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La revista del canal farmacia

El papel clave de los farmacéuticos en la salud nutricional infantil

La nutrición infantil sigue los mismos principios básicos que la de los adultos porque todos necesitamos los mismos nutrientes para hacer que nuestro organismo funcione correctamente: vitaminas, grasas, minerales, hidratos de carbono y proteínas. La diferencia básica estriba en que los menores necesitan diferentes cantidades específicas de nutrientes conforme van creciendo.

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Desde la Asociación Española de Pediatría (AEP) nos recuerdan que “una buena nutrición es esencial para que el niño crezca y desarrolle sus capacidades”. La mejor dieta para el crecimiento y el desarrollo de los niños debe tener en cuenta su edad, su nivel de actividad física, su género y otras características individuales.

Además, recomiendan que las comidas sean ricas en nutrientes y contengan poca o ninguna cantidad de azúcar y sal añadida y un bajo contenido en grasa saturada.

Sabemos que los buenos hábitos alimenticios contribuyen a que los pequeños de la casa se conviertan en un adulto sano, pero ¿cómo trasladar la teoría a la vida real? La farmacia puede ser un buen foco de información y recomendaciones sobre alimentación infantil desde el mismo momento en el que llega un nuevo integrante a la familia y convertirse en un centro de apoyo y acompañamiento durante su crecimiento.

Las farmacias desempeñan un papel crucial desde el nacimiento del bebé. En los primeros meses de vida, la leche materna es la fuente principal de nutrientes, pero cuando la lactancia no es posible, las leches infantiles son la mejor alternativa. Los farmacéuticos pueden ayudar a los padres a seleccionar la fórmula adecuada para satisfacer las necesidades nutricionales del recién nacido.

A partir del primer año, cuando los niños ya pueden consumir alimentos sólidos, la leche de crecimiento puede ser un complemento importante. Estas leches están adaptadas para aportar nutrientes esenciales como calcio, hierro, vitamina D y ácidos grasos omega 3. Los farmacéuticos están capacitados para orientar sobre el uso de estas fórmulas y ayudar a los padres a garantizar que sus hijos obtengan una dieta equilibrada y rica en nutrientes. Y lo mismo con las papillas, pueden asesorar en la elección de las mejores opciones conforme a la edad del menor.

DHA en lactantes

El ácido docosahexaenoico (DHA) es un ácido graso poliinsaturado de cadena larga con importantes funciones en el desarrollo visual y neurológico de prematuros y neonatos, tal y como constatan en la AEP. En España, es un ingrediente básico de las leches infantiles de fórmula que se venden en las farmacias. “Sus beneficios para la salud son numerosos, aunque el que más destaca en el caso de los lactantes menores de 1 año y los niños de corta edad en su papel en el desarrollo cerebral y de la función visual” declara la Dra. Alicia Santamaría experta en comunicación científica de Laboratorios Ordesa.

Para cubrir los requerimientos de DHA del lactante, los aportes deben tratar de imitar la composición de la leche materna. La experta de Laboratorios Ordesa afirma: “Los estudios existentes señalan que la suplementación con estos ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga desde el embarazo y en los primeros meses de vida del bebé tienen un impacto positivo para favorecer la función cognitiva y la agudeza visual. Por esa razón desde el año 2016 es obligatorio que todas las leches 1 y 2 lo incorporen en su composición”.

Calcio y hierro

La función más conocida del hierro es la de transportar oxígeno. Su carencia se relaciona con cuadros de mayor cansancio y debilidad. Sin embargo, pese a no ser tan conocido, hay otras funciones del hierro que son fundamentales: favorecer un correcto desarrollo cerebral y su intervención en los mecanismos de defensa de nuestro organismo. “Los niveles bajos de hierro comportan una menor respuesta inmunológica frente a los procesos infecciosos”, declara la Dra. Alicia Santamaría.

“Un consumo adecuado de hierro a través de la alimentación es especialmente relevante a partir de los 4-6 meses, cuando las reservas que el bebé ha ido acumulando a lo largo del embarazo han sido consumidas y, por tanto, la principal fuente de este mineral es la alimentación”. No sólo nuestras leches infantiles, también nuestros cereales Blevit están suplementados en hierro, además de en zinc, para ayudar a cubrir los requerimientos de este mineral”, constata la experta.

Por otro lado, el calcio es indispensable para el desarrollo de huesos y dientes, tal y como explican en la Asociación Española de Pediatría (AEP). Y es que aproximadamente el 98% del calcio se almacena en estas estructuras. Es necesario ir adecuando la ingesta diaria de calcio que va desde un mínimo de 200 mg en el recién nacido, hasta un máximo de 1.300 mg en niños de entre los 9 y 18 años. Un litro de leche de vaca aporta 1200 mg.

“Durante el primer año de vida, la leche materna y/o las leches infantiles son la principal fuente de calcio de la alimentación, por lo que una vez se inicia la alimentación complementaria se recomienda mantener un mínimo de 500 ml de leche o su equivalente de alimentos lácteos al día”, declara la Dra. Alicia Santamaría.

Prebióticos y probióticos

La colonización microbiana del sistema digestivo en la infancia es un proceso crucial para el
crecimiento y la supervivencia.
En los últimos años, el interés científico por la posibilidad de
influir en este proceso mediante el uso de probióticos y prebióticos ha crecido considerablemente, respaldado por numerosos estudios de investigación según los datos de la Sociedad Española de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica.

En el campo de la pediatría, la evidencia científica ha llevado al uso más frecuente de probióticos y prebióticos para tratar diversas patologías, sobre todo las relacionadas con el sistema gastrointestinal. Además de ser eficaces en problemas como las alergias y la prevención de infecciones, estos tratamientos se aplican en una variedad de trastornos digestivos infantiles, como la diarrea aguda infecciosa, la diarrea inducida por antibióticos, la enfermedad inflamatoria intestinal, la infección por Helicobacter pylori, los trastornos digestivos funcionales y la enterocolitis necrotizante.

La finalidad de los prebióticos y los probióticos es conseguir una microbiota intestinal equilibrada, con un recuento elevado de microorganismos beneficiosos para la salud y una presencia residual de aquellos que puedan ser perjudiciales. la Dra. Alicia Santamaría afirma: “Se relacionan especialmente con una maduración del sistema digestivo e inmunológico más fisiológico y parecido al de los lactantes alimentados con leche materna, ya que ésta de forma natural también contiene este tipo de componentes”.

La combinación de probióticos y prebióticos en un mismo producto recibe el nombre de simbiótico. Muchas de nuestras fórmulas Blemil son simbióticas, combinan prebióticos y probióticos en su composición. Entre los probióticos que utilizamos destaca la bifidobacteria Bifidobacterium infantis IM1, patentada y de uso exclusivo de Laboratorios Ordesa, que ha sido
aislada del sistema digestivo de los bebés alimentados de forma exclusiva con leche materna.

En cuanto a los prebióticos, en el caso de las leches destaca el uso de HMO, prebióticos de última generación que reproducen la estructura y funcionalidad de los prebióticos que contiene la leche materna, y en el caso de los cereales utilizamos fructooligosacáridos e inulina, de origen vegetal”.