nuestras piernas. Por ejemplo el sedentarismo, llevar una peor alimentación o el hecho de pasar mucho tiempo sentado o de pie durante la jornada laboral o por viajes son factores que agravan los síntomas habituales de la insuficiencia venosa crónica (IVC) y que afectan al 30% de los adultos españoles, según datos del Capítulo Español de Flebología.
En concreto, la pesadez en las piernas (47,3%), el dolor (39,7%) y los calambres (33,6%) son las molestias que más afirman padecer las mujeres con problemas de circulación en las piernas, según reveló el ‘II Estudio CinfaSalud sobre las Percepciones y hábitos de las mujeres españolas en relación a la salud de sus piernas y la IVC’, realizado en 2015 por Laboratorios Cinfa, con el aval de la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular (SEACV).
Como explica Eduardo González Zorzano, experto del departamento Científico de Cinfa, “la IVC es la incapacidad de las venas para realizar el adecuado retorno de la sangre al corazón. Las paredes de las venas de las extremidades inferiores contienen unas válvulas diminutas que impulsan la sangre hasta el corazón. Pero si las venas pierden elasticidad y se deforman, estas válvulas no cierran bien, y la sangre, atraída por la fuerza de la gravedad, se acumula en las piernas. Esto se traduce en una sensación de pesadez y cansancio en las piernas”.
Efectos sobre el ritmo de vida habitual
El experto de Cinfa afirma que la IVC es una enfermedad benigna y controlable: “No representa una amenaza grave para la salud, si bien es cierto que puede ser incapacitante y afectar a la calidad de vida personal y laboral de los pacientes. De hecho –añade-, según concluyó nuestra investigación, siete de cada diez mujeres españolas están preocupadas por que los problemas circulatorios en las piernas puedan limitar su actividad diaria”.
Ante esta situación, González Zorzano aclara que “es posible hacer frente a este problema mediante la incorporación a nuestra rutina de varias claves muy sencillas, como mantener una dieta equilibrada y baja en sal, evitar el consumo de alcohol, practicar ejercicio y usar medias terapéuticas de compresión. También es importante prestar atención al estado de nuestras piernas y, si apreciamos signos como varices o arañas vasculares, acudir a nuestra farmacia habitual para recibir asesoramiento y evitar complicaciones mayores”, concluye.
Diez consejos para mejorar la circulación venosa y aliviar sus síntomas:
- Evita permanecer de pie, quieto o sentado largos periodos de tiempo.
- Cuando realices viajes largos en coche, avión o autobús o debas permanecer mucho tiempo sentado en el trabajo, evita cruzar las piernas y utiliza un reposapiés. Tanto estás sentado como de pie durante largos periodos, mueve frecuentemente los pies y las piernas y da breves paseos.
- Piernas arriba. Para mejorar el funcionamiento de las venas y tras largos periodos sentado o de pie, túmbate y eleva las piernas por encima del nivel del corazón.
- Utiliza medias de compresión terapéuticas. El médico o farmacéutico valorará el grado de compresión y talla más adecuados para ti, ya que son la solución imprescindible tanto en la prevención como en el tratamiento.
- Sigue una dieta equilibrada y baja en sal. Tanto el sobrepeso como el estreñimiento pueden afectar a la circulación. Para prevenirlos, adopta una dieta rica en fibra, frutas, verduras y cereales; y reduce al mínimo el consumo de sal para retener menos líquidos.
- Hidratación, por dentro y por fuera. Bebe entre 1,5 ó 2 litros de agua diariamente. Además, hidrata también la epidermis con productos especializados (cremas, geles, etc.) para mantener la piel elástica y activar la circulación sanguínea de estas zonas.
- El deporte es fundamental. Es recomendable la práctica de ejercicio físico moderado de manera regular. Deportes como la natación o caminar diariamente, incluso el baile, la gimnasia y la bici, ayudarán a activar la circulación sanguínea. También, realizar rutinas de ejercicios sencillos indicados específicamente para la IVC.
- Tras la jornada, activa el riego con una ducha y un masaje. Al finalizar la ducha diaria, aplica agua fría en las pantorrillas en sentido ascendente para aliviar la sensación de pesadez. También te pueden ayudar los masajes con geles fríos, desde el pie a la rodilla en sentido ascendente, para activar el retorno sanguíneo.
- El calzado y la ropa, mejor amplios. Las prendas de ropa muy ajustadas no son aconsejables, ya que pueden dificultar el retorno venoso desde las piernas al corazón. Igualmente, prioriza el calzado ancho y cómodo, sin un tacón excesivo.
- Evita el calor. Dado que las altas temperaturas favorecen la dilatación de las venas, es importante que evites las fuentes de calor dirigidas directamente a las piernas: no tomes el sol en las piernas de manera prolongada, no te depiles con cera caliente, y mantente alejado de braseros o saunas.
- Consulta con el profesional sanitario. Tu médico o farmacéutico pueden orientarte acerca de complementos alimenticios, geles para piernas cansadas y medicamentos específicos para favorecer el retorno venoso.