La mejora de la función barrera de la dermis de los bebés disminuiría la sensibilización de neumoalérgenos a través de la piel y disminuiría la incidencia de eccema
Los cuidados de la piel desde el nacimiento pueden evitar dermatitis atópica y alergias futuras en niños con riesgo. Así lo advierte la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP) que ha celebrado su XLIII Congreso Nacional en Valencia.
Entre el 15 y el 20% de la población infantil sufre dermatitis atópica en España, cifra que se ha incrementado en los últimos años y que puede seguir en aumento durante los próximos si no se toman las medidas adecuadas de prevención en los casos de riesgo.
La dermatitis atópica suele comenzar en la infancia y perdurar hasta la edad adulta en los casos más graves. “Además de condicionar de manera notable la calidad de vida de los niños que la sufren, suele ser el primer paso para el desarrollo de otras enfermedades atópicas, como la rinoconjuntivitis alérgica, el asma o la alergia alimentaria. De ahí la importancia de prevenir su aparición desde el nacimiento en niños con predisposición o sequedad en la dermis”, asegura la doctora Mercedes Escarrer, presidenta de SEICAP.
Los cuidados de la piel en bebés comprenden la hidratación de la misma con el uso de cremas emolientes y humectantes para evitar la piel seca y la aparición de eccema. “Diversos estudios han demostrado que las anomalías en la barrera cutánea facilitan la penetración de alérgenos en la piel con mayor predisposición a la irritación y la posterior inflamación cutánea. Por ello, si se mantiene la piel hidratada mantendremos en equilibrio la barrera cutánea y evitaremos que la atopía evolucione a una enfermedad crónica como la dermatitis atópica”, subraya.
Las enfermedades alérgicas en general y la dermatitis atópica en particular han sufrido un incremento en su prevalencia en los últimos años. Un documento de posicionamiento de la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica (EAACI, por sus siglas en inglés), que participa en el Congreso de SEICAP, apunta como responsables a las exposiciones ambientales y a la alteración en determinados hábitos de estilo de vida. Además, señala al efecto inmunorregulador de los ácidos grasos de la dieta, lo que puede influir en el desarrollo de respuestas inmunitarias inflamatorias. “Lo cierto es que por diversas circunstancias la función barrera de la piel se altera, lo que favorece la entrada de alérgenos en la dermis causando inflamación”, subraya la doctora Mercedes Escarrer, presidenta y miembro del Grupo de Trabajo de Dermatitis Atópica y Alergia Cutánea de SEICAP.
En la fisiopatología de la dermatitis atópica, además de los factores genéticos, influyen también una desviación inmune en la fase de inicio que aumenta la producción de IgE, un aumento en la producción de mediadores a partir de diversas células inflamatorias o una deficiente función de la barrera cutánea (piel seca) debida al metabolismo anormal de los lípidos, entre otros. Así, un estudio publicado este mes en Trends in molecular medicine señala que una brecha en la barrera lipídica establece la vía para la aparición y progresión posterior de la dermatitis atópica.