El punto de vista de los diferentes sectores implicados en la cadena del medicamento se ha puesto de manifiesto en la mesa redonda “Dificultades en el desabastecimiento: queremos soluciones” que, moderada por Josep Aiguabella, presidente del COF de Lleida y miembro del Consell de Col·legis Farmacèutics de Catalunya, ha tenido lugar en el marco de la XXVII edición de Infarma Barcelona 2015.
El acto ha contado con la participación de María Luisa Tarno, jefa del Área de Control de Medicamentos del Departamento de Inspección y Control de Medicamentos de la Agencia Española del Medicamento; Francesc Pla, vicepresidente del COF de Barcelona y miembro del Consell de Col·legis Farmacèutics de Catalunya; Emili Esteve, director del Departamento Técnico de Farmaindustria; Miguel Valdés, director general de FEDIFAR; Edurne Fernández de Gamarra, especialista en farmacia Hospitalaria del Hospital de Sant Pau de Barcelona, vocal de la Societat Catalana de Farmàcia Clínica y de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria; y Carmen Solera, farmacéutica del Consorci Sanitari de Terrassa y miembro de la Comisión del Programa de Armonización del CatSalut.
Según María Luisa Tarno, las principales causas del desabastecimiento se deben a problemas relacionados con la fabricación, distribución (nacional e internacional) y las gestiones administrativas. Ha destacado que “todos los agentes implicados: AEMPS, titulares de autorización de comercialización, fabricantes, distribuidores y oficinas de farmacia deben trabajar para resolver esta situación”.
Tarno ha establecido como las soluciones más indicadas para combatirlo: “recurrir a proveedores y fabricantes alternativos, la mejora del cumplimiento de las normas de correcta fabricación, una mayor sensibilización sobre las consecuencias para los pacientes, así como la necesidad de proporcionar información, de forma ágil, a las autoridades sanitarias. Además, éstas deben gestionar el problema a través de la coordinación, el control y la adopción de alternativas, como la comercialización excepcional y la medicación extranjera”.
A las causas apuntadas por María Luisa Tarno, Emili Esteve ha añadido “los motivos puramente económicos y comerciales, que suponen un problema para paciente y prescriptor” y ha insistido en la necesidad de “controlar y detectar cuándo un medicamento sale del canal establecido”. Además, ha recordado que “asegurar la disponibilidad es un objetivo de salud pública. La industria farmacéutica debe comprometerse a ello y evitar el desabastecimiento”.
Como propuesta de soluciones, ha afirmado que “es necesario notificar mejor, clasificar el desabastecimiento por riesgo, modificar la normativa de sistema de precios de referencia y, sobre todo, adoptar un sistema de verificación que permita ofrecer un seguimiento de lo que realmente se dispensa”.
Valdés ha resumido, asimismo, las medidas a tener en cuenta para luchar contra el desabastecimiento: el análisis conjunto de agentes para buscar fórmulas que palíen los efectos, la recogida de información a tiempo para tener margen de reacción, así como la necesidad de revisar la regulación y de optimizar controles. De hecho, se ha pedido a la AEMPS que revise la concesión e inspección de licencias de almacén mayorista.
¿Cómo afecta el desabastecimiento a hospitales, atención primaria y farmacia?
Por su parte, Carmen Solera ha expresado la “sorpresa e indignación del colectivo de farmacéuticos, médicos y enfermeras ante este tipo de prácticas ilegales” y ha indicado que, en caso de desabastecimiento, “en ocasiones, son los propios pacientes quienes dan la voz de alarma”. También ha insistido en la necesidad “de verificación de la falta de medicamentos desde las farmacias de atención primaria” y ha recordado que, actualmente, según la AEMPS, “hay 184 presentaciones con problemas de suministro”.
Como soluciones provisionales, ha destacado “las alternativas terapéuticas, la importación extranjera y la formulación magistral”, alertando de las consecuencias que “los cambios de marca, dosis y presentación pueden provocar en el manejo del tratamiento” por parte del paciente.
Solera ha recordado que “el desabastecimiento afecta a todos los ámbitos y a fármacos de todo tipo: desde antibióticos hasta psicofármacos, antihistamínicos, hormonales, antianginosos, entre muchos otros”.
Esta situación lleva a los profesionales sanitarios a adoptar alternativas terapéuticas que, como afirma Edurne Fernández, “implican cambiar protocolos y gestionar posibles riesgos relacionados con los cambios de excipientes, composición y concentración e incluso a utilizar fármacos que no tienen tanta evidencia”.
Como puntos de mejora, ha destacado “la investigación de las causas, la revisión de precios, la trazabilidad, el circuito de dispensación a pacientes, la disponibilidad de la información y la sensibilización de todos los agentes implicados”.
De la misma forma que lo ha hecho el resto de ponentes, ha insistido en la “necesidad de una notificación temprana” así como de “una evaluación terapéutica y logística y alternativas como la formulación magistral o la importación de medicamentos extranjeros”. Y ha añadido que “la cooperación entre los profesionales sanitarios, la adopción de las TIC y una buena gestión de las alertas son imprescindibles para conseguir dar solución a este problema”.
Por último, Francesc Pla ha remarcado que “el tiempo es crucial” y que las principales claves para combatir este problema son, precisamente, “la inmediatez y la transparencia”. Pla ha vuelto a “reclamar contundencia” con cualquier tipo de práctica ilícita que pueda ser causa de dificultades en el acceso a los medicamentos. Por último, ha afirmado que “también hay que llevar a cabo una mejor gestión interna de los stocks para evitar un tipo de desabastecimiento que podríamos llamar blando, de manera que no se dé falta de suministro”.
El vicepresidente del COF de Barcelona ha apuntado a “cuestiones clarísimamente económicas” como uno de los orígenes del problema. Tanto distribución como industria han coincidido en este punto. Concretamente Esteve, ha hecho referencia a la política de precios de referencia que hace que haya medicamentos “económicamente inviables”. Por su parte, Valdés ha puesto el énfasis en la necesidad de que tanto en el caso de subastas de fármacos como en el caso de los precios de referencia, los fármacos seleccionados puedan dar suficientes garantías de su capacidad de abastecer al mercado.