Todas las revistas en la HEMEROTECA »

La revista del canal farmacia

Complementos alimenticios aptos para situaciones especiales

La demanda de los complementos alimenticios en la farmacia cada vez es mayor sobre todo, y principalmente, por el estilo de vida y el estrés asociado a él. “A los pacientes les gusta cuidarse más y han comprendido que los complementos en situaciones determinadas y por un tiempo recomendado les pueden ayudar”

Por Elva Orta Hoyos. Farmacéutica y Nutricionista. Vocal alimentación Colegio Oficial Farmacéuticos de Zaragoza.

Los complementos alimenticios o nutricionales son productos alimentarios consistentes en fuentes concentradas de nutrientes que se toman por vía oral y su finalidad es la de suplementar nuestra alimentación habitual.

Habrá casos en que por diferentes motivos no se lleve una dieta equilibrada y pueda existir algún tipo de déficit y otros que, aún llevando una dieta sana y completa, exista una situación especial (por ejemplo, embarazo, lactancia, deporte de competición, trabajos con mucho desgaste físico, ancianos, entre otros) y pueda no ser suficiente la dieta y sea necesario una suplementación.

En cualquier caso, como su nombre indica son complementos y nunca deben sustituir una dieta equilibrada.

Todos complementos alimenticios existentes en el canal farmacia tienen que estar en la base de datos de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (a partir de ahora AESAN). El farmacéutico supervisa su dispensación y recomienda su uso en función de las necesidades del paciente. Estos son regulados por ley (Real Decreto 1487/2009, de 26 de septiembre, relativo a los complementos alimenticios, y su posterior modificación, Real Decreto 130/2018) y están debidamente etiquetados según la normativa vigente. Además, se debe hacer especial hincapié en que se tomen según las dosis diarias recomendadas en el etiquetado del producto. Esta indicación no hay que tomarla a la ligera, ya que hay productos que aunque hubiera una sobredosis son hidrosolubles y fáciles de eliminar por orina (por ejemplo, las vitaminas del grupo B); pero hay otros productos, por ejemplo, los que contienen la vitamina D, que son liposolubles y se acumulan en el organismo, produciendo niveles anormalmente altos de calcio en sangre, lo que deriva a largo plazo en daño serio en los riñones, los tejidos blandos y los huesos.

La demanda de los complementos alimenticios en la farmacia cada vez es mayor, sobre todo y principalmente por el estilo de vida y el estrés asociado a él, pero también porque creo que a los pacientes les gusta cuidarse más y han comprendido que los complementos en situaciones determinadas y por un tiempo recomendado les pueden ayudar.

Hay diferentes tipos de complementos alimenticios, según los componentes que contengan y los objetivos que se buscan con su consumo:

  1. Suplementos vitamínicos: posiblemente los más conocidos y demandados. La oferta es tan amplia que van desde los más básicos (con todo tipo de vitaminas y minerales), pasando por los que añaden algún tipo de estimulante para estar más activo tanto física como mentalmente (muy demandados por deportistas, gente joven y opositores (ginseng, Coenzima Q10, taurina, cafeína, rhodiola, entre otros muchos), los que buscan estimular la memoria y la concentración (Ginkgo biloba, eleuterococo, fosfatedilserina) y para niños.
  2. Suplementos para conciliar el sueño: la demanda de estos productos es altísima. El estilo de vida, el estrés y el alto uso de pantallas no ayudan en absoluto a conciliar fácilmente el sueño y a no tener despertares nocturnos. La cena, en composición (verduras y frutas, proteína de alta calidad y grasas saludables) y en horario (mínimo dos horas antes de acostarnos para que nos haya hecho la digestión), es crucial para que nos ayude a conciliar el sueño. Por ello, recomendamos dependiendo el paciente productos con valeriana, amapola de California, Pasiflora, melatonina, triptófano, vitaminas del grupo B, GABA, entre otros).
  3. Suplementos para ayudar a la pérdida de peso, quema de grasa, retención de líquidos o no absorción de hidratos de carbono: especialmente demandados en año nuevo y antes de verano. En estos, como en todos los casos, es esencial el consejo farmacéutico. Y es que la toma de este tipo de productos es ineficaz si no va acompañada de una buena alimentación y la práctica habitual de ejercicio físico. Los componentes más habituales son la L-carnitina, garcinia, guaraná, té verde, alcachofa, inulina, cola de caballo, etc.
  4. Suplementos para mejorar el aspecto de la piel: llevan años en alza. Y es que cada vez nos preocupa más nuestra apariencia y cómo luce nuestro órgano más extenso. Dentro de estos suplementos nos encontramos los que forman parte y/o mejoran los componentes que dan estructura a nuestra piel (por ejemplo, el colágeno y el ácido hialurónico), los que tratan el estrés oxidativo de nuestras células (por ejemplo, el resveratrol, los betacarotenos o la coenzima Q10) y los que tratan el estrés y mejoran secundariamente el estado de nuestra piel (por ejemplo, la rhodiola).
  5. Suplementos para la mujer: la oferta es muy amplia, desde los complementos para aliviar síntomas de la menopausia (isoflavonas de soja), vigorizantes (maca), fertilidad, caída pelo y uñas, vitaminas con alto contenido en calcio, hierro y magnesio o en hierro, yodo y ácido fólico (dependiendo las diferentes etapas y estados fisiológicos de la mujer).
  6. Suplementos para mejorar la digestión: la demanda es muy alta en todas épocas del año, ya sea por excesos en comidas puntuales, por comidas altas en grasas, por el mismo estrés. Suelen contener hinojo, cúrcuma, enzimas digestivos, probióticos, entre otros.
  7. También hay suplementos para las articulaciones, para reforzar el sistema inmunitario (fueron un boom durante la Covid-19), específicos para ancianos y otros.

Nuestro papel de farmacéuticos como profesionales sanitarios es crucial a la hora de transmitir información veraz basada siempre en estudios científicos sólidos, desmentir viejas creencias, mitos o prácticas poco saludables y ayudar a mantener o conseguir un mejor estado de salud y vida a nuestros pacientes.

Por ello, los mensajes que tenemos que transmitir a nuestros pacientes sobre complementos alimenticios son entre otros:

  1. En general, toda aquella persona que su alimentación sea sana, variada y equilibrada estará aportando a su cuerpo las cantidades necesarias de nutrientes para su normal funcionamiento. En estos casos, no será necesario suplementar, ya que estaremos aportando todas las vitaminas, minerales y/u otros nutrientes que nuestro cuerpo necesita.
  2. Ningún complemento alimenticio en sí mismo cumple la función de prevenir, tratar o curar ningún tipo de enfermedad o dolencia. No presentan ningún tipo de propiedad o resultados milagrosos. Podemos comprobar las declaraciones nutricionales que tiene un complemento alimenticio concreto en el buscador web desarrollado por la AESAN.
  3. Hay que tener especial cuidado con la palabra “natural” que está tan de moda, sobre todo si pensamos que natural es lo mismo que seguro. Nada más lejos de la realidad.
  4. Comprar en otros canales fuera de la farmacia puede que no siempre sea seguro. Hay que tener especial cuidado con comprar este tipo de complementos en internet; hacerlo siempre en webs oficiales. Se corre el peligro de que no te pueden garantizar que los complementos alimenticios que
    compres por otros canales cumplan la normativa vigente y ten por seguro que, aunque puedan tener suculentas ofertas, nunca te podrán ofrecer una dispensación personalizada ni adaptada a tus necesidades. Ellos no tienen un especialista detrás que conozca tus patologías y la medicación que tomas (por posibles interacciones: aumentando en algunos casos la toxicidad o disminuyendo en otros la eficacia).
  5. Al igual que con los medicamentos, no podemos tomar un complemento alimenticio concreto porque nos lo ha recomendado la vecina y a ella le haya ido muy bien. Las intenciones seguro que son las mejores, pero esto no nos asegura que a nosotros nos vaya a funcionar e incluso nos pueda sentar mal. Hay que tener en cuenta varios factores para poder tomar un complemento alimenticio de forma segura: primero que sea necesario en nuestro caso, queno seamos alérgicos o intolerantes a algunos de los ingredientes, que tomamos la cantidad recomendada en prospecto, si es compatible con la enfermedad que tengo o los medicamentos que tomo (no haya interacciones), si es compatible con el estado fisiológico de ese momento (embarazo, lactancia).
  6. Lo más importante de nuestro trabajo como profesionales sanitarios es el seguimiento del paciente. Iremos de la mano con él para verificar primero que le sienta bien y no aparece ningún tipo de reacción o interacción con otros medicamentos y/o suplementos. También para ver que cumple la pauta y sobre todo para recalcar que son “tratamientos agudos” y no se toman por tiempo
    indefinido. Tenemos que hacer entender al paciente que, en la gran mayoría de los casos, el éxito de la finalidad buscada está en las pautas alimentarias que lo acompañan y en el estilo de vida saludable. No podemos pretender conseguir los objetivos esperados si nuestra alimentación es desordenada y nuestro estilo de vida sedentario.
  1. Tenemos que explicar a nuestros pacientes que informen a su médico de cabecera de los suplementos alimenticios que toman, sobre todo si le van a cambiar su tratamiento farmacológico o cambia su estado de salud.