El aumento de la esperanza de vida en Occidente dispara la prevalencia de patologías como la Degeneración Macular Asociada a la Edad, que afecta a 700.000 personas en España
El envejecimiento progresivo de la sociedad española, con una de las esperanzas de vida más altas, hace que enfermedades como la Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE) sean cada vez más comunes. “Mientras que la frecuencia de la DMAE en la población general es menos de 1 de cada 10 personas, a partir de los 85 años aumenta a 1 de cada 3”, destaca la Dra. Anniken Burés, especialista en Retina y Vítreo de IMO.
Como añade la oftalmóloga, “las personas mayores tienen menos recursos para suplir el déficit visual que comporta la patología y menos capacidad de adaptación a la nueva situación”, por lo que aumenta su dependencia y falta de autonomía: salen menos a la calle porque no reconocen los nombres de las calles o las personas con las que se cruzan, sufren caídas accidentales a menudo y tienen dificultades para realizar actividades cotidianas como escribir, leer, cocinar o conducir.
En este sentido, minimizar el impacto de la DMAE e intentar frenar su avance requiere detectarla a tiempo y, para ello, es fundamental que pacientes y familiares conozcan bien sus síntomas y acudan precozmente al oftalmólogo. Este es el objetivo del libro divulgativo “El médico en casa: Comprender la Degeneración Macular”, editado por Amat con la colaboración de la Fundación IMO, Bayer y la Sociedad Española de Especialistas en Baja Visión.
Como explica el Dr. Rafael Navarro, coautor del manual junto a la Dra. Anniken Burés, “la pérdida de visión, el deslumbramiento excesivo, la deformación de objetos y líneas (baldosas del suelo, marcos de las puertas etc.) y la aparición de manchas centrales en el campo de visión son señales de alerta característicos y pueden aparecer de forma más o menos brusca en función del tipo de DMAE.
Avances en el tratamiento
El tratamiento de la DMAE húmeda, la forma más agresiva de la enfermedad aunque también la menos frecuente (10% de los pacientes), ha experimentado una gran revolución de la mano de las inyecciones intraoculares de fármacos antiangiogénicos para detener su progresión. Sin embargo, “el reto está en encontrar fórmulas más efectivas y duraderas que permitan lograr mejores resultados con un menor número de inyecciones”, explica el Dr. Navarro. Otro de los desafíos es dar con el primer tratamiento eficaz frente al avance de la DMAE seca (90% de los casos), que actualmente solo se puede ralentizar mediante suplementos vitamínicos. Es lo que se está estudiando en un ensayo clínico en fase III (previa a la comercialización) en el que participa la Fundación IMO para evaluar la respuesta a un nuevo fármaco de los pacientes con una determinada variante genética”, comenta la Dra. Burés.
Creciente peso de la genética
Según la especialista, “el futuro manejo de la DMAE y otras patologías retinianas pasa por el análisis genético de los pacientes”. Este no solo dará la clave para la próxima aplicación de terapias génicas sino también de tratamientos individualizados según cada perfil ya que, como se destaca en el libro, se ha demostrado que los genes tienen más peso del que se creía hasta ahora en la enfermedad. Tanto es así, que más del 50% del riesgo de DMAE es genético y la probabilidad de padecer la patología es entre 3 y 6 veces superior si se tiene un familiar afecto de primer grado. Por tanto, “y aunque el envejecimiento sigue siendo considerado el catalizador de la enfermedad, sabemos que los factores genéticos son cruciales y que los ambientales, el más importante de los cuales es el tabaco, también tienen una gran influencia”, concluyen los especialistas de IMO.