La aparición de resistencias, la mejora tecnológica y la conclusión de que la variabilidad genética radica en el microbioma o metagenoma, en lugar de en el genoma, hace que el papel de los microbiólogos sea cada día más relevante
Los grandes avances en técnicas de secuenciación y manipulación genética producidos en los últimos años han situado a los especialistas en Microbiología Clínica ante un desafío importante: conocer las estructuras y su forma de comportarse para posibilitar su manipulación posterior. A pesar de que el ‘corta y pega’ genético ya es una realidad, la consolidación y la generalización de esta técnica en humanos dependen, en gran medida, de la labor de los especialistas en Microbiología, inmersos en el desarrollo de las relaciones funcionales que permitirán entender las consecuencias de esta herramienta.
“Estamos mejorando las técnicas de secuenciación, pero todavía no entendemos bien los mecanismos de transferencia lateral de información (la transmisión genética que ocurre entre organismos sin relación de parentesco directo), por ejemplo entre procariotas y eucariotas o los de variabilidad poblacional en especies únicas y qué influencia pueden tener en su interacción con el genoma humano”, explica el doctor Benito Regueiro, catedrático y jefe del Servicio de Microbiología Clínica del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo
La aparición de resistencias, la mejora tecnológica y la conclusión de que la variabilidad genética radica en el microbioma o metagenoma, en lugar de en el genoma, hace que el papel de los especialistas en Microbiología sea cada día más relevante, tal y como explica el doctor Regueiro. En este sentido, el doctor Ramón Cisterna, presidente de la Asociación de Microbiología y Salud (AMYS) y Catedrático-Jefe de Servicio de Microbiología Clínica y Control de Infección del Hospital Basurto de Bilbao, señala que los microbiólogos cuentan con un abanico de posibilidades que se incrementan a medida que aparecen nuevos retos: “la aparición de microorganismos emergentes supone un elemento importante en la actividad del microbiólogo, pero no es menos importante que la actividad diaria centrada en resolver problemas relacionados con la infección tanto a nivel hospitalario como comunitario”.
Para estos especialistas, el análisis de los microorganismos como buenos o malos resulta simplista y es necesario analizar las asociaciones microbianas y su contexto en lugar de realizar estudios de estos elementos de forma aislada. “Hay una asociación directa entre la presencia de determinados microorganismos y la enfermedad. Esa relación es causal, sin intermediación de ningún otro factor, en los microrganismos patógenos. Otros, denominados ‘oportunistas’, necesitan otros elementos y el deterioro de los mecanismos defensivos para producir la enfermedad resultante de una infección. Por último hay un tercer grupo de microorganismos a los que cada vez se les presta una mayor atención y que, en conjunto, configuran lo que se denomina microbiota humana”.
Precisamente estas asociaciones de microorganismos establecen mecanismos más relacionados con la salud humana en su conjunto y poco con la infección. “Constituyen el nuevo paradigma de la Medicina”, en palabras del doctor Cisterna, quien defiende que la búsqueda y el mantenimiento de un determinado perfil de microrganismos condiciona la salud o enfermedad, especialmente importante en el caso de la microbiota intestinal, ya que está asociado a situaciones de perfil inmunológico, metabólico o incluso de comportamiento por el establecimiento de ese eje funcional entre cerebro e intestino.
El ‘dilema de la interpretación’
La avalancha de información es tal entre los microbiólogos que el presidente de la AMYS describe la situación actual como el ‘dilema de la interpretación’, un fenómeno que influye en el estudio de papel de los microorganismos en alergias, autoinmunidad, obesidad y otras muchas patologías, una relación que está por descubrir. En esta misma línea, se muestra el doctor Regueiro, quien recuerda que en la década de los 80 apenas se conocían 1.791 especies diferentes, una cifra que asciende a 12.000 en la actualidad.
“La biología molecular ha permitido descubrir que hay otros microorganismos que no cultivamos y la espectrometría de masas (MALDI-TOF) ha logrado la mejor caracterización (proteómica) de las especies que aislamos. Esto supone un acortamiento a la hora de caracterizar a los microorganismos y la posibilidad de mejores tratamientos”, asegura el catedrático y jefe del Servicio de Microbiología Clínica del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo.
Para el doctor Cisterna, las nuevas técnicas moleculares en genómica y en proteómica (estudio a gran escala de las proteínas) han dado un giro “espectacular” a la espera de respuesta, logrando resultados en 24-48 horas y posibilitando así que el paciente reciba el tratamiento antibiótico mucho antes, lo que aumenta las tasas de curación. Esta mejora es especialmente relevante, según este experto, en las bacterias multirresistentes, que provocan ya más de 700.000 fallecimientos en el mundo por infecciones y se convertirán en la primera causa de muerte en 2050, con más de 10 millones de muertes: “Se establecerán antes las medidas pertinentes para evitar que esa bacteria puede diseminarse en el hospital o en una comunidad”.
Todos estos factores influyen de forma determinante el trabajo diario de los microbiólogos, que, según el doctor Regueiro, se hará más multidisciplinar y orientado al tratamiento, la prevención y a la manipulación en los próximos años.