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Alimentación Básica Adaptada en los pacientes con Disfagia

Se estima que el 83% de los pacientes con dieta triturada convencional no llegan a los requerimientos nutricionales

María Lecha, durante su intervención
María Lecha, durante su intervención

Los pasados 4 y 5 de abril el NH Collection Eurobuilding (Madrid) acogió el curso formativo teórico-práctico multidisciplinar bajo el título de Abordaje Nutricional a través de la Alimentación Básica Adaptada (ABA) en los distintos perfiles de los pacientes con disfagia, organizado por Nestlé Health Science e impartido por profesionales de la nutrición y la dietética, psicología, enfermería y logopedia para facilitar una mayor y mejor interacción entre profesionales y pacientes.

Su objetivo principal fue revisar y actualizar los conocimientos del manejo dietoterápico orientado a mantener o mejorar el estado nutricional y reducir complicaciones en pacientes con disfagia, un problema que aparecen en un 12%-13% de los pacientes hospitalizados, un 27% de los pacientes ingresados en centros especiales de rehabilitación y un 35% en centros geriátricos.

Además, como objetivos adicionales, el curso propuso fomentar la interacción entre profesionales sanitarios, discutir el rol de la Alimentación Básica Adaptada como una vía segura para individuos en diferentes escenarios clínicos y con requerimientos y necesidades diversas e identificar a los pacientes que son candidatos idóneos para recibir ABA.

María Lecha Benet, Dietista-Nnutricionista clínica de la Unidad de Nutrición y Dietética del Hospital Moisès Broggi, Sant Joan Despí (Barcelona), y coordinadora del curso, inició las ponencias y presentó al paciente con disfagia como paciente de riesgo de desnutrición y aportó un dato revelador: se estima que hasta el 83% de los pacientes alimentados con dieta triturada convencional no llegan a alcanzar los requerimientos nutricionales.

ABA es una alimentación elaborada mediante preparados alimenticios que por sus características nutricionales definidas y variedad de sabores permite integrarla en las dietas del paciente con disfagia para mantener o mejorar su estado nutricional minimizando las complicaciones respiratorias. Está indicada en pacientes con dificultad de deglución, masticación, formación del bolo, duración prolongada del tránsito oral, etc.

Casi el 20% de las dietas hospitalarias son ya con textura modificada. La seguridad y la eficacia marcan la diferencia entre una alimentación tradicional y una ABA. Gemma Peralta Pérez, psicóloga clínica de la fundación Rossend Carrasco i Formiguera de Barcelona, reflexionó sobre por qué tratar los aspectos emocionales de la ingesta en la disfagia, cómo intervenir a nivel emocional y la importancia de tratar con la familia.

Los alimentos tienen componentes sensoriales que influyen en su elección por parte de quien los consume. Hay unas preferencias sociales y una tendencia a elegirlos a través del gusto y no racionalmente por los beneficios que aportan. El paciente con disfagia tiene que llevar a cabo un aprendizaje impuesto, involuntario, en medio de un mar de emociones (después del diagnóstico de una enfermedad) que normalmente dificulta ese aprendizaje. “No es lo mismo introducir un cambio alimentario de forma voluntaria que en el contexto de la imposición externa por cuestiones de salud”.

El profesional tiene que entender sus necesidades preguntándole cómo afecta en su día a día, cómo vive la situación… “Muchas veces interpretamos, no escuchamos”. La disfagia aumenta el riesgo de desnutrición y deshidratación, pero también conlleva ansiedad, impacto en su calidad de vida. “Hay que dignificar la alimentación” De manera global, los datos son claros: nos enfrentamos a una población cada vez más envejecida, ya que se vive cada vez más. Asimismo, a partir de 2014 la población total empezó a disminuir.

Se calcula que en el año 2064 cuatro de cada diez españoles va a ser mayor de 65 años. Elena Moreno Guillamont, Dietista-Nutricionista y Tecnóloga de los Alimentos, del Servicio de Centros de Personas Mayores dependientes de la Consejería de Igualdad y Políticas Inclusivas de la Generalitat Valenciana, expone la importancia de un nutricionista en los centros de mayores, para la dispensación de alimentos de la mejor manera posible.

En las residencias tenemos personas mayores con un nivel de dependencia muy elevado, pluripatológicas, que implican un trabajo a nivel dietoterapéutico muy importante. Han perdido la capacidad de alimentarse, de elegir lo que quieren comer, cuándo lo quieren comer, cómo y dónde. Lo tenemos que elegir nosotros por ellos. Tenemos la responsabilidad de que esa elección sea acorde a sus gustos, a sus preferencias, a sus necesidades. Hay que dignificar la alimentación, ofreciendo platos visualmente atractivos, con sabores y olores reconocibles, triturando por separado y montando el plato con un aspecto similar al original, con las texturas adecuadas. Si no intentamos satisfacer a la persona, habremos fracasado” afirma Moreno.

Distintos grados de disfagia en pacientes neurológicos

Rosana Ashbaugh Enguídanos, enfermera de la Unidad Funcional de Disfagia Orofaríngea del Hospital Universitario Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares, Madrid, en su exposición sobre Disfagia Orofaríngea en el paciente con enfermedad neurológica, hizo hincapié en que no todos los pacientes neurológicos ni las disfagias son iguales. En el ictus, la disfagia es muy frecuente y puede ocasionar muchas enfermedades respiratorias, y también desnutrición, pero es una disfagia que se puede recuperar. El paciente con enfermedad neurológica degenerativa es un tipo de disfagia distinto, ya que va a evolucionar a peor y es muy dinámico.

“Hay que hacer coincidir el grado de la disfagia con la nutrición y la rehabilitación, si es candidato a ella, y reevaluar continuamente. Primero vamos a tener en cuenta la seguridad y después la eficacia de la deglución. La ABA es una herramienta valiosa porque es muy definida en nutrientes y reológicamente segura, esa textura se va a mantener durante el proceso de la deglución”, según Ashbaugh.

Objetivo: garantizar un buen estado nutricional para tolerar el tratamiento

María José Sendrós Madroño, Dietista-Nutricionista clínica de la Unidad de Nutrición Clínica y dietética del Hospital Universitario Germans Trias i Pujol de Badalona (Barcelona), en su ponencia sobre Disfagia orofaríngea aguda de causa oncológica aclara que es muy importante la situación del tumor: si las lesiones son en la zona oral, darán lugar a unos déficits tanto de masticación como de propulsión del alimento, si son en la faringe, el tipo de alteración será una penetración de los alimentos en la laringe o aspiración traqueal.

También se da disfagia en cáncer de otras localizaciones, neoplasias espinales que presionan el nervio a nivel faringe, neoplasias en la zona del tórax que puedan comprimir nervios recurrentes laríngeos. En cánceres de cualquier localización en estado avanzado el riesgo de disfagia es importante, a veces como efecto secundario de tratamientos como radioterapia, quimioterapia o la concomitancia de ambas provoca elevadas tasas de disfagia a veces de por vida. Tienen mucho que ver en ello la dosis de la radiación, el volumen objetivo y las técnicas usadas.

Cuando se interviene en la lengua tiene un mayor riesgo de aspiración y dificultad para tragar sobre todo cuando la disección es superior a un tercio, la fuerza y propulsión disminuye. Entre un 10 y un 60% de pacientes con laringuectomía total presentan disfagia orofaríngea. Todos pueden llegar a desarrollar caquexia, síndrome multifactorial caracterizado por la pérdida continuada de masa muscular que conduce a un deterioro funcional progresivo.

Se asocia a una disfagia severa, ya que toda esa disminución de la musculatura también afectaría a los músculos de la deglución. “En el paciente oncológico queremos garantizar un buen estado nutricional y de hidratación para tolerar bien el tratamiento. Hemos de ir adaptando la dieta a la textura que sea más segura y también más eficaz”.