La astenia primaveral es un trastorno que se produce en primavera cuando muchas personas se sienten especialmente cansadas, con escasa motivación y con alteraciones del ánimo y de los ciclos del sueño
Este síndrome, incluido dentro de los denominados trastornos afectivos estacionales, se presenta, especialmente, entre los 20 y los 50 años, presentando una forma muy variable entre las personas y se manifiesta más en las mujeres que en los hombres.
Su incidencia en los últimos años ha experimentado un alto crecimiento y se estima que, entre un 10 y un 20% de los pacientes que acuden al médico durante las primeras semanas del período primaveral, lo hacen por cuadros asténicos.
¿Qué es la astenia primaveral?
La astenia es una sensación de debilidad y fatiga generalizada, tanto física como intelectual, cuya sintomatología más frecuente consiste en: alteraciones del estado general (cansancio, fatiga y debilidad), dolores musculares y articulares, dificultad para concentrarse, trastornos de la memoria, nerviosismo, cambios de humor, tristeza, alteraciones del sueño y del apetito y disminución de la libido, entre otros síntomas.
La figura de la astenia primaveral como patología es muy discutida dentro de la comunidad científica, ya que no existe un criterio unánime sobre si se trata de una enfermedad y si precisa un tratamiento específico. En cualquier caso, muchas personas sienten que con la llegada de la primavera experimentan determinados síntomas molestos, cuyas causas no se conocen con exactitud, pero se cree que podrían estar producidas por alteraciones de los ritmos biológicos.
Causas de la astenia primaveral
El cambio estacional es su principal desencadenante y suele constituir un estado pasajero, que no tiene valor patológico por sí mismo, que puede durar unas pocas semanas y no presenta importancia desde el punto de vista médico.
La astenia primaveral está relacionada con desórdenes en el mecanismo fisiológico normal de adaptación del cuerpo a las condiciones variables propias del cambio de estación y, la mayoría de las veces, mejora sin necesidad de tratamiento.
Sin embargo, si esta situación persiste en el tiempo durante más de uno o dos meses, lo más conveniente es acudir al especialista para obtener un diagnóstico preciso y diferencial frente a posibles patologías como la fibromialgia, el síndrome de fatiga crónica, el agotamiento adrenal o la apnea obstructiva del sueño. También habría que descartar posibles alteraciones orgánicas como deficiencia de hierro o anemia, o patologías psicológicas preexistentes como el trastorno depresivo mayor.
Por otra parte, el progresivo aumento en el diagnóstico de este síndrome puede atribuirse a factores propios del entorno de la sociedad actual. El estrés, la ansiedad, la sobrecarga laboral, las cargas familiares, los problemas personales, etc., pueden alterar el estado de ánimo y reducir la capacidad adaptativa del organismo ante cualquier tipo de cambio.
Cómo afecta la astenia primaveral a nuestro organismo
Con la llegada de la primavera, muchas veces el organismo es incapaz de adaptarse tan rápidamente al cambio de temperaturas y a un mayor número de horas de luz disponibles y, como consecuencia, se producen modificaciones en nuestro biorritmo hasta que se autorregula y acomoda al nuevo entorno. Estos estímulos que se reciben provocan un estado de alarma en el organismo que afecta básicamente a tres sistemas: nervioso, endocrino e inmunológico.
La astenia primaveral se puede considerar un trastorno adaptativo debido a una alteración de los ritmos circadianos que genera cambios en la producción de endorfinas, serotonina, melatonina y otros elementos del sistema nervioso. Además, se producen cambios hormonales y alteraciones del eje hipotalámico-hipofisiario-adrenal, lo que provoca una sensación de decaimiento físico e intelectual.
Medidas frente a la astenia primaveral
Siendo un proceso adaptativo del organismo, no existen tratamientos específicos para la astenia primaveral. En cambio, sí existen algunas praxis que pueden ser de ayuda para que el organismo realice este proceso de adaptación con mucha mayor facilidad. La combinación simultánea de estas modalidades es la que parece ofrecer mayores beneficios.
Medidas higiénico-conductuales
- Mantener rutinas: asentar los hábitos de comida y respetar los horarios del sueño son unos de los principales apoyos para combatir la astenia y el bajo estado de ánimo.
- Actividad física: la realización de ejercicio físico de forma regular ejerce efectos beneficiosos sobre la capacidad física y el tono vital, estimula la producción de endorfinas y otras hormonas del bienestar, y facilita el descanso nocturno.
- Evitar contacto con alérgenos: la congestión nasal y las dificultades respiratorias asociadas a la polinización aumentan la sensación de malestar de la astenia.
- Medidas conductuales: intentar romper los patrones negativos de pensamiento y adoptar una postura positiva ante las diversas situaciones que se puedan plantear. Esto incrementa la capacidad de autocontrol y mitiga la sensación de fatiga, mejorando la capacidad funcional y el estado de ánimo.
Medidas dietéticas
Una dieta adecuada es la mejor aliada para mantener un buen tono vital para afrontar la llegada de la primavera y prevenir cualquier alteración orgánica. De ahí, la necesidad de realizar una dieta lo más equilibrada posible, acompañada de nutrientes específicos encaminados a la mejora, tanto de los síntomas objetivos como los que abarcan la esfera emocional.
- Los alimentos deben ser de fácil digestión, ricos en vitaminas y minerales y con abundancia de frutas y vegetales frescos. Los hidratos de carbono complejos son esenciales para mantener un buen estado energético a lo largo del día.
- Garantizar una ingesta abundante de agua (mínimo de litro y medio diario): es una manera de mantener el equilibrio hídrico del organismo, básico para que el cuerpo se habitúe al nuevo cambio de temperatura que conlleva la primavera.
- Procurar consumir alimentos ricos en triptófano (precursor de la serotonina): las proteínas de origen animal, huevos, pescados y carnes y en menor medida, los cereales.
- Limitar el consumo de: grasas, picantes, azúcares refinados, chocolate, bebidas gaseosas, café, tabaco y alcohol.
- Asegurar una ingesta suficiente de vitaminas del grupo B (especialmente B1, B6 y B12) y de antioxidantes (Vitaminas A y D, C, Selenio, Zinc, etc.).
Complementos alimenticios para la astenia primaveral
Está demostrado científicamente que el estrés orgánico provocado por el proceso de adaptación durante los cambios estacionales, puede alterar diversos procesos químicos del organismo y el balance hormonal del mismo. La mejor manera de minimizar su impacto negativo sobre nuestra salud, es adoptar de forma profiláctica algunas de las medidas mencionadas con anterioridad, antes de que aparezca su sintomatología.
El uso de la fitoterapia y la administración de determinados suplementos alimenticios, también puede ser una alternativa complementaria y útil para paliar los estados pasajeros de agotamiento y decaimiento.
- La Rhodiola (Rhodiola rosea) actúa predominantemente en el hipotálamo modulando el factor liberador de corticotropina, incrementando la tolerancia frente a agentes generadores de estrés como los cambios ambientales. El aumento de la actividad de la serotonina, conjuntamente con la disminución de los niveles de cortisol, reducen los síntomas asociados a la astenia primaveral, mejorando el estado de ánimo.
- La Coenzima Q10 o ubiquinona es un nutriente que se encuentra en las mitocondrias celulares participando en la producción de ATP, la fuente de energía principal de las células. Mejora los síntomas de la fatiga actuando como antioxidante a nivel celular, estabilizador de las membranas y cofactor de procesos metabólicos relacionados con la producción de energía.
- La L-Teanina es idónea para controlar el estrés y mejorar el estado de ánimo sin disminuir la capacidad mental, ya que al mismo tiempo fomenta la concentración y mejora la capacidad de aprendizaje. Incrementa los niveles de los neurotransmisores GABA y dopamina y la actividad de las ondas cerebrales alfa, produciendo una sensación de bienestar y relajación.
- El Ginseng coreano (Panax ginseng) se ha utilizado tradicionalmente como tónico general y estimulante. Es útil para mejorar los niveles de energía y fortalecer el organismo debilitado por la astenia. Mejora la resistencia y la capacidad de adaptación del organismo a tensiones internas (como el estrés) o externas (como variaciones climáticas).
- El Ginseng siberiano (Eleutherococcus senticosus) se utiliza también para combatir el estrés, la astenia primaveral y la fatiga crónica. Pero es más habitual utilizarlo como agente preventivo más que como un nutriente para la recuperación de estos estados, ya que se considera que tiene un efecto más suave que el Panax ginseng.
- La Hierba de San Juan (Hypericum perforatum) es un remedio tradicional utilizado para el bajo estado de ánimo, la ansiedad, los estados de fatiga y decaimiento y como tónico nervioso. Inhibe la degradación de las catecolaminas (tales como la dopamina, adrenalina y noradrenalina) y la recaptación de serotonina, noradrenalina y dopamina, elevando el estado anímico y fomentando una correcta función del sistema nervioso.