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El farmacéutico, apoyo indiscutible para consultas sobre nutrición infantil

Los expertos señalan que la nutrición en los 1.000 primeros días de vida de un niño es primordial, para su posterior crecimiento y un correcto desarrollo. La farmacia es uno de los centros sanitarios preferidos, para resolver las dudas relacionadas con la alimentación de los pequeños

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nutri fn 57Como resultado del proceso de cambio que está experimentando la oficina de farmacia y la atención farmacéutica en España, un 90% de los farmacéuticos afirma que sus farmacias están especializadas en productos de alimentación infantil y la gran mayoría se consideran suficientemente cualificados, como profesionales del área para atender con seguridad y eficiencia a las demandas de información que plantean los padres. Esto se traduce en que un tercio de las compras de productos de alimentación infantil en farmacias van acompañadas de una consulta y que más del 50% de los farmacéuticos ya facilitan información de forma proactiva a sus clientes, siempre o casi siempre, sobre las características y utilización de los alimentos infantiles, según un estudio realizado a nivel nacional.

Los resultados de las encuestas confirman que las madres siguen siendo las principales compradoras de productos de alimentación infantil, en un 97% de los casos, aunque se puede ver una tendencia, aún pequeña, de la participación de la figura del padre y de los abuelos en el proceso de compra. Y estas madres se apoyan en la figura del farmacéutico para resolver sus dudas sobre alimentación infantil, relacionadas sobre todo, con la edad de introducción de los alimentos, las recomendaciones nutricionales en situaciones especiales, la composición y las diferencias entre marcas y la pauta de utilización de los productos.

En este sentido, los pediatras y los farmacéuticos son las principales vías de información sobre alimentación infantil para los padres y muchos casos la respuesta o el consejo del farmacéutico soluciona por completos sus dudas.

Alimentación  complementaria en la farmacia

Según el cuarto avance del estudio Farma Shopper Post-COVID, elaborado por Shoppertec, la alimentación infantil fue una de las categorías que más asesoramiento recibe durante la pandemia. En cuanto al tipo de asesoramiento o información que se proporcionó al cliente por parte del farmacéutico o el equipo de la farmacia sobre los pro- ductos comprados, el 47% declara que recibió información sobre las características del producto, un 44% sobre beneficios y un 42% sobre formas de utilización del producto.

Entre los productos alimenticios que más se demandan destacan las leches de fórmula, que pueden clasificarse en distintos tipos según la edad que tenga el niño, ya que cada etapa exige más nutrientes que otros. Por ejemplo, de los 6 a los 12 meses, las fórmulas suelen ser ricas en hierro, lo que favorece el desarrollo cerebral y evita una posible anemia. Aunque Alicia Santamaría, Responsable de Marketing Científico en la línea pediátrica de los Laboratorios Ordesa, doctora en Farmacia y licenciada en Ciencia y Tecnología de los Alimentos, recuerda que las leches infantiles también se pueden dividir en función del grupo de población al que van destinadas. Por un lado, los preparados para la alimentación de niños sanos que, según relata la experta, “están destinados para la alimentación de los lactantes sin necesidades nutricionales específicas, en los cuales se busca conseguir la máxima semejanza con la leche materna”. Por el contrario, “las denominadas fórmulas especiales se recomiendan en aquellos casos en los que el lactante presenta alergias o intolerancias a diferentes nutrientes o diferentes tipos de trastornos digestivos menores (cólico, reflujo o estreñimiento)”, indica.

Por su parte, las leches especiales sirven para complementar la alimentación. La Cooperativa Farmacéutica Canaria (Cofarca) las clasifica en antirregurgitación, antiestreñimiento, sin lactosa (para los niños intolerantes a este componente), leches hidrolizadas (favorece la asimilación de la leche y disminuye la posibilidad de que un niño sufra cólicos) o para prematuros (tienen una mayor dosis de nutrientes). Cofarca también señala productos como las bolsas de frutas ecológicas y zumos naturales y las papillas de cereales y galletas. Estos últimos complementos están indicados, sobre todo, cuando los niños comienzan a implementar en su dieta alimentos más sólidos. En cuanto a los potitos, se trata del recurso más demandado, porque son una opción cómoda para cualquier momento del día.

Crecer sano y fuerte

Si cuando nacemos no nos nutrimos correctamente, sobre todo en los primeros meses de vida, se puede detener o ralentizar el desarrollo cerebral. Además, el Programa Pipo (un proyecto subvencionado por la Dirección General de Salud Pública del Servicio Canario de la Salud para prevenir la obesidad infantil) confirma que, si nos acompaña una buena práctica alimenticia desde pequeños, y hacemos que perdure en el tiempo, se reduce la posibilidad de tener diversas patologías en la edad adulta como obesidad, afecciones cardiovasculares, entre otras, sin obviar otros problemas de aprendizaje o conducta.

Por su parte, Santamaría, asegura que “determinados compuestos nutricionales presentes en la alimentación del recién nacido actúan como señales a nivel metabólico, que influyen en el desarrollo de los distintos órganos y funciones y pueden modular su estructura y funcionalidad, hasta tal punto que su influencia sigue siendo relevante en el futuro”. Uno de los ejemplos que destaca Santamaría guarda relación con los niveles de proteínas en los alimentos que se consumen en la niñez, porque “una cantidad excesiva parece predisponer al sobrepeso y la obesidad en etapas posteriores del desarrollo”, apunta. En España, de acuerdo a los estándares de crecimiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 40,6% de los escolares de entre 6 y 9 años tiene exceso de peso.

Cabe destacar que una de las causas principales es la falta de ejercicio físico, ya que, según un estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 80% de niños y adolescentes en edad escolar de todo el mundo no llega al nivel recomendado (una hora al día de ejercicio como mínimo). En cuanto a la alimentación, es muy habitual el consumo excesivo de grasas saturadas y azúcares y una débil ingesta de frutas, verduras y fibra.

Lo más importante es que la dieta sea equilibrada y variada, es decir, la clave está en comer de todo sin abusar de nada. La Asociación Española de Pediatría (AEPED) insiste en que es apropiado introducir alimentos sólidos en la alimentación de los niños a los 6 meses de edad, empezando con frutas, verduras, cereales o legumbres. Las proteínas, que se encuentran principalmente en las carnes y el huevo, deben formar parte de la dieta diaria, aunque en menor proporción que las verduras y frutas. El calcio también es fundamental para el desarrollo de los huesos. En este caso, la AEPED también recomienda que los niños ingieran leche diariamente.

Cereales infantiles libres de azúcares

En los últimos años ha crecido el interés por alimentos bajos en azúcares que contribuyan en el desarrollo de una dieta saludable, sobre todo por las diversas denuncias de algunas organizaciones en las que se exponía la gran cantidad de azúcares que tenían algunos productos específicos que iban dirigidos a un público infantil y de las nefastas consecuencias que tienen en la salud de los más pequeños. En este sentido, empresas como Hero España han lanzado cereales infantiles libres de azúcares añadidos, para conseguir alimentos menos procesados y un alimento lo más natural posible.

El Director en Investigación y Nutrición del Grupo Hero, Luisma Sánchez, explica que el principal objetivo es “fomentar la exposición a hábitos dietéticos saludables en edades tem- pranas mediante la reformulación de nuestros cereales infantiles, menos dulces y con un mayor aporte de cereales integrales”. La principal razón es que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el número de lactantes y niños pequeños de entre 0 y 5 años que padecen sobrepeso u obesidad ha aumentado de 32 millones en 1990 a 41 millones en 2016 a nivel mundial. Además, se espera que esta cifra pueda alcanzar los 70 millones.