José Luis Nájera ha sido elegido como nuevo miembro del Comité Ejecutivo de la sección de Farmacia Comunitaria de la Federación Internacional Farmacéutica (FIP). Farmanatur charla con José Luis Nájera con motivo de su nombramiento.
“Esto te hace sentirte útil y necesario”. José Luis Nájera, vicepresidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Palencia, ha sido elegido nuevo miembro del Comité Ejecutivo de la sección de Farmacia Comunitaria de la Federación Internacional Farmacéutica (FIP), una institución no gubernamental que representa a más de cuatro millones de farmacéuticos a través de 153 organizaciones internacionales tanto en el ámbito profesional como científico- y que mantiene relaciones oficiales con la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde 1948.
Farmanatur charla con José Luis Nájera con motivo de su nombramiento.
¿Cómo se define José Luis Nájera?
Casado y con dos hijos. Soy muy familiar. Por trabajo, he pasado mucho tiempo fuera o al teléfono, por lo que, en cuanto puedo, intento pasar el máximo tiempo con ellos y disfrutar de la familia y los amigos. Soy una persona sencilla, muy curiosa, algo perfeccionista y que se ilusiona con facilidad por las cosas y, sobre todo, soy muy perseverante: si me marco un objetivo, no paro hasta conseguirlo… o al menos no paro de intentarlo.
¿Por qué elige la carrera de Farmacia?
Elegí estudiar Farmacia porque en mi familia casi era lo natural; soy la quinta generación de farmacéuticos. Que sepamos, al menos ha habido un farmacéutico desde 1856, por lo que podríamos decir que, casi, está en nuestros genes… la farmacia, y concretamente la farmacia de mi padre en Paredes de Nava (Palencia), siempre ha sido una parte más de nuestro hogar, una prolongación de nuestra casa y un lugar de reunión de toda la familia en la que pasamos muy buenos ratos.
Mi padre es un apasionado de la historia de la farmacia y aún conservamos gran parte de todo el botamen de las farmacias de mis antepasados. Desde pequeño, recuerdo quedarme maravillado en la rebotica de la farmacia observando los matraces, los albarelos y todos los utensilios que usaban antiguamente para elaborar los medicamentos. Quizás ese intenso olor a medicamento y a farmacia que salía de aquellas paredes, que a mí me encantaba, y todos esos buenos momentos vividos en mi infancia, rodeado de tratamientos, es lo que hizo que no tuviera ninguna duda a la hora de decantarme por estudiar Farmacia.
Así que me fui a Santiago. Allí conocí a mi mujer, Joana, también farmacéutica, e hice grandes amigos. Tras estudiar en Santiago me incorporé al grupo de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) del Dr. Mariano Esteban, en Madrid, en el Centro Nacional de Biotecnología, donde realicé el Doctorado. Iba a pasar un par de meses para conocer cómo se trabajaba en un laboratorio, y me quedé 11 años. Y es que ¡la Ciencia engancha! Allí tuve la suerte de coincidir con los mejores científicos del momento. Era normal cruzarte por el pasillo, compartir un café o ir a un seminario con Mariano Barbacid, Luis Enjuanes, Carlos Martinez, María Blasco, o el propio Mariano Esteban. Mi etapa en el CNB fue muy enriquecedora, tanto a nivel profesional como personal. Conseguimos
grandes resultados, trabajamos en el desarrollo de vacunas frente al SIDA, incluso llegamos a generar y ensayar en humanos la seguridad de uno de nuestros candidatos vacunales con muy buenos resultados. Allí, aprendí lo importante que es formar un equipo y la constancia en el trabajo.
Y vuelve a Palencia…
Tras mi paso por el laboratorio, decidí volver a Palencia, a la farmacia. Siempre quise trabajar en mi tierra junto a mi padre. Al principio me costó un poco adaptarme porque el ritmo de trabajo del laboratorio era muy distinto al de la farmacia, pero, enseguida, el trato con el paciente me enganchó. Y hoy puedo decir que es la parte que más me gusta. Los farmacéuticos realizamos una importante labor social y sanitaria, muy bien valorada por los propios pacientes y eso te hace sentirte útil y necesario.
¿Cómo llega a ser presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Palencia?
En mi regreso coincidí con otros compañeros jóvenes (Nacho, Teresa y Manuel). Compartíamos inquietudes e ilusión por impulsar el desarrollo de la profesión, así que decidimos entrar en la Junta del Colegio de Farmacéuticos sin saber muy bien qué es lo que realmente se hacía en la institución. Yo entré de vicepresidente y, rápidamente, entendimos el duro trabajo que es intentar convencer a la Administración, y al resto de profesionales, del valor que tiene el farmacéutico y lo importante y necesario que es la labor que se hace desde los colegios profesionales. Un año después de entrar en su Junta, Alberto Torres, que entonces era el presidente, dejó el cargo y yo tuve que ocupar su puesto. Apenas tenía experiencia pero contaba con un gran equipo y mucha ilusión, así que tiramos para adelante y me mantuve durante 11 años. Durante mis mandatos he coincidido con grandes profesionales, gente muy válida y trabajadora, que han hecho que consigamos grandes avances tanto a nivel local como autonómico. Durante estos años, tuve que compaginar la responsabilidad de estar al frente del Colegio con la docencia, ya que saqué la plaza de profesor de la Escuela de Enfermería de Palencia, y con el nacimiento de mis dos hijos: Laura que nació nada más llegar a la Presidencia, y Mateo, que llegó 5 años después, por lo que en todos estos años ha sido muy importante el apoyo profesional y personal de Joana, mi mujer y del resto mi familia que muchas veces han tenido cubrir mis ausencias en casa y en la propia farmacia.
¿Por qué decide presentarse como candidato a la FIP? ¿Cómo se pergeña el que lo avale el Consejo General de Farmacéuticos y su presidente, Jesús Aguilar?
Pues, la verdad, soy un apasionado de la farmacia. He tenido la oportunidad de vivir la profesión desde distintos ámbitos: la docencia, la investigación, la farmacia comunitaria e, incluso también, a nivel institucional y creo que hay que aprovechar la figura del farmacéutico. Si hay algo que he aprendido durante mis años al frente del Colegio y en el Consejo Autonómico es que se pueden cambiar las cosas. No es una tarea rápida ni sencilla pero poco a poco se van dando pequeños pasos que son importantes y nos hacen avanzar. Cada vez, la figura del farmacéutico se valora un poco más y hay que seguir insistiendo y convenciendo. Y, en este sentido, creo que la pandemia del Covid sirvió para ponernos aún más en valor.
Siempre que la Administración ha contado con nosotros, hemos cumplido y además con buenos resultados, por lo que hay que seguir dando visibilidad a esa labor e intentando convencer, y hacerlo desde una institución tan importante como es la FIP. Es un reto y a la vez una gran oportunidad.
Que mi candidatura estuviese avalada por el Consejo General y concretamente por Jesús Aguilar es un auténtico honor. Es un reconocimiento no sólo a nivel personal sino que también es un reconocimiento a todo trabajo desarrollado durante estos últimos años, y un reconocimiento a todos los compañeros que, junto conmigo, lo hicieron posible. Tuve la suerte de coincidir con Jesús y todo su equipo, también con Raquel Martínez, primero en el Consejo Autonómico (Concyl), y luego en el General (Congral), por lo que conocen de primera mano mi forma de trabajar, mi compromiso y mi visión de la profesión. Qué ellos hayan depositado en mí su confianza es un orgullo. Además, tengo que decir, que desde que se hizo público mi nombramiento me he sentido fuertemente respaldado y apoyado por un montón de compañeros de la profesión, por lo que espero estar a la altura del nombramiento.
Concretamente, ¿qué significa para usted este nombramiento?
Ser miembro del Comité Ejecutivo de la Sección de Farmacia Comunitaria de la FIP, sin duda, es un gran honor y un tremendo orgullo, ya que es un reconocimiento a tu vocación por la farmacia, a tu compromiso por la profesión y al trabajo realizado durante tantos años en las distintas instituciones, pero, a la vez, es una gran responsabilidad, ya que es una oportunidad para conocer qué es lo que se está desarrollando en otros países, conocer y compartir ideas con otros compañeros y poder transmitir de primera mano lo que estamos haciendo en España. Creo que puedo aportar mi visión, conocimiento y experiencia de lo realizado durante todos estos años.
¿Y para España? FIP es la institución que representa a más de 4 millones de farmacéuticos a través de 153 organizaciones…
Que España tenga un representante me parece muy importante. De hecho, ya había un español en el Comité Ejecutivo, Jaime Acosta, que ha hecho un fantástico trabajo y así se lo reconocen todos los compañeros… Nuestra presencia en el Comité permitirá seguir poniendo en valor el admirado modelo mediterráneo de farmacia.
¿Cuáles son sus objetivos ante la FIP? ¿En cuánto tiempo?
Los objetivos que nos marcamos ante la FIP es poner en valor la actividad del farmacéutico comunitario: que su presencia y la atención farmacéutica esté garantizada en todos los países del mundo. Queremos también analizar qué es lo que se está haciendo en los diferentes países del mundo y ver si esas experiencias se pueden extrapolar a otros territorios. En definitiva, luchar por dar visibilidad y potenciar la figura del farmacéutico comunitario. En ello trabajaremos al menos durante los próximos tres años.