La farmacia necesita ponerse las pilas y reforzar su apuesta por los productos para el cabello si no quiere mantenerse fuera de la mente del consumidor frente a canales de gran consumo
Hay personas a las que se les cae el cabello durante todo el año; otras lo sufren sólo en momentos muy concretos, y también existen aquellos que padecen la caída en los cambios de estación. Hemos pasado de un verano sofocante a un otoño con días más cortos y más frescos desde el punto de vista de la temperatura ambiental, y ello provoca que el cabello se caiga más que en otros meses del año.
Además, los cambios hormonales hacen que a estas alturas del año crezcan menos pelos nuevos que en otras estaciones. Eso implica que, si en condiciones normales se desprenden diariamente alrededor de cien pelos, entre septiembre y noviembre la pérdida capilar puede duplicarse o triplicarse.
Está claro que no todas las caídas del cabello son iguales. Es importante distinguir su origen para poder aplicar el tratamiento más adecuado y los consejos básicos de cuidado diario. En este sentido, las causas más frecuentes de la caída del pelo son, entre otros: problemas hormonales, enfermedades relevantes y estrés, durante el postparto, con la toma de medicamentos, por infecciones del cuero cabelludo, por tratamientos estéticos que dañan el pelo, o por herencia genética (más frecuente en hombres).
Además, no es lo mismo una caída estacional o puntual, y una caída crónica. Para una caída estacional, se recomiendan las lociones tópicas para mantener la integridad del cabello, fijarlo al folículo en el cuero cabelludo y, de esta forma, darle tiempo al cabello para que acabe saliendo en fase de crecimiento. Dichas lociones suelen estar enriquecidas con Cistina, vitaminas del grupo B, o Zinc, nutrientes especialmente indicados para favorecer el crecimiento óptimo del cabello.
También sabemos que la caída del cabello es un problema que afecta especialmente a los hombres, aunque también lo sufren un 40% de mujeres de entre 35 y 50 años de edad (con efectos menos visibles a simple vista que en el caso de los hombres). La alopecia en mujeres se desarrolla a nivel frontal y superior de la cabeza, pero de una forma más difusa que la calvicie masculina, y suele mantener la integridad de la primera línea, lo que hace que no existan entradas, al menos en un principio.
Combatir la alopecia
Ya hablemos de una caída puntual o estacional, o lo hagamos de una caída crónica, los tratamientos recomendados en farmacia para combatir este problema pasan por mejorar el microambiente del folículo piloso, potenciar la llegada de nutrientes al mismo, y evitar todos los factores coadyuvantes de la caída del pelo (grasa, micosis, seborrea, malnutrición, estrés…).
Como principios activos eficaces en el tratamiento de distintos tipos de alopecias, podemos citar el Minoxidilo (estimula el crecimiento del cabello por alteración del metabolismo androgénico en el cuero cabelludo y aumentando la microcirculación alrededor del folículo piloso), la Cistina (fundamental en la estructura de la queratina), el Tetrapéptido (actúa como inhibidor de la fase telógena del cabello, haciendo que éste permanezca más tiempo adherido al folículo piloso), la Adenosina, minerales como el Zinc, o vitaminas del grupo B. El farmacéutico, como experto recomendador, debe conocer todas estas soluciones y cómo actuar en cada caso, sin que ello implique necesariamente la dispensación de un producto anticaída.
Por lo demás, ¿qué puede hacer el paciente para prevenir la caída capilar? Es básico saber controlar los estados de estrés, dormir al menos ocho horas diarias (el cabello crece de noche), y mantener una dieta sana y equilibrada. Los expertos recomiendan además evitar lavar el cabello con agua demasiado caliente, ya que dilata los poros, aumenta la sensibilidad del cuero cabelludo, y reblandece la fibra capilar. También conviene evitar los lavados diarios, los tintes, decolorantes o champús agresivos, así como los cepillados agresivos (perjudican el anclaje del cabello a su estructura).
El autocuidado es el rey
Ahora bien, cuando desde la farmacia pensamos en la categoría de cuidados capilares, a veces la reducimos a la familia de los productos anti-caída, pues es la que suele tener mayor peso dentro de la farmacia. El farmacéutico recibe muchas consultas sobre alopecia, y la sociedad confía en él para resolver sus problemas capilares. No tiene sentido, por ejemplo, que las personas afectadas acudan a una parafarmacia o a una gran superficie comercial cuando necesitan atajar el problema.
Sin embargo, el tratamiento de la alopecia es sólo una pequeña parte dentro de una categoría muy amplia de productos para el cuidado del cabello. La Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa) recuerda la existencia de cosméticos capilares, que no son sino preparados destinados a entrar en contacto con el pelo y con el cuero cabelludo para limpiarlo, potenciar su belleza y modificar su apariencia o protegerlo. Estos productos se emplean para mejorar el aspecto del cabello y para recuperarlo en caso de estar dañado; en ocasiones, incluso, pueden convertirse en “ayudantes” de los tratamientos médicos de las enfermedades capilares.
¿Qué tipo de productos tenemos para cuidar nuestro cabello? Desde los clásicos champús que eliminan la suciedad del cabello y del cuero cabelludo, pasando por acondicionadores y mascarillas, que permiten mantenerlo suave e hidratado durante más tiempo a la vez que aumentan su flexibilidad, brillo, manejabilidad y facilidad de peinado. Por su parte, los permanentes y desrizantes cambian la forma del cabello; y tenemos igualmente productos que facilitan el peinado: es decir, geles, lociones de moleado, cremas capilares y gominas que ayudan en la definición, fijación y textura final del mismo. Y, obviamente, no podemos olvidarnos de aquellos productos, cada vez más populares, usados para la coloración capilar.
Los complementos alimenticios también pueden resultar de gran utilidad para recuperar el equilibrio natural del cabello. A través de los tratamientos nutricosméticos capilares, por ejemplo, se consigue una solución natural que tratará de mejorar el aspecto del pelo desde la raíz. La mayor parte de estos complementos basan su composición en ingredientes naturales de plantas y minerales, con principios activos como la L-cistina, las vitaminas C y E, vitaminas del grupo B, zinc, cobre y selenio.
Además de nutrirlo desde la raíz, suele ser conveniente complementar la salud del cabello por fuera con tratamientos tópicos. El uso de determinados champús y lociones anticaída con aceites esenciales estimula el cuero cabelludo y consigue un cabello que crece más sano y fuerte. Del mismo modo, fórmulas hipoalergénicas sin parabenos y con tacto extrasuave ofrecen resultados frescos y naturales (tanto para hombres como para mujeres), y se centran en favorecer la actividad del bulbo y el renacimiento del cabello. Así, las ampollas capilares son un complemento perfecto a los champús anticaída de uso diario.
Gestión de la categoría
Según datos de Stanpa, el 90% de las ventas en cuidado capilar corresponden precisamente al cuidado del cabello sano, y tienen lugar fuera de las farmacias. El cliente asocia estos productos de autocuidado con otro tipo de establecimientos comerciales (grandes superficies, peluquerías, perfumerías, salones de belleza, etc.), y sólo acude a la farmacia cuando sufre dermatitis seborreica, psoriasis del cuero cabelludo, alopecia, y otros.
La inercia de los clientes que no asocian estos productos con la farmacia es, quizá, la mayor desventaja que tienen los profesionales de Oficina de Farmacia a la hora de implantar secciones específicas para esta categoría en sus establecimientos. Además, la escasa oferta de estos productos en la mayoría de las farmacias y la escasa formación del personal en algunos aspectos tampoco ayudan. Sin embargo, los expertos advierten también de las potencialidades del canal farmacia, véase la alta frecuencia de las visitas que hacen los usuarios a la farmacia, así como la confianza de la sociedad en estos establecimientos, en sus profesionales y en los productos que allí se venden.
En el caso de apostar por la creación de una categoría operativa de cuidado capilar, en la que se ofrezca un amplio surtido de productos para el cuidado del cabello, y en la que el tratamiento de la alopecia sea sólo una subcategoría más, es necesario realizar un esfuerzo importante en el conocimiento de la competencia y el entorno en el que vas a moverte (qué productos se venden más, a qué precio, qué estrategias de marketing emplean, etc.), y, por supuesto, un conocimiento exhaustivo del producto; es probable que tu equipo requiera de formación específica para ello. Conocer el público objetivo al que te diriges también es esencial, detectando sus necesidades y descubriendo sus hábitos de consumo.
Una vez instalada la sección, habrá que segmentarla dividiéndola en diferentes familias de productos (champús y acondicionadores, productos anti-caída, coloración, mascarillas, productos para el alisado, etc.), y gestionar el punto de venta exponiendo y posicionando los productos de forma adecuada para facilitar al cliente su visualización y su interacción con él.
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