Claudia Sarró, dermatóloga del Hospital Clínico San Carlos, habla de enfermedades cutáneas y especialmente de dermatitis atópica en esta entrevista
La dermatitis atópica, también conocida como eccema, es una enfermedad crónica de la piel que se caracteriza por la inflamación y la irritación de la epidermis. Esta afección afecta principalmente a niños, pero también puede persistir o desarrollarse en la edad adulta. La dermatitis atópica se manifiesta de varias formas que generan grandes molestias en quienes la padecen.
Aunque la causa exacta de la dermatitis atópica no se comprende completamente, factores genéticos, ambientales e inmunológicos desempeñan un papel importante en su desarrollo. Las personas con antecedentes familiares de enfermedades alérgicas, como asma o rinitis alérgica, tienen un mayor riesgo de desarrollar dermatitis atópica. A pesar de ser una condición crónica, muchos casos de dermatitis atópica mejoran con el tiempo, especialmente en la infancia. Sin embargo, su manejo continuo es esencial para controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida de quienes la padecen.
El manejo de la dermatitis atópica es complejo y requiere de enfoques multidisciplinares, por lo que hemos contactado con la doctora Claudia Sarró, dermatóloga del Hospital Clínico San Carlos y del Instituto de Dermatología Integral, para que nos proporcione su perspectiva sobre esta afección y su tratamiento.
¿Cuáles son los síntomas más comunes de la dermatitis atópica y cómo se diferencia de otras afecciones de la piel?
Los síntomas más frecuentes de las personas que sufren dermatitis atópica son un enrojecimiento de la piel (manchas rojas que pueden llegar a presentar descamación y piel engrosada) acompañado de un intenso picor. Las zonas donde suele presentarse más asiduamente son los pliegues cutáneos (zona interior de los codos, las corvas o las ingles) así como en la cara, la zona de los párpados y las manos.
Las dermatitis alérgicas y de contacto se desencadenan cuando la piel se expone a un agente externo que irrita una zona en concreto y la dermatitis seborreica afecta a zonas concretas de la cabeza, cara y pecho (zonas “seborreicas”) con menos picor. La exploración por un dermatólogo es determinante para realizar un diagnóstico definitivo.
¿Cuáles son los factores desencadenantes conocidos de la dermatitis atópica?
La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria crónica que cursa con brotes. Estos brotes son consecuencia en muchos casos de factores desencadenantes exógenos. Entro los principales están:
Falta de hidratación diaria. La barrera hidrolipídica de la piel atópica es más débil,
por lo que necesita un extra de hidratación.
- Duchas largas y con agua caliente. El agua caliente causa deshidratación, por lo que no es recomendable en una piel ya de por sí seca y deshidratada.
- Utilización de productos no específicos para este tipo de pieles, ya que algunos ingredientes de fórmulas para pieles normales pueden provocar irritación.
- Cambios bruscos de temperatura. Esto puede hacer que en épocas como el verano o el invierno la temperatura pueda variar hasta 15º de interiores a exteriores.
- Uso de tejidos como la lana o sintéticos que pueden provocar picor.
- El estrés. Puede desencadenar brotes de dermatitis atópica, así como también brotes de acné, rosácea, y patologías digestivas como la enfermedad inflamatoria intestinal o el síndrome del intestino irritable.
- El rascado de las zonas normalmente afectadas. Puede hacerse incluso de manera inconsciente.
Se habla mucho de la dermatitis atópica en niños, pero ¿cómo afectan la dermatitis atópica a los diferentes grupos de edad, desde niños hasta adultos, y cuáles son las consideraciones específicas para cada grupo?
La dermatitis atópica es una patología dermatológica con una alta incidencia en la población infantil, de aproximadamente el 20%. En la gran mayoría de los casos, es una condición temporal, ya que solo afecta a en torno al 1-3% de los adultos.
Los síntomas son los mismos, aunque hay que tener en cuenta que los cuidados de los bebés y niños pequeños debe hacerse por parte de sus progenitores, mientras que los adultos son los responsables de actuar cuando existen brotes y de tomar medidas preventivas para que no aparezcan o empeoren.
¿Cuáles son las opciones de tratamiento más eficaces para la dermatitis atópica en la actualidad y cómo ha evolucionado este tratamiento en los últimos años?
El tratamiento de la dermatitis atópica es sintomatológico. Es una enfermedad crónica, que en la actualidad no tiene cura. De esta forma, dependiendo de la gravedad de los síntomas y su evolución, el tratamiento irá variando. En casos de síntomas de leves a moderados, lo más habitual es la administración tópica de corticoides o inmunosupresores (pimecrólimus o tacrólimus) para aliviar el picor y cortar la inflamación. El uso de cremas emolientes debe hacerse también varias veces al día, para que la piel esté más hidratada y se vaya reparando poco a poco la barrera hidrolipídica de la piel.
En algunos casos graves (con heridas o grietas) puede desarrollarse una infección bacteriana, que deberá ser tratada con antibióticos (tópicos u orales, dependiendo de la gravedad). El dermatólogo también puede prescribir corticoides vía oral si los tratamientos iniciales no han funcionado. En casos más graves puede emplearse la fototerapia e incluso fármacos inmunosupresores como la ciclosporina o el metotrexato, entre otros, cuando los tratamientos anteriores no han funcionado.
Además de la dermatitis atópica, ¿puede proporcionar información sobre otras afecciones cutáneas comunes que podrían pasar desapercibidas pero que requieren atención médica?
La rosácea es una de las enfermedades de la piel más infradiagnosticada. Aunque afecta a casi el 6% de la población, se estima que solo el 1% tiene un diagnóstico. Puede confundirse con acné por la presencia de granitos, no darle la importancia que tiene o bien porque existe un gran desconocimiento de la patología en sí.
La dermatitis seborreica es también bastante frecuente, entre el 2-8% de los adultos, que muchas veces no se trata. Uno de los lugares frecuentes de aparición es el cuero cabelludo cursando con descamación (caspa), pero en otros casos produce lesiones más extensas y conviene acudir al dermatólogo para que paute un tratamiento adecuado.
¿Cuáles son las enfermedades cutáneas más comunes? ¿Podría darnos datos de la prevalencia de las mismas en España?
Depende de los grupos de edad. En niños pequeños, como hemos comentado, la dermatitis atópica es muy frecuente. En adolescentes, el acné supera el 80%. En adultos varía, pero es muy frecuente la alopecia, la dermatitis seborreica, la psoriasis, la rosácea, herpes simple, etc. Y en personas de mayor edad son frecuentes las lesiones producidas por el sol, como las queratosis actínicas o los tumores de piel (carcinoma basocelular sobre todo).
¿Existen factores genéticos que predispongan a ciertas personas a desarrollar dermatitis atópica y otras enfermedades de la piel y en qué medida se pueden prevenir?
La dermatitis atópica, la psoriasis, la rosácea, el acné, la alopecia e, incluso, el cáncer de piel, tienen un componente genético. Esto no significa que todas las personas que tienen un familiar que ha padecido alguna de estas enfermedades lo desarrolle, pero sí que tenga más probabilidad a desarrollarlo en un futuro.
Sin embargo, son enfermedades que tienen causas multifactoriales donde el componente exógeno es también determinante.
Hábitos como la sobreexposición solar, el consumo de alcohol y tabaco, el consumo de alimentos con componente inflamatorio (azúcar, las grasas trans, carbohidratos refinados, alimentos ultraprocesados, etc.), el estrés y la ansiedad, la falta de higiene y la automedicación, pueden convertirse en causas que propicien el desarrollo de algunas enfermedades de la piel.
¿Podría compartir información sobre las últimas investigaciones o avances en el campo de la dermatología, que puedan tener un impacto significativo en el tratamiento de la dermatitis atópica y otras afecciones?
Actualmente hay muchos estudios en el campo de la dermatitis atópica, tanto a nivel de prevención como de tratamientos. Además, en los últimos años, se han aprobado fármacos inmunomoduladores y biológicos dirigidos para casos severos de enfermedad, con resultados muy buenos a nivel de la piel y con importante mejoría de la calidad de vida de los pacientes, que cuentan con buen perfil de seguridad. Afortunadamente en estos últimos 3-4 años se ha revolucionado el campo de la dermatitis atópica y mejorado la vida de muchos pacientes.
¿Qué consejos puede ofrecer a los pacientes para manejar la dermatitis atópica en su vida diaria y prevenir brotes recurrentes?
- Utilizar geles, champús, cremas, etc. específicos para pieles atópicas (geles syndet o de base oleosa). Existen cada vez más productos en el mercado y el dermatólogo le explicará cuales son las más adecuados para cada caso.
- Hidratación a diario. Por supuesto después de la higiene y siempre que se note que la piel está más tirante o seca. También debe ser desde dentro, por lo que se recomienda beber entre 1,5-2 litros de líquidos al día.
- Duchas cortas y con agua templada en vez de baños.
- Secar la piel dando toques con la toalla en vez de frotar para no irritar la piel.
- Optar por tejidos naturales como el algodón y el lino.
- Evitar el rascado porque puede producir el efecto contrario al deseado, aumentando el picor propio de la dermatitis atópica.
- Evitar los picos de estrés y ansiedad en la medida de lo posible.
¿Qué papel juega la investigación y la colaboración interdisciplinaria en el avance del tratamiento y la comprensión de las enfermedades cutáneas, incluida la dermatitis atópica?
Es fundamental que los dermatólogos trabajemos en equipo con otros especialistas, sobre todo, en estas patologías que afectan no solo a la piel, sino que asocian otras comorbilidades (como el asma y la alergia a pólenes en pacientes con dermatitis, las articulaciones en pacientes con psoriasis, etc.). Además de contemplar la esfera psicológica, ya que muchas son enfermedades crónicas que causan con picor (llegando incluso a afectar el sueño) y molestia estética.