Ha logrado ser la primera presidenta de la historia del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Zaragoza y, aunque tomó posesión en una época convulsa, está orgullosa de estar al frente del colegio y lucha para que las farmacias rurales, tan presentes en Aragón, tengan más recursos y sean proyectos viables
Raquel García ha tenido una trayectoria profesional desarrollada en la farmacia comunitaria. Aunque lo suyo es vocación pura y no le viene de familia (es la primera en dedicarse a la farmacia). Comenzó como regente y después desarrolló su actividad como adjunta antes de pasar a ser titular de una farmacia.
Antes de entrar en el Colegio de Farmacéuticos de Zaragoza como vocal en 2008, formó parte de la junta directiva de SEFAC en Aragón, y después a nivel nacional, puesto que la visión asistencial de la farmacia es muy importante para ella. En el Colegio de Farmacéuticos ocupó durante ocho años la Secretaría y, desde hace dos años, la presidencia.
Hablamos con la que se convirtió en pleno comienzo de la pandemia en la primera presidenta de la historia del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Zaragoza sobre la situación actual de las farmacias y sobre los nuevos planes que tiene al frente del COFZ.
Háblenos un poco de usted, ¿por qué decidió dedicarse a la farmacia? ¿Vocación?
Soy la primera farmacéutica de mi familia… así que por influencia familiar no ha sido. El mundo de las ciencias, en concreto la farmacia, siempre me atrajo desde niña. Y dirigí mis pasos hacia esta apasionante profesión, que me encanta. Abarca gran cantidad de temas que hace que tengas una visión global de la salud y unos conocimientos completísimos en muchas áreas. Realmente sí, creo que fue una cuestión vocacional.
Fue elegida presidenta del COF de Zaragoza en una época convulsa y complicada en el tema sanitario, ¿cómo ha llevado la pandemia personal y profesionalmente?
No diré que ha sido fácil, desde luego. Para nadie. Entré junto con mi equipo en la dirección del Colegio el 17 de marzo de 2020, apenas unos días después de la declaración del Estado de Alarma. Desde el primer momento tratamos de solventar las situaciones urgentes que surgían (protocolos, certificados de desplazamiento para el personal de las farmacia, decretos y más decretos, cierres por covid, bolsa voluntaria de farmacias de guardia…), y además, trabajar para poder gestionar con la Administración las cuestiones sanitarias, como la dispensación a pacientes vulnerables que no se podían desplazar, seguimiento a través de la receta electrónica, sin olvidar toda la problemática, primero de las mascarillas y después los autotest de antígenos.
Ha sido una temporada de intenso trabajo, en la que todo el equipo tanto de la junta de Gobierno como los trabajadores del Colegio han dado lo mejor que tenían, al igual que toda la profesión farmacéutica. Mirando hacia atrás, y viendo la trayectoria de estos dos años, no puedo si no estar tremendamente orgullosa de toda la profesión. El cansancio y los desvelos se olvidan, pero la satisfacción de pertenecer a esta profesión permanecerá siempre.
¿Supone para usted un orgullo ser la primera presidenta en la historia del Colegio?
Es un gran orgullo ser presidenta de este colegio. Ser la primera mujer es una cuestión de género que, por la representación de la mujer en nuestra profesión debería haber estado más normalizada desde hace tiempo. En Zaragoza se ha tardado más de 120 años en lograrlo. Afortunadamente, ya no es algo extraño que los colegios estén dirigidos por mujeres. Espero que sea una estela que sigan más compañeras, y dentro de poco no se mire como algo extraordinario, sino habitual.
¿Qué lecciones le deja su antecesor, Ramón Jordán, presidente del Colegio durante los últimos 8 años?
Ramón ha sido uno de los más importantes promotores de la transformación digital del sistema sanitario y de la receta electrónica en nuestra comunidad. Y precisamente en Aragón arrancó el proyecto piloto de la receta electrónica de Muface. Sin olvidar la transformación digital en la vertiente asistencial de la farmacia, de hecho, las tres provincias aragonesas fueron las primeras a nivel nacional en poner en marcha Nodofarma Asistencial, la plataforma tecnológica del Consejo para prestar desde las farmacias Servicios Profesionales Farmacéuticos Asistenciales. Por supuesto, me gustaría destacar también de Ramón su gran talante buscando siempre el diálogo y el consenso por encima de cualquier otro objetivo.
El sector farmacéutico ha reclamado en varias ocasiones que se les tenga más en cuenta en esta pandemia, ¿cómo podría ayudar la farmacia en la gestión de la pandemia?
Creo que la farmacia ha ayudado muchísimo, de hecho esta pandemia ha puesto de manifiesto una vez más que los farmacéuticos y las farmacias somos parte inseparable del sistema sanitario, es más, somos la primera puerta de acceso al sistema. Ante los problemas de accesibilidad a los centros de salud y los teléfonos saturados, la farmacia fue una puerta siempre abierta para los ciudadanos, no solo para adquirir medicamentos, también para asegurar la continuidad de los tratamientos crónicos a través de receta electrónica e incluso realizar seguimientos y controles derivados de los Centros de Salud.
En Aragón, también nos implicamos al máximo en la campaña de vacunación, y como un agente más de Atención Primaria, ayudamos a las personas mayores y sin conocimientos o acceso a Internet a solicitar su cita de vacunación en la farmacia, paliando así la brecha digital. También fuimos pioneros en la realización en farmacias, y por un farmacéutico, de test de antígenos de uso profesional y en la emisión del certificado covid europeo de prueba negativa, gracias a un acuerdo histórico con la Consejería de Sanidad del Gobierno de Aragón. Un gran hito profesional, pero también un gran paso en la lucha contra el covid-19.
Han ido adquiriendo un papel esencial en la pandemia, ¿qué valores destacaría de los farmacéuticos en ese sentido?
Los farmacéuticos han estado dando lo mejor de sí desde el momento inicial de esta crisis sanitaria, de forma incansable, y con una entrega increíble. Fuera cual fuera su área de ejercicio profesional (hospital, análisis, industria, distribución, docencia, salud pública, farmacia comunitaria…) han estado disponibles en todo momento, a pesar del cansancio, la incertidumbre y el miedo que todos teníamos, especialmente en las primeras semanas. Entrega, dedicación, profesionalidad y responsabilidad creo que son los valores que mejor definen a nuestros compañeros.
¿En qué situación se encuentra el sector farmacéutico zaragozano? ¿Cómo ve la situación de las farmacias de Zaragoza con respecto a otras CCAA?
Creo que nos encontramos en un momento muy importante. Aragón abrió el camino en la realización de test de antígenos en farmacias, un gran avance hacia la farmacia asistencial, de servicios, hacia que la que se debe dirigir la farmacia actual.
Además, la pandemia ha reforzado la integración de la farmacia en atención primaria y nuestra relación con la Consejería de Sanidad, aunque, por supuesto, queda mucho por hacer. Debemos apostar por nuevos modelos de prestación de la asistencia sanitaria que incluyan equipos multiprofesionales que trabajen de forma coordinada y en red, para garantizar la continuidad de la atención y se fomente la prevención y la promoción de la salud. Tenemos una red de farmacias con profesionales altamente cualificados y repartidos por todo el territorio, dispuesta a contribuir al fortalecimiento de una Atención Primaria, núcleo esencial de nuestro Sistema Nacional de Salud.
¿Qué peso tienen las farmacias rurales en Zaragoza y qué necesidades tienen estas boticas?
Sobre todo necesitan el apoyo real de las administraciones. Agradecemos el reconocimiento de instituciones como las Cortes de Aragón que han mostrado su apoyo total a estas farmacias. Pero es el momento de pasar de los gestos y de las palabras a la acción. En Aragón, 233 farmacias están ubicadas en municipios de menos de 1.500 habitantes, de la cuales 118 están en municipios de menos de 500 habitantes. Facilitar su viabilidad económica y profesional con medidas prácticas, reales y efectivas ha de convertirse en una prioridad para todos los agentes implicados. Debemos evitar que la despoblación y la caída continua de precios de los medicamentos provoquen el cierre de farmacias.
Cambiar esta tendencia no es fácil. Es una buena noticia la actualización del Índice Corrector del Margen, que permanece sin actualizar desde hace más de 10 años, cuando el IPC en este periodo ha variado más del 14%. Es un primer paso, pero no es suficiente. Una de las propuestas que consideramos fundamentales tanto para la viabilidad de las farmacias, pero sobre todo para asentar la población y por la salud de los pacientes sería concertar servicios farmacéuticos con la Administración Sanitaria. Por ejemplo: Sistemas Personalizados de Dosificación de medicamentos en farmacias comunitarias.
También sería una medida muy oportuna la dispensación de fármacos de diagnóstico hospitalario en farmacias, evitando que la población se tenga que desplazar kilómetros hasta el hospital de referencia.
¿Qué proyectos tiene a medio plazo como presidenta del COF de Zaragoza?
La digitalización de los procesos electrónicos para mutualidades, el relanzamiento de la atención farmacéutica de una forma integrada en nuestra forma de trabajo en la farmacia comunitaria, dispensación colaborativa de MHDH (medicamentos hospitalarios dispensación hospitalaria), ampliar colaboraciones con la administración y reforzar la integración de la farmacia en atención primaria, y dar más visibilidad a la farmacia como punto de referencia sanitario, siempre al lado del paciente.
Por último, pida tres deseos para este año nuevo que acaba de comenzar
En primer lugar, que esta pandemia se acabe y podamos lograr una normalidad en la que podamos retomar sin cortapisas ni miedos nuestra vida personal, sanitaria y social.
Que la farmacia ocupe el lugar que le corresponde dentro de la atención primaria y sea reconocida como el gran agente colaborador con el sistema público que es, siempre por el bien de la sanidad y especialmente del paciente.
Me encantaría poder ver que la clase política pasa de las buenas palabras a los hechos, y la farmacia rural sea apoyada de forma indiscutible, contundente, efectiva y real para que siga siendo nuestra abanderada del modelo mediterráneo.
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