
La ANEV responde así a los planteamientos del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) y la Organización Médica Colegial (OMC), de los que “discrepa abiertamente”.
Según, Pedro Cátedra, presidente de ANEV, “uno de los parámetros que defienden estos colectivos es que los componentes y efectos del cigarrillo electrónico sobre la salud no están suficientemente investigados. Y no es así en absoluto”.
En este sentido, esta asociación ha citado un estudio realizado por la University of East London “que ha demostrado que el 90 % de los fumadores que han participado han encontrado una alternativa al tabaco gracias a la utilización del cigarrillo electrónico”, señala.
También se ha referido a un artículo de la revista The Lancet, “cuyos autores defienden la incomparable menor toxicidad del e-cigarrillo frente al tabaco y afirman que su regulación como producto de consumo podría ayudar a las administraciones públicas a ahorrar enormes inversiones en tratamientos específicos para dejar de fumar”.
La ANEV ha recordado también el caso de Italia, donde el vapeo es algo habitual desde hace 10 años, y “no se ha logrado relacionar ninguna muerte con el uso del cigarrillo electrónico”.
“Incluso en Francia un importante grupo de neumólogos han mostrado públicamente su apoyo al e-cig como alternativa al tabaco”, resalta esta asociación.